Anne Applebaum: “En el mundo de Putin no importa la legitimidad, solo la brutalidad”

La analista sostuvo que tras la anexión de las provincias ucranianas, el Kremlin “tratará de asustar a Ucrania y a Occidente calificando la autodefensa ucraniana como una amenaza existencial para Rusia que requiere una respuesta extraordinaria, tal vez incluso una respuesta nuclear”

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Vladimir Putin en un concierto para celebrar la anexión de los territorios ucranianos (Reuters)
Vladimir Putin en un concierto para celebrar la anexión de los territorios ucranianos (Reuters)

Rusia se anexionó hoy cuatro territorios ucranianos ocupados en la campaña militar en el país vecino en lo que el presidente ruso, Vladimir Putin, denominó una “misión libertadora”, que le obliga a defender el país ampliado ilegalmente “con todas las fuerzas y medios”, incluido con armas nucleares.

Tras esta decisión de Putin, criticada por la comunidad internacional por su ilegalidad, la analista Anne Applebaum aseguró que “con esta declaración, el presidente ruso también está declarando la guerra. Pero no se trata simplemente de una guerra contra Ucrania”.

En un artículo publicado en The Atlantic, Applebaum consideró que “la guerra de Putin -la guerra de Rusia- es también una guerra contra una idea particular del orden mundial y del derecho internacional, una idea defendida no sólo por los europeos y los norteamericanos, sino por la mayor parte del resto del mundo, incluso por las propias Naciones Unidas”.

Una pantalla transmite un discurso de Putin en la Plaza Roja (Reuters)
Una pantalla transmite un discurso de Putin en la Plaza Roja (Reuters)

“Uno de los principios fundamentales de este orden mundial es que los países más grandes no deben poder apoderarse de partes de países más pequeños, que la matanza masiva de poblaciones enteras es inaceptable, que las fronteras tienen importancia internacional y no pueden cambiarse mediante la violencia o el capricho de un dictador. Putin ya desafió esta idea en 2014, cuando se anexionó Crimea. En aquel momento también celebró un falso referéndum, pero convenció a muchos foráneos de que tenía cierta validez. Aunque le siguieron algunas sanciones, el mundo le dio en gran medida un pase. El comercio y la diplomacia con Rusia continuaron”, detalló la historiadora.

La ganadora del Premio Pulitzer por sus investigaciones sobre los gulags soviéticos además resaltó que “esta vez, Putin ya no puede ni siquiera fingir que las farsas de votaciones que ha montado en Donetsk, Luhansk, Zaporizhzhia y Kherson tienen alguna validez, y nadie, en ninguna parte, cree que la tengan”.

La celebración del Kremlin por la anexión de los territorios ucranianos (Reuters)
La celebración del Kremlin por la anexión de los territorios ucranianos (Reuters)

“Las acciones de Rusia en estas circunstancias demuestran el desprecio no sólo de los abogados internacionales de las capitales europeas, sino también de los políticos chinos a los que les gusta hablar de soberanía y de los diplomáticos africanos que han acordado que las fronteras importan, incluso cuando son arbitrarias. En la realidad invertida que ha creado Putin, ahora afirmará que los ucranianos, al defender su propia tierra y su propio pueblo, están atacando de alguna manera a Rusia. Incluso subirá la apuesta, tratará de asustar a Ucrania y a Occidente calificando la autodefensa ucraniana como una amenaza existencial para Rusia que requiere una respuesta extraordinaria, tal vez incluso una respuesta nuclear, haciéndose eco de una amenaza que ha hecho repetidamente desde que comenzó su invasión”, amplió Applebaum.

En ese sentido, la periodista escribió: “Esta anexión es también, más concretamente, una declaración de guerra contra el mundo democrático, una declaración de desprecio a la propia democracia”.

Putin lleva décadas tratando la democracia como una herramienta, utilizando partidos falsos, creando falsos oponentes y amañando las elecciones. Durante mucho tiempo, él y sus asesores promovieron una forma de ‘democracia gestionada’, un sistema que permitía cierto espacio para la opinión pública, al tiempo que garantizaba que él siempre permaneciera en el poder. Con el anuncio de hoy, ya no finge ni juega. Esta farsa deliberada se burla de la idea misma de los referendos, de las votaciones, de la opinión popular. Nada de este acto tiene legitimidad, y eso es también parte de la cuestión. En su mundo, no existe la legitimidad. Sólo importa la brutalidad”, sostuvo Applebaum.

El presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó el viernes la anexión de cuatro regiones de Ucrania controladas por su ejército en el Kremlin e instó a Ucrania a deponer las armas y a negociar para poner fin a siete meses de conflicto (AFP)
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó el viernes la anexión de cuatro regiones de Ucrania controladas por su ejército en el Kremlin e instó a Ucrania a deponer las armas y a negociar para poner fin a siete meses de conflicto (AFP)

Por otro lado, la analista destacó que “esta anexión marca la culminación de una guerra de dos décadas contra cualquier ruso cuya visión de su país difiera de la suya. La invasión provocó deliberadamente un nuevo éxodo. Los propagandistas de Putin han celebrado la salida de los rusos anti guerra como una forma de limpieza”.

En tanto, Applebaum se refirió también a lo que sucede en Rusia después del 24 de febrero: “Desde que comenzó la guerra, la represión en el país también se ha acelerado, porque la guerra proporciona el contexto en el que la disidencia puede ser retratada como traición, y porque cualquier crítica a la guerra es un crimen”.

“La anexión de hoy, junto con la movilización que se ha puesto en marcha para defender estos territorios ocupados, también ha sido diseñada para aumentar ese miedo. La batalla contra los pensadores independientes se está expandiendo ahora más allá de los oponentes de Putin y está alcanzando incluso a los rusos que se sentían demasiado distantes, demasiado apáticos o demasiado asustados para protestar en el pasado. Si, en su día, la amenaza del gulag se utilizó para mantener a todos los ciudadanos soviéticos en un estado de miedo permanente, la amenaza de la guerra en Ucrania se está utilizando ahora exactamente del mismo modo contra los súbditos de Putin. El régimen está tratando a los ciudadanos de a pie exactamente como si fueran prisioneros prescindibles, lanzando a hombres sin formación y mal equipados al campo de batalla, donde se rumorea que algunos ya han muerto. Los nuevos reclutas están siendo conducidos a campos vacíos sin refugio ni comida, al igual que en su día se abandonó a los nuevos prisioneros en los años 30 para construir sus propios campos de trabajo. Putin, como Stalin, cree que su siniestra y desequilibrada idea de la gloria colectiva importa más que la prosperidad, el bienestar, la felicidad e incluso la existencia física de los rusos de a pie”, resaltó la historiadora.

Sin embargo, concluyó: “Pero nada es eterno. No sabemos cómo ni cuándo terminará. Tampoco sabemos qué tipo de régimen seguirá. Pero no hay nada predestinado en el putinismo ni en su forma de autocracia cleptocrática. No hay nada “para siempre” en la anexión de territorios que ni siquiera están bajo el pleno control de Rusia, y ninguna de las personas que han asistido hoy a la ceremonia de anexión vivirá para siempre tampoco. La falsa anexión de tierras ucranianas por parte de Rusia terminará, independientemente de las falsas palabras que se pronuncien esta semana”.

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