El embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Gilad Erdan, se retiró el miércoles por la mañana antes de las declaraciones del presidente iraní Ebrahim Raisi en la Asamblea General y dejó una foto de sus abuelas sobrevivientes del Holocausto en el asiento israelí.
El gesto fue una protesta por los recientes comentarios de Raisi que buscaron poner en duda el Holocausto.
“Este es un nuevo punto bajo moral para la ONU”, dijo Erdan al retirarse del salón. “Un asesino en masa que niega el Holocausto, consigue que la plataforma de la ONU propague su despreciable odio. Cualquier embajador que se quede en la sala para escucharlo debería avergonzarse”.
Continuó: “Mientras el régimen de los ayatolás en Irán oprime a sus ciudadanos, asesina a mujeres que no se cubren la cabeza y financia ataques terroristas en todo el mundo, aquí en las Naciones Unidas, que se estableció para prevenir tales atrocidades, el presidente de Irán, el asesino y negador del Holocausto Raisi, se le da una plataforma para difundir su odio”.
“Pidió pruebas... aquí están mis abuelas sobrevivientes de Auschwitz”, agregó posteriormente en Twitter.
La víspera, el embajador había pedido al Secretario General de la ONU Antonio Guterres que no le dejara a “ese negador un escenario mundial para difundir el antisemitismo y el odio”, después que el presidente iraní pusiera en duda el Holocausto y calificara a Israel de “régimen falso” en una entrevista en el programa “60 Minutes” de la CBS.
Preguntado sobre si creía que el Holocausto ocurrió y que 6 millones de judíos fueron asesinados por los nazis, Raisi respondió: “Los hechos históricos deben ser investigados por investigadores e historiadores. Hay algunos indicios de que ocurrió. Si es así, deberían permitir que se investigue”.
Ante la Asamblea General de las Naciones Unidas este miércoles Raisi también calificó a Israel de “potencia salvaje” e insistió en que el programa nuclear de Irán es pacífico.
Raisi también es conocido por el apodo de “El carnicero de Teherán” por el papel que desempeñó en la ejecución de miles de presos políticos a finales de la década de 1980.
Cientos de disidentes iraníes protestaron contra Raisi fuera de las Naciones Unidas durante su discurso, como lo han hecho durante toda la semana, incluso concentrándose frente a su hotel en Nueva York.
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