Sali Hafiz se convirtió en la heroína de muchos luego de que, la semana pasada ingresara al banco BLOM, en el centro de Beirut, y se llevara el dinero que necesitaba para el tratamiento oncológico de su hermana.
Episodios como estos son cada vez más frecuentes en Líbano; sin embargo, lo que más llamó la atención en esta oportunidad fue el método en el que la mujer logró ingresar a la sucursal y, posteriormente, darse a la fuga sin levantar sospecha alguna ni tener ningún enfrentamiento con la Policía.
Hafiz ingresó en el local del banco con una pistola de juguete, con la que suelen jugar sus sobrinos, y una pequeña cantidad de combustible diluido en agua, el cual derramó sobre un empleado para generar más presión. También, en los días previos se había preparado viendo el film Irhab w Kabab -o “Terrorista y Kabab”-, una comedia negra egipcia en la que un hombre asalta un edificio estatal, frustrado por la corrupción en el Gobierno, y exige kebabs para los rehenes, dado el alto precio de la carne.
Una vez en el interior, la mujer inició una transmisión en vivo en su cuenta de Facebook, en la que se escuchaba a los empleados pedir a gritos que liberaran el dinero. A pesar del pánico generado y de que las entradas al banco estuvieran selladas, Hafiz aclaró: “No irrumpí en el banco para matar a nadie o incendiar el lugar. Estoy aquí para obtener mis derechos”. Agregó también que lo hacía para poder pagar el tratamiento de su hermana, quien “agonizaba y le quedaba poco tiempo” y tras haber intentado en reiteradas oportunidades que le entregaran el dinero.
Junto a Hafiz, otra mujer presente en la sucursal aprovechó la oportunidad para hacerse con más de 13.000 dólares y un hombre para llevarse lo que parecían montones de billetes envueltos en plástico.
Así, en menos de una hora, de los 20.000 dólares que precisaba logró conseguir 13.000, suficientes para cubrir el viaje y un mes de tratamiento de su hermana. Asimismo, se cubrió pidiendo que le firmaran un recibo por ese monto y, así, evitar ser acusada de robo.
Una vez conseguido el dinero, Hafiz escapó por una ventana rota en la parte trasera antes de que llegaran las fuerzas de seguridad y utilizó una vez más su cuenta de Facebook para lograr una huída de bajo perfil. Para ello, publicó en su cuenta que estaba en el aeropuerto, de camino a Estambul. De esta manera, tuvo suficiente tiempo para llegar a su casa y planear un disfraz que le permitiera una segunda salida sin sospechas. Se puso una bata, cubrió su cabeza con un pañuelo y se colocó un bulto en el vientre que la hacía ver como embarazada.
La policía no tardó en llamar a la puerta de su domicilio pero no tuvieron éxito ya que jamás se hubieran imaginado que la misma Sali Hafiz los atendería y saldría frente a ellos y sin ser reconocida. Se colocó la mano en la cintura, puso cara de dolorida y procedió a realizar una actuación muy convincente. “[El oficial] debió de tener miedo de que diera a luz delante de él. Bajé las escaleras delante de todos, como 60 o 70 personas... me deseaban suerte con el parto. Fue... como en las películas”, explicó.
Hafiz permanece prófuga de la Justicia pero explicó que se entregará cuando los jueces pongan fin a la huelga paralizante que ha provocado demoras en los procesos judiciales de los detenidos.
La mujer libanesa no actuó sola; junto a ella, participaron del atraco dos amigos. Ellos sí fueron detenidos y están acusados de amenazar a los empleados del banco y retenerlos en contra de su voluntad. Hoy, el tribunal a cargo dispuso su libertad bajo fianza.
(Con información de Reuters y AP)
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