Las inteligencia estadounidense cree que agentes del gobierno ucraniano autorizaron el ataque con coche bomba cerca de Moscú en agosto que mató a Daria Dugina, hija del reconocido filósofo ruso Aleksandr Dugin, hombre muy cercano al presidente Vladimir Putin.
Agentes de inteligencia estadounidenses consultados por The New York Times aclararon que Estados Unidos no participó del ataque ni proporcionó información o asistencia. Además, según dijeron, no sabían que la operación se iba a ejecutar y le hicieron saber a los funcionarios ucranianos que no estaban de acuerdo con la operación.
Cuando ocurrió el atentado, Ucrania negó cualquier tipo de participación en la operación. Sin embargo, desde el inicio del conflicto, Kiev ha demostrado destreza para llegar a Rusia, infiltrarse y realizar operaciones de sabotaje.
Estados Unidos teme que este tipo de ataques genere algún tipo de represalia por parte de Moscú, que podría realizar operaciones similares contra altos funcionarios ucranianos. Además, creen que el objetivo del ataque no era Dugina sino su padre, el poderoso e influyente Aleksandr Dugin, quien insta a Moscú a intensificar su guerra contra Ucrania y ha sido uno de los principales defensores de una Rusia imperialista y agresiva, informó The New York Times.
Los funcionario estadounidense no dieron detalles sobre qué unidad del gobierno ucraniano ejecutó el ataque o cómo se llevó adelante este. Washington constantemente presiona a Kiev para que comparta sus planes en la guerra. Sin embargo, la inteligencia de EEUU reconoció que a menudo conocen más los planes de guerra de los rusos que los de los ucranianos.
Además, Washington tampoco conoce a profundidad las dinámicas de las internas de poder en Ucrania, que incluyen a miembros del ejército, y de los servicios de seguridad e inteligencia. Por esta razón, creen que miembros del gobierno ucranianos no conocían de los planes del atentado.
No obstante, el gobierno ucraniano ha reconocido de manera discreta su participación su participación en el asesinato de funcionarios rusos en Ucrania y en el saboteo de fábricas y depósitos de armas rusos.
A finales de agosto, el presidente ruso Vladimir Putin denunció como un “crimen despreciable” el asesinato de de Dugina.
“Un crimen despreciable, cruel, puso fin prematuro a la vida de Daria Duguina, una persona brillante y talentosa dotada de un corazón verdaderamente ruso”, declaró Putin.
El mandatario añadió que la periodista y analista política “demostró con sus actos lo que significa ser un patriota de Rusia”.
Quién era Daria Dugina
Darya Platonova Dugina tenía 30 años, era filósofa graduada de la Universidad Estatal de Moscú especializada en neoplatonismo y se dedicaba al periodismo como una hábil comentarista política.
Apasionada de las ideas de Platón y de los pensadores neoplatónicos, Dugina afirmaba que eran autores que pueden aportar pistas sobre los acontecimientos actuales. También reivindicaba los escritos del teórico marxista Antonio Gramsci y sus ideas sobre la “hegemonía”. En una entrevista afirmó que “la batalla principal hoy no es tanto militar como cultural”. Además, destacaba la herencia de Jean Baudrillard y Martin Heidegger.
El pasado 4 de junio fue incluida en la lista de los sancionados por el Reino Unido en el marco de la respuesta de Occidente a la invasión rusa a Ucrania. Había sido sancionada por “brindar apoyo o promover políticas para desestabilizar Ucrania”.
“El hecho de que estemos sometidos a sanciones es también un símbolo de que los Dugin estamos en el camino de la verdad en la lucha contra el globalismo. Por lo tanto, diría que es un honor haber nacido en una familia así”, declaró el pasado 25 de mayo en un reportaje del portal Breizh-info donde también consideró que varios países de América Latina “no han adoptado una postura globalista”.
Y argumentó: “El líder venezolano Nicolás Maduro declaró que su país se adhiere ‘firmemente’ a la posición de Rusia. En Cuba, durante una manifestación del Primero de Mayo, se vio a personas portando banderas rusas y símbolos Z, informó la cadena alemana ZDF. Argentina acusó a Occidente de tener un doble rasero. La vicepresidenta del país, Cristina Kirchner, dijo que el país estaba en conflicto con Londres por las Islas Malvinas. En Brasil, el candidato presidencial Lula da Silva dijo a su vez que el líder ucraniano Volodimir Zelensky es el responsable de lo que ocurre en su país”.
En aquel reportaje, además, Dugina declaró que trabajaba como “observadora política del Movimiento Eurasianista Internacional” y experta en relaciones internacionales. “Mi campo de actividad es el análisis de la política y la geopolítica europeas. Como tal, aparezco en canales de televisión rusos, pakistaníes, turcos, chinos e indios presentando una visión mundial multipolar de los procesos políticos”, dijo.
Quién es su padre, Aleksandr Dugin
Dugin, a menudo llamado “el Rasputín de Putin” o “el cerebro de Putin” por la prensa internacional, es el autor de facto de la estrategia ucraniana de Putin. Aunque no tiene ningún cargo oficial en el gobierno -es más bien un académico a tiempo y antiguo editor jefe de Tsargrad TV, una cadena conocida por su ferviente apoyo tanto a Putin como a la Iglesia Ortodoxa Rusa- y ha sido perpetuamente cauteloso sobre los detalles de su relación con Putin, su lenguaje y retórica han sido adoptados por el Kremlin desde hace tiempo.
Como un pequeño ejemplo, sus usos en 2013 y 2014 del término “Novorossiya” (Nueva Rusia) para los territorios del este de Ucrania que Rusia deseaba reclamar se reflejaron poco después en el lenguaje propagandístico de Putin apoyando la ocupación de Crimea.
Nacido en 1962 en el seno de una familia soviética de alto rango (el padre de Dugin era oficial de inteligencia militar), Dugin alcanzó la fama nacional en la década de 1990 como escritor del periódico de extrema derecha Den. Un manifiesto publicado en 1991 en Den, “La gran guerra de los continentes”, exponía su visión de Rusia como una “Roma eterna” enfrentada a un Occidente individualista y materialista: la “Cartago eterna”.
A principios de la década de 1990, Dugin cofundó el Partido Nacional Bolchevique con el controvertido novelista de pornografía punk Eduard Limonov, mezclando la retórica y la imaginería fascista y comunista-nostálgica; la transgresión vanguardista e irónica (y no tan irónica); y una auténtica política reaccionaria.
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