Una nueva droga de diseño altamente adictiva puede financiar a las operaciones de las redes de desestabilización de Irán, dañar a una generación global de jóvenes, aprovechando la oportunidad del Mundial de Qatar para potenciarse, expandirse globalmente y llegar vía América Latina a Estados Unidos y todo el Hemisferio Occidental.
Así, la alianza chiita ha encontrado una herramienta y arma silenciosa para socavar la sociedad joven de las ricas monarquías sunitas del Golfo con el Captagon, una droga adictiva de moda en Medio Oriente, que ya tuvo incautaciones en Francia, Italia y por la que han sido utilizados envíos desde Argentina para procurar su introducción.
El Captagon es la droga de Hezbollah producida en el Valle de Bekaa al sur del Líbano para distribuir a milicianos que permanecen varios días en alerta en el frente de batalla de Siria, que posteriormente se diseminó a jóvenes del mundo árabe, que tienen difícil acceso al consumo de alcohol y otras drogas. Se trata de un opiáceo al que se le denomina “droga del sueño”.
Es elaborada por el grupo terrorista y es consumida por una gran cantidad de combatientes en Siria, porque permite estar despierto por varios días y vale muy poco dinero. Hezbollah, además la introdujo entre los jóvenes de Arabia Saudita y el Golfo, ya que una botella de whisky -producto ilícito contrabandeado vale 800 dólares- es demasiado cara comparada con una dosis o píldora de Captagon que oscila entre medio dólar en Siria a 10 o 15 en el Golfo.
Brusco incremento en el número de incautaciones
Como casos emblemáticos, en enero de 2017, los oficiales de aduana del aeropuerto en París, Francia, descubrieron 350.000 pastillas de Captagon, escondidos dentro de dos moldes industriales procedentes del Líbano, conociéndose posteriormente que ese cargamento estaba destinado a Arabia Saudita, vía Turquía. También fueron incautadas cinco toneladas de tabletas en Grecia en abril de 2021, siendo secuestrados sucesivamente cargamentos en Dubái, en Arabia Saudita, Rumania, Jordania, Bahréin y Turquía.
En noviembre de 2015, dos toneladas de Captagon fueron halladas en el equipaje de un avión privado dentro del Aeropuerto de Beirut, propiedad del príncipe Abdul Bin Abdulaziz al Saud, miembro de la familia real saudita. Entonces se especuló que el heredero había caído en una trampa tendida por Hezbollah, su histórico enemigo.
En el puerto italiano de Salerno, en julio de 2020, fueron secuestradas 84 millones de píldoras, por un valor en la calle de alrededor de mil millones de euros, siendo al inicio sospechado el Estado Islámico (ISIS) de ser el autor del embarque, para dictaminar el tribunal en diciembre de ese año, que el Hezbollah era el responsable.
El antecedente con conexión desde Argentina, lo padeció el Grupo Kabour Internacional, uno de los principales productores de yerba mate, que entonces emitió una declaración en varios medios de Siria, Arabia y otros países respecto de las noticias que circularon sobre el contrabando de materiales prohibidos dentro de los productos sirios exportados a algunos países.
“Hicimos y hacemos un llamado a las autoridades competentes para que revelen las redes ilícitas involucradas, supriman este flagelo que pretende además afectar intencionalmente la reputación del producto nacional después de que ganó una reputación global, y goza del mayor aprecio y respeto mundial”, indicaron en un comunicado de prensa. “Las autoridades sauditas, la Autoridad de Control de Narcóticos, anunciaron que habían incautado más de 19 millones de píldoras de anfetamina prohibidas en Arabia Saudita (un estimulante para el sistema nervioso) que estaban empacadas en múltiples cajas con el ‘Kharta Khadra’ de marca registrada con licencia en Siria, señalando que la incautación tuvo lugar en la ciudad de King City Abdullah Al-Iqtisadiah, donde estaba a bordo de un barco que llegó al puerto sin especificar el lugar de donde provenía el barco”.
En nuestros días, no pasa un lapso grande, sin que se revele la incautación de miles o millones de pastillas de Captagon en algún país, aunque todavía hoy sus exportadores principales Siria y Hezbollah -o mejor dicho su jefe chiita encargado en el régimen teocrático de los Ayatollas de Irán-, están focalizados en expandir su ilícito mercado, primero entre las rivales monarquías sunitas, especialmente Arabia Saudita -su mayor enemigo regional-.
Como consecuencia, Riad debió crear varios centros de rehabilitación, debido al incremento de pacientes adictos al Captagon, sustancia que produce dependencia entre la juventud árabe sunita. “Buscan, silenciosamente, introducir el Captagon a los jóvenes de los países del Golfo, sus enemigos” advierte un analista.
