Las autoridades rusas detuvieron a un diplomático japonés por solicitar información “restringida”, reportaron agencias rusas de noticias.
“Un diplomático japonés fue detenido el momento en que recibía, a cambio de una recompensa económica, información restringida sobre la cooperación de Rusia con otro país de la región de Asia-Pacífico”, informó el Servicio Federal de Seguridad (FSB) citado a través de su servicio de prensa, sin especificar el país.
El FSB también acusó al diplomático, identificado como Motoki Tatsunori, cónsul japonés en Vladivostok, de buscar información sobre “el impacto de las sanciones de Occidente” en la región circundante de Primoriye, según las agencias de noticias.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia indicó que Tatsunori había sido declarado persona non grata y se le ordenó abandonar el país dentro de las próximas 48 horas.
El Kremlin se ha referido repetidamente a Japón como un país “hostil”, una designación que comparte con Estados Unidos, países de la Unión Europea y sus aliados occidentales, desde que Tokio también impuso sanciones a Moscú luego que los soldados rusos ingresaran a Ucrania el 24 de febrero.
Las autoridades japonesas aún no han comentado sobre el incidente.
Como represalia a las sanciones económicas impuestas contra Moscú por su ofensiva en Ucrania, Rusia prohibió a principios de mayo el acceso a su territorio a más de 60 responsables japoneses, entre ellos el primer ministro Fumio Kishida.
Por otra parte, la Unión Europea parece estar resuelta a responder con sanciones a nuevos intentos rusos de anexar partes de Ucrania, pero resulta cada vez más difícil llegar a un consenso entre los Estados miembros porque las medidas para castigar a Moscú afectan sus propias economías.
El bloque de 27 naciones ha impuesto seis rondas de sanciones a Rusia desde que el presidente Vladimir Putin ordenó la invasión de Ucrania el 24 de febrero. Bancos, empresas y mercados han recibido sanciones, incluso en el sector energético, y más de 1.200 funcionarios han visto congelados sus bienes y prohibidos sus viajes.
Lo que en el pasado hubiera tomado años de discusiones se logró en poco más de tres meses, a la velocidad de la luz para lo que es la UE. Pero economías europeas golpeadas por la pandemia de COVID-19 ahora padecen alta inflación con aumentos desenfrenados de los precios de la electricidad y el gas natural.
El acicate para las nuevas medidas de la UE fue el anuncio de que las regiones bajo control ruso en el este y sur de Ucrania planean someter a referendo si se incorporan a Rusia. Esto le permitiría a Moscú escalar la guerra, sobre todo después de la decisión de Putin de convocar a 300.000 reservistas militares.
El jefe de política exterior de la UE, Josep Borrell, dijo el miércoles que “Rusia, su conducción política y todos los implicados en la organización de estos ‘referendos’, así como en otras violaciones del derecho internacional y el derecho humanitario en Ucrania, deberán rendir cuentas”.
“Se aplicarán nuevas medidas restrictivas contra Rusia lo antes posible, coordinadas con nuestros socios”, dijo en un comunicado luego de presidir una reunión de emergencia de cancilleres de la UE al margen de la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
Pero las declaraciones políticas por parte de funcionarios que residen en Bruselas son lo más fácil. Acordar nuevas medidas y sobre todo superar los intereses energéticos resulta sumamente difícil. Hungría ha encabezado la resistencia a sanciones que afectarían el suministro ruso, pero no es la única que vacila.
La última ronda de sanciones fue anunciada el 4 de mayo, pero acordada cuatro semanas después en la medida que las inquietudes petroleras dividieron a los Estados miembros. En lugar de nuevas sanciones, se selló un paquete de “mantenimiento y alineación” en julio, sobre todo para eliminar escapatorias a las medidas ya acordadas.
(Con información de AP y AFP)
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