Presupuestos de protección, presupuestos de gastos. Enfrentar la crisis económica en los países europeos significa la asignación de recursos extraordinarios. El riesgo es que la factura exorbitante se vuelva impaga, provocando que el fantasma de una crisis de deuda comience a sobrevolar.
Las advertencias son muchas. Una de las últimas la hizo la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), al sostener que “el mundo pagará el precio de la guerra”, incluso en 2023. La invasión rusa en Ucrania seguirá asfixiando a las economías, pero especialmente con efectos más duraderos de lo esperado en Europa, que estará pagando el mayor precio.
Los estados miembros de la Unión Europea (UE) han desembolsado, durante un año, cerca de 450 mil millones de euros para luchar contra las consecuencias de la guerra de Vladimir Putin. Son ayudas directas para no descarrilar. Esta ingeniería financiera esta aumentando considerablemente el endeudamiento pública. Esto ha llevado a un pasivo del 153% del PBI en Italia, del 127% en Portugal, 189% en Grecia, 114% en Francia y 118% en España.
El presidente francés, Emmanuel Macron acaba de presentar su presupuesto. Excluyendo emergencias, el plan de recuperación, Francia 2030, tiene 47.000 millones de euro de gastos adicionales. Para muchos analistas una carta de navegación financiera “completamente irresponsable” en la situación actual. Significa tomar fondos de cobertura, en un contexto, donde desde hace quince días, por ejemplo, se ataca la deuda soberana italiana.
Los mercados comienzan a observar si los presupuestos protegen de la emergencia o agravan la misma. Dejar a las economías vulnerables, expuestas, hará que en un futuro próximo, las advertencias de los mercados no solo sean contra Italia. Francia podría entrar en zona de riesgo.
El tipo de interés de los préstamos a 10 años de Francia está en su nivel más alto desde junio de 2012. La rentabilidad de la deuda francesa a diez años alcanzó el 2,71% hace horas, nivel no visto desde el 29 de junio de 2012 (2,72%). Para algunos, la victoria de la extrema derecha en las elecciones legislativas italianas, trae más incertidumbre sobre las perspectivas de la zona euro, lo que explica estos movimientos. Esta dato también se produce el día en que el gobierno francés presenta un proyecto de presupuesto para 2023 con restricciones de deuda.
El ministerio de economía, en el quartier parisino de Bercy, solicitará a los mercados financieros con una escala sin precedentes. Un récord histórico. El titular de finanzas galo, Bruno Le Maire, prevé captar 270.000 millones de euros a medio y largo plazo en los mercados en 2023. Se trata de 10.000 millones más que en los dos años anteriores.
Francia será entonces uno de los principales solicitantes de euros, luego de Italia, y por delante de la primera economía del bloque, Alemania. La deuda en bonos o títulos públicos a corto plazo, menos de dos años, sumarían mas de 10.400 millones de euros mas.
El colapso del valor de la libra es otro fantasma en el horizonte. Tras el mini presupuesto del viernes el desplome parece haberse estancado, por ahora, pero gracias a las expectativas del mercado de que el Banco de Inglaterra se verá obligado a intervenir.
La caída de la libra esterlina, que comenzó después de que el canciller Kwasi Kwarteng revelara un programa de recorte de impuestos de 45.000 millones de libras esterlinas, además del escudo de beneficios para ayudar con las facturas de energía, generó preocupación por los niveles de endeudamiento necesarios que deberá afrontar el Reino Unido.
La primera ministra, Liz Truss, ve ya resentida su confianza, al menos por parte de los inversores. Cuánto de estos recortes harán que las finanzas públicas sean sostenibles. Las dudas han elevando las tasas exigidas para mantener los bonos del Reino Unido, los titulas para conseguir libras para solventar el déficit que traerá el recorte de ingresos por la reducción impositiva.
Más allá de la libra, los mercados observaron que los rendimientos de los bonos a cinco años aumentaron 140 puntos básicos en un momento en que los bonos comparables de la OCDE aumentaron alrededor de 40 puntos. Todo para tapar un agujero fiscal, con la inflación rondando el 10% y bajo los nubarrones creados por la crisis energética.
La robustez alemana no está eximida de problemas, a pesar que el riesgo sea menor por no estar su economía altamente endeudada. Su resistencia no es suficiente para evitar el panorama recesivo. La encuesta mensual del instituto alemán de estudios económicos IFO muestra que el clima empresarial alemán cayó a 84,3 después de 88,6 (revisado) en agosto, mientras que el consenso de Reuters lo situó en 87,0. El Instituto de Economía Alemana (IW) pronostica que Alemania se precipita hacia la recesión, con un caída del producto interior bruto (PBI) en 2023 del 1,75 % y un crecimiento de tan sólo el 1,25 % este año.
En 2022, la economía alemana perderá 60.000 millones de euros invertidos en compras de energía de otras fuentes tras el corte del suministro de gas ruso y el año que viene la cifra podría ascender a 100.000 millones, dijo Robert Habeck en un congreso de la Federación de la Industria Alemana (BDI). El gobierno del canciller, Olaf Scholz, no debe preocuparse para la deuda que pesa actualmente el 68,20% sobre el PBI.
Los expertos ponen el foco en las economías con mayor deuda pública y que sean “más vulnerables a la subida de los tipos de interés” fijados por el Banco Central Europeo. Otro caso sería el de España. Se prevé que el PIB, según los pronósticos realizados “se contraiga un 1% interanual en 2023. Esto, cuando los presupuestos del pais del 2022 son los de más gasto público de la historia. Con la inyección de 27.633 millones de euros de los fondos europeos, se sitúa en un techo de gasto récord, un total de 196.143 millones de euros, ligeramente superior al de este año, que ya ha sido excepcional.
Hace días, el Deutsche Bank ha señalado la exposición peligrosa de España. Esta economía es “más vulnerable a las subidas de tipos”. Una recesión “más larga y profunda”. Es el diagnóstico realizado por los expertos alemanes sobre lo que sucederá en ese pais, además del resto de la economía Europea. Una recesión que durará, según este pronóstico de los expertos, hasta finales de 2023.
El escenario fue abordado hace días en París. Economistas y políticos abordaron los dilemas que plantea una mejor gestión de la deuda y los déficits en la Unión Europea (UE), que se dispararon tras la llegada de la pandemia en 2019, pero se incrementaron con la agresión rusa a Ucrania.
Los participantes coincidieron en que los “criterios de Maastricht”, que imponen un límite de 60% del Producto Bruto Interno al endeudamiento de los países del bloque y de 3% al déficit, están obsoletos. “Las normas están anticuadas, no funcionan y no se respetan”, dijo el economista Eric Monnet en el debate organizado por la patronal francesa MEDEF.
Para los Veintisiete es imprescindible tener nuevas reglas. Las futuras normas deberán contar con el beneplácito de Alemania, considerada modelo y rector del rigor presupuestario. Su ministro de Finanzas proclama su apego a los criterios de Maastricht.
Algunos miran a países como Japon. Su economía sobrevive con más del 200% de deuda pública. Sin embargo, el pasivo está en manos de inversores japoneses. Lo cierto es que, con un 2023 con malos pronósticos, el muro de la deuda empieza a inquietar en un momento que todos exigen fondos para sobrevivir los embates de tiempos tormentosos.
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