El Partido Demócrata (PD) reconoció la victoria de la derecha en las elecciones generales en Italia y manifestó su “responsabilidad” al ser el primer partido de la oposición, según explicó la portavoz de la formación progresista en la Cámara de los diputados, Deborah Serracchiani.
Serracchiani fue la primera representante del PD en hablar a la prensa tras la victoria de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni con cerca el 26 % de los votos junto con la Liga y Forza Italia, que en total sumarán cerca del 43 %, según las últimas proyecciones sobre los votos escrutados.
Para la portavoz del PD hoy “es un día triste” para Italia y “la derecha no es la mayoría del país”.
“Somos la primera fuerza de oposición y la segunda fuerza política y tenemos que hacer una oposición importante ante Europa y ante nuestro país en este momento delicado”, fueron las primeras palabras de Serracchiani.
Explicó que con estos datos el PD “tiene una gran responsabilidad” y también hizo notar que la Liga, con el 8 % de los votos, “tendrá que hacer una reflexión, así como el Tercer Polo (los centristas Acción e Italia Viva), que no han tenido el resultado a la altura” de los esperado.
Evitó, sin embargo, evaluar los resultados del partido que no parece que pueda superar el 20 % y será significativo ver si se mantiene por debajo o por encima del resultado de 2018, cuando se llevó el 18,7 %, lo que provocó la dimisión de su directiva y de estos resultados también podrá depender la permanencia de Enrico Letta como secretario general.
La extrema derecha conquistó este domingo la tercera economía de la Unión Europea, con la histórica victoria del partido de Giorgia Meloni en las elecciones legislativas de Italia, país que por primera vez desde 1945 está a punto de ser gobernado por un líder posfascista.
Por primera vez en la historia desde la Segunda Guerra Mundial una formación neofascista va a gobernar Italia gracias a que se presentó con una coalición de derechas que obtendría en total entre el 36,5% y el 46,5% de los votos.
“Tenemos una clara ventaja tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado”, se regocijó en Twitter Salvini.
El vertiginoso ascenso de Meloni
El vertiginoso ascenso de Meloni se debe en buena parte a que fue la única que se opuso por 18 meses al gobierno saliente del economista Mario Draghi, lo que le ha favorecido para recoger el descontento de los italianos ante la inflación, la guerra y las restricciones por la pandemia.
La líder postfascista, de 45 años, admiradora durante su juventud de Benito Mussolini, conocida por su lenguaje directo y eficaz desde sus años de líder estudiantil en Roma, podría convertirse también en la primera mujer que llega a la jefatura de gobierno en Italia. Junto con sus aliados promete recortes de impuestos, el bloqueo de los inmigrantes que cruzan el Mediterráneo, así como una ambiciosa política familiar para impulsar la tasa de natalidad de uno de los países con más ancianos en el mundo.
La victoria de una líder antieuropeísta y nacionalista genera muchos interrogantes en Europa y cambia el rostro de Italia, ya que pondría en cuestión su posición sobre la Unión Europea, pues aboga por una revisión de sus tratados y hasta por su sustitución por una “confederación de Estados soberanos”.
“En Europa todos están preocupados por Meloni en el gobierno (...) Se acabó la fiesta, Italia comenzará a defender su propios intereses nacionales”, advirtió.
La representante del posfascismo, que no teme defender a una derecha pura y dura, se identifica con el lema “Dios, patria y familia”, y promete luchar contra los grupos de presión gay y las “teorías de género”.
“Giorgia Meloni ha mostrado el camino para una Europa orgullosa, libre y de naciones soberanas, capaces de cooperar para la seguridad y la prosperidad de todos”, reaccionó en Twitter el español Santiago Abascal, del ultraconservador Vox.
La ganadora de los comicios se convierte así en figura clave para un eje radical de derechas en Europa que pasa por Suecia, Polonia y Hungría.
“Necesitamos amigos más que nunca que compartan una visión y un enfoque comunes de Europa”, reaccionó un vocero del primer ministro húngaro, Viktor Orban.
El gobierno que surja de las elecciones, que tomará posesión a finales de octubre, tendrá de todos modos un camino sembrado de escollos y sin mucho margen de maniobra. Tendrá que gestionar la crisis provocada por una inflación galopante, mientras Italia ya se derrumba bajo una deuda que representa el 150% del PIB, la más alta de la zona euro detrás de Grecia.
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