Crece la ayuda de China a Rusia: la red de gasoductos con la que Moscú sueña con financiar la invasión a Ucrania

El Kremlin subió los suministros a Beijing un 60 % y proyecta la contrucción de nuevos tubos para abastecer el régimen de Xi Jinping. Sin embargo, el giro hacia el Este será un esfuerzo potencialmente costoso y lento

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Un empleado revisa una válvula de gas en la estación compresora Atamanskaya, parte del gasoducto Power of Siberia de Gazprom, que lleva el gas de Rusia a China (REUTERS/Maxim Shemetov)
Un empleado revisa una válvula de gas en la estación compresora Atamanskaya, parte del gasoducto Power of Siberia de Gazprom, que lleva el gas de Rusia a China (REUTERS/Maxim Shemetov)

Golpeada por duras sanciones occidentales, Rusia apuesta por la fuerte demanda del gas y del petróleo de China para darle salida a sus reservas, reemplazar a Europa como principal comprador y financiar su cada vez más complicada invasión a Ucrania.

“Si Europa cree que no necesita el asequible gas ruso, entonces hay otros países dispuestos a cooperar”, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin, hablando en el Foro Económico Oriental hace un mes.

El giro hacia Beijing de Rusia busca ser beneficioso para ambos países: Rusia podría reemplazar a Europa como principal comprador de gas, mientras China, el segundo consumidor de petróleo del mundo y el tercer consumidor de gas, obtendría combustible a bajo precio para abastecer sus crecientes necesidades energéticas.

La estrategia tuvo efectos visibles ya en los primeros meses de 2022: entre enero y junio, la cantidad de combustible canalizado a China aumentó en un 63,4 por ciento.

Al pronfundizar los vínculos económicos con Beijing, el Kremlin busca además conseguir un objetivo clave en el plano político: el apoyo de Xi Jinping, quien, no por casualidad, hasta el momento se negó a condenar la invasión a Ucrania.

Putin y Xi profundizan los lazos económicos y políticos entre sus países ((Sputnik/Sergey Bobylev/Pool vía REUTERS)
Putin y Xi profundizan los lazos económicos y políticos entre sus países ((Sputnik/Sergey Bobylev/Pool vía REUTERS)

RED DE GASODUCTOS

Para lograr sus objetivos, Rusia y China apuestan a una ambiciosa red de gasoductos.

Rusia ya cuenta con un gasoducto que la conecta con China llamado “Power of Siberia” (Poder de Siberia). El tubo, contruido por Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC), conecta por más de 2.000 km yacimientos de Siberia oriental con la frontera china y permite el paso de 38.000 millones de metros cúbicos de gas al año. Para tener una comparación, el “Nord Stream”, que conecta Rusia con Europa y la semana pasada sufrió un acto de sabotaje que lo dañó gravemente, tenía una capacidad de 50.000 millones de metros cúbicos por año.

El tramo chino, que en un futuro debería facilitar el suministro de gas hasta Shanghái, se divide en tres partes. Una de ellas todavía está por construir. El conjunto estará completamente operativo en 2025.

Además los países contemplan la construcción de un segundo gasoducto, “Power of Siberia 2″, también conocido como proyecto “Altaj”, que conectará Rusia con China a través de Mongolia. El proyecto del oleoducto podría tener una capacidad de exportación de 50.000 millones de metros cúbicos al año, o 1,3 veces superior a la de Power of Siberia 1. Las obras comenzarán en 2024 y se espera que finalicen en 2030.

Las rutas de los gasoductos Power of Siberia 1 y 2 (Agencia Internacional de la Energía)
Las rutas de los gasoductos Power of Siberia 1 y 2 (Agencia Internacional de la Energía)

China también ayudará a su aliado liquidando sus contratos de suministro de gas en rublos y yuanes, en lugar de en dólares. El gas provendrá de los campos de Yamal que actualmente alimentan los gasoductos que transportan el gas hacia el oeste y hacia Europa.

PROYECTOS EN CIERNES

El gasoducto ruso-chino se acompaña de un enorme contrato de abastecimiento de gas de 400.000 millones de dólares en 30 años, firmado por Gazprom y la Corporación Nacional de Petróleos de China (CNPC) en mayo de 2014, tras una década de negociaciones.

Casualidad o no, unos meses antes Moscú había invadido la península ucraniana de Crimea.

Esa decisión del presidente ruso, Vladimir Putin, provocó una lluvia de sanciones occidentales e hizo que se enfriaran las relaciones entre Rusia y los europeos.

Justo antes de que Rusia invadiera Ucrania, Putin firmó un nuevo contrato para aumentar los suministros en 10.000 millones de metros cúbicos al año a lo largo de 25 años, lo que se suma a los 38.000 millones de metros cúbicos anuales que Gazprom enviará al gigante asiático a través del “Poder de Siberia” durante tres décadas.

DEPENDENCIA DE EUROPA

Aún así, para Rusia será complejo abandonar completamente a Europa, ya que el gas ruso solo representa el 5% del consumo chino.

Antes de que se pusiera en marcha el “Poder de Siberia”, casi toda la infraestructura de gasoductos de Rusia estaba orientada al envío de suministros hacia Europa, lo que hace que un giro hacia el Este sea un esfuerzo potencialmente costoso y lento para Moscú.

El gasoducto Nord Stream suministraba a Europa 50.000 millones de metros cúbicos por año. Para Rusia será complejo abandonar completamente el Viejo Contiente, ya que el gas ruso solo representa el 5% del consumo chino. (REUTERS/Hannibal Hanschke/archivo)
El gasoducto Nord Stream suministraba a Europa 50.000 millones de metros cúbicos por año. Para Rusia será complejo abandonar completamente el Viejo Contiente, ya que el gas ruso solo representa el 5% del consumo chino. (REUTERS/Hannibal Hanschke/archivo)

Por eso, aunque los volúmenes del gas que consume China no cesan de aumentar, siguen siendo muy inferiores a las importaciones europeas, principal destino del gas ruso.

El año pasado, la Unión Europea (UE) importó 155.000 millones de m3 de gas ruso, según la AIE, es decir, unas 10 veces más que China.

DIVERSIFICACIÓN

Rusia también deberá lidiar con el pragmatismo de China, que en los últimos años ha tratado de diversificar sus fuentes de abastecimiento y dificilmente buscará depender excesivamente de Moscú.

Su mayor proveedor de gas es, de lejos, Turkmenistán, por delante de Kazajistán, Uzbekistán y Birmania.

Pese a las tensiones con Canberra, Australia es el país que más gas natural licuado le vende a China (un 39% de al parte del mercado), por delante de Estados Unidos (11%), Catar, Malasia e Indonesia, según datos oficiales.

El año pasado, China también se acercó a Estados Unidos, a pesar de las agitadas relaciones que mantienen, en un contexto de perturbaciones en las cadenas de suministro mundiales.

El gigante chino del petróleo Sinopec firmó a finales de 2021 un acuerdo a 20 años con el estadounidense Venture Global para abastecerse de GNL.

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