La nueva modalidad para disimular el contenido genera coincidencias en patrones y similitud con los carteles de la droga en América Latina, socios de Hezbollah en la convergencia con organizaciones criminales en sociedad con regímenes políticos dictatoriales y promotores de desestabilizaciones como el de Venezuela, Cuba, Nicaragua, que operan con protección e impunemente como en Bolivia y Argentina.
Así crecen las probabilidades de ocurrencia para que Hezbollah e Irán lancen el Captagon en nuestra región con el apoyo de sus redes y aliados locales, con aprovechamiento de su logística y rutas.
Como ejemplo de ello, las autoridades sirias anunciaron la pasada semana, la incautación de 24 kilos de pastillas de Captagon trituradas, que fueron reconstituidas por los contrabandistas para moldear platos similares a la cerámica que se utiliza en los bowls, destinados a la comida típica árabe humus, sin precisar a Damasco como destino de ese cargamento.
Sin valorar este magro anuncio -que paradójicamente proviene del principal productor de Captagon- se destaca que esa modalidad de convertir en polvo las pastillas de anfetaminas, para reconvertirlas en alguna otra cosa, estaría inspirada en los métodos utilizados por diversos carteles de la droga en América Latina. En consecuencia, no se descarta que los narcotraficantes o sus diferentes organizaciones estén estudiando diferentes formas de introducir el Captagon -o fabricarlo-, primero en nuestra región y después intentar imponerlo socialmente en los Estados Unidos, blanco selecto de los narcotraficantes de cualquier nacionalidad, debido al elevado consumo de estupefacientes allí.
Pero también es cuestión de tiempo que Hezbollah, Irán y Siria -y por qué no Rusia u otros aliados- busquen impulsar el lucrativo negocio, introduciendo en otros países no árabes, productos ansiolíticos -estimulantes como el Captagon-, siendo ambicioso hoy popularizarlo en Qatar, como un trampolín hacia otros mercados de consumidores.
Así, Irán por intermedio de su proxi Hezbollah, utilizando en parte a Siria, tiene todos los elementos para buscar introducir mayores cantidades de la droga en las ricas monarquías del Golfo: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y ahora, en ocasión del Mundial de Fútbol, Qatar.
Sería un “Caballo de Troya que podría dinamitar esos Reinos sunitas”. Luego se intentaría conquistar a los latinoamericanos en Qatar, que han sido contabilizados como los principales adquirentes de entradas para la contienda deportiva.
La difusión del Captagon se hará en Qatar por dealers en Arabia Saudita y en Emiratos para “ponerlo de moda, como se hizo con el crack, fentanilo o paco en otros lados, porque es barato y adictivo”, advierte otro analista. Entre esos otros países podría encontrarse público de América Latina.
Estos últimos días, salió publicado en el L´Orient del Líbano -uno de los principales periódicos de Beirut- un nuevo secuestro de un millón de pastillas de Captagon, que se suman a otro millón incautado en el día anterior.
Faltan menos de dos meses para el Mundial de Qatar. Es el momento para prever y tomar medidas que prevengan las fatalidades de la pandemia del fentanilo, con cientos de miles y de todo el hemisferio occidental que se tornen adictos al Captagon.
Como todo tráfico de estupefacientes, este requiere el ingenio para disimular la droga (colocarla en naranjas de plástico, frutas vacías o aceitunas sin carozo), incluido los procedimientos que permitan solicitar exenciones a la exposición a rayos X, como el empleo de latas de carretes de películas (la radiación dañaría las imágenes) o a mujeres “mulas” con certificados de embarazo que piden ser exceptuadas de radiografías estomacales.
Hezbollah cuenta con un departamento y unidades que permanentemente piensan, ensayan y planifican mecanismos para superar estos “obstáculos”. América Latina es históricamente una región de producción y circulación, además de su creciente consumo y prevalencia entre jóvenes.
Es de público conocimiento, las vinculaciones con los cárteles mexicanos, responsables de producción de opioides y distribución del fentanilo que proviene de China e ingresa a los Estados Unidos vía México, así como con organizaciones que operan en Colombia y Venezuela -con sociedad del castrochavismo- y la convergencia con organizaciones del crimen organizado de Brasil, Bolivia y Paraguay que operan en la Triple Frontera y cuentan con plena impunidad en territorio argentino, donde utilizan vías fluviales para conectar vía Atlántico Sur o los pasos bioceánicos con las organizaciones terroristas y de falsas consignas de reivindicación indígena en la Patagonia argentina y chilena, donde ya China, Turquía y Rusia se proponen instalar hubs de asistencia logística a sus buques en puertos o enclaves bajo régimen similar a una embajada y sin control soberado de los países que lo habilitan.
Ricardo Ferrer Picado es Investigador Centro por una Sociedad Libre y Segura; Marcelo Rezzónico es Analista de Seguridad Estratégica.