Una advertencia o un presagio. Un gran evento de la Fundación del Canciller Federal Helmut Kohl tuvo lugar en Berlín para conmemorar la elección de Helmut Kohl como canciller Federal hace 40 años. La ceremonia de apertura, sin embargo, no destacó por los balances de los trabajos científicos impulsados por tan noble institución sino por la presencia de Angela Merkel.
La sala de la Catedral francesa en Berlín, una iglesia histórica que existe desde 1672, estuvo colmada de asistentes que aguardaban la alocución de la ex canciller. Además de la presentación como su predecesora, en un marco político local e internacional tan complejo, Merkel sorprendió al referirse sobre la guerra en Ucrania. Casi fuera del libreto esperado, el asombro fue aún mayor cuando mencionó a Vladimir Putin, con quien mantuvo decenas de encuentros durante sus 16 años al frente de la cima del poder alemán.
Como refleja del diario Süddeutsche Zeitung, la velocidad de los invitados por ocupar los espacios adelantaba que había detrás algo más para justificar tal prisa. La palabras de la ex canciller eran esperadas, pero nadie imaginaba estuvieran fuera de los cuidados de una ex mandataria sobre cuestiones políticas coyunturales.
Contrariando esta máxima, Merkel advirtió que las palabras del presidente ruso deben tomarse en serio. En el punto más sorprendente de su presentación habló sobre su relación con Vladimir Putin.
Refiriéndose explícitamente a las recientes amenazas nucleares del jefe del Kremlin, la ex canciller dijo: “Tomar las palabras en serio, no descartarlas desde el principio, son sólo un farol, pero tratarlas con seriedad no es de ninguna manera una señal de debilidad o apaciguamiento, sino una señal de sabiduría política”.
Merkel eludió las críticas por su papel para que Alemania padezca la actual crisis energéticas, según le cuestionan, producto de su política que genera alta dependencia del gas ruso. No obstante, dejó el guión para referirse a la invasión en Ucrania. Aprovechando los planteos sobre como actuaría el canciller Kohl en estos tiempos, Merkel ensayó: “Haría todo lo que estuviera a su alcance para proteger y restaurar la soberanía e integridad de Ucrania”.
Al mismo tiempo, marcó algunos trazos para cualquier desenlace posible del conflicto. La ex líder del CDU alemán sostuvo que Kohl - algunos interpretan que ella misma - nunca perdería de vista el “día después” cuando se trata de temas de esta magnitud.
Helmut Kohl, siguió Merkel, “siempre pensaría en lo que actualmente es tan impensable, casi inimaginable, es decir, cómo se pueden desarrollar de nuevo algo así como las relaciones con Rusia”.
La figura de Helmut Kohl es controvertida. Le reconocen su aporte para la unidad alemana, integración europea, por un lado, pero también lo critican por presuntos hechos de corrupción: donaciones de partidos o fondos para sobornos.
En este contexto, las palabras de Merkel fueron escuchadas con atención. Quizás también como advertencia ante las vacilaciones del actual canciller, Olaf Scholz.
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