Una mujer española que denunció violencia machista de su pareja se quedó sin la protección de la ley porque su agresor se cambió de género, pasando a ser mujer.
El hecho ocurrió en Cataluña y fue reportado por primeva vez por el diario El Mundo. Según documentos oficiales citados por el periódico español, la mujer -llamada con el nombre ficticio de Carmen para resguardar su identidad- presentó la denuncia el pasado 15 agosto, alegando golpes, insultos y agresiones.
Sin embargo, cuando acudió a la policía catalana descubrió que su caso no podía tratarse bajo la Ley de Violencia Machista debido a que su pareja se había cambiado de género en marzo, cinco meses antes.
El registro reflejaba el cambio de nombre del maltratador, que desde 2020 había comenzado a utilizar ropa interior femenina y comenzado una terapia hormonal para el cambio de género; ya no era Agustín sino Julia, informa El Mundo.
El hecho de no estar amparada por la Ley de Violencia Machista, una norma que amplía la protección para las mujeres que sufren violencia de género, tuvo serias consecuencias para la víctima: por ejemplo, no pudo pedir una orden de alejamiento y se vio obligada a seguir conviviendo con su agresor.
Es que, para la justicia, el caso debe tramitarse como simple violencia doméstica.
Según contó Carmen, la pareja comenzó su noviazgo en 2011. Sin embargo, a partir de 2020 hubo en cambio en el comportamiento de Agustín. Entre otras cosas, comenzó a querer ponerse ropa interior femenina en los momentos íntimos.
“Pensé que podía ser fetichismo pero después me decía que se sentía mujer y me pidió permiso para hormonarse. Nunca ha querido cambiar de sexo”, contó, según reporta El Mundo.
Ella decidió entonces cortar la relación, aunque le digo a Agustín que lo acompañaría en su decisión como amiga. Fue en ese momento que comenzaron las agresiones y los abusos.
“Cada vez que me duchaba, se metía en la bañera y me toqueteaba, al igual que por la noche, cuando creía que yo estaba dormida, se metía en la cama para tocarme”, dijo.
Los abusos eran tan frecuentes que Carmen hasta tuvo que poner un candado en su habitación.
El 15 de agosto la violencia escaló: Carmen regresó a casa y encontró el candado forzado y todas sus cosas revueltas.
“Después de decirme ‘a callar, coño’, empezó a darme empujones, golpes, me intentó quitar el móvil. Yo tenía sangre y arañazos”, contó la mujer.
Después de la agresión, Carmen fue al hospital para hacer un parte de lesiones y poder denunciar a Agustín. Sin embargo, la policía catalana no pudo cursar la denuncia al advertir que se había cambiado de género.
”Cuando me senté delante del agente me comunicó con sorpresa que mi ex pareja tenía, ahora, nombre de mujer a efectos oficiales”, dijo.
El hombre había cambiado de género en secreto, tras acreditar un informe psicológico que dejaba constancia de que llevaba al menos dos años queriendo iniciar el proceso. La documentación adjunta también mostraba que se estaba hormonando.
Ahora, mientras el caso judicial continúa, la víctima no puede desvincularse de su agresor, con maltratos que continuaron durante todo el verano.
“Me dejó fuera del piso más de cinco horas. Tuvieron que venir los policías y tampoco quería abrir”, relató Carmen. “Cuando lo hizo, los agentes ven a un hombre vestido de hombre pero no pueden actuar”.
Seguir leyendo: