Las autoridades de Armenia cifraron este lunes en 207 los muertos y desaparecidos tras los enfrentamientos de la última semana en la región de Nagorno-Karabaj y pidió a las autoridades de Azerbaiyán que retiren sus tropas de la frontera común.
“Habiendo adoptado la agenda de establecer la paz y abrir las comunicaciones regionales, la República de Armenia considera inaceptable la política de amenaza y coerción llevada a cabo por Azerbaiyán”, explicó en un comunicado, recogido por la agencia de noticias estatal Armenpress, el Consejo de Seguridad nacional.
En este sentido, las autoridades armenias han hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que presione a Azerbaiyán con el objetivo de que ponga fin “a la ocupación de los territorios soberanos de la República de Armenia”.
El Consejo, en el que también participaron el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinián, también subrayó que el país protegerá su “independencia, soberanía e integridad territorial” con “todos los medios disponibles” a su alcance.
“Hay evidencias de casos de tortura, mutilación y, por lo tanto, ejecución ilegal de militares armenios capturados o asesinados por azeríes”, agregó.
Frente al balance de Ereván, las autoridades de Azerbaiyán, por su parte, anunciaron durante el fin de semana la muerte de al menos 80 soldados, al tiempo que precisaron que fueron 282 los militares heridos entre el 12 y el 14 de septiembre.
Por otra parte, El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, instó el lunes a una paz duradera entre Armenia y Azerbaiyán al reunir a sus principales diplomáticos por primera vez desde los mortíferos enfrentamientos fronterizos.
El ministro de Asuntos Exteriores armenio, Ararat Mirzoyan, y su homólogo azerbaiyano, Jeyhun Bayramov, y sus respectivas delegaciones deliberaron con Blinken en un hotel de Nueva York antes de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Blinken dijo estar “animado” porque no ha habido violencia desde hace varios días.
“Un compromiso diplomático fuerte y sostenible es el mejor camino para todos”, dijo Blinken. “Hay un camino hacia una paz duradera que resuelva las diferencias”, afirmó.
El estallido de la semana pasada fue el peor enfrentamiento desde la guerra de 2020 y puso en peligro el incipiente proceso de paz entre los archienemigos.
Durante una visita a Ereván el sábado, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos Nancy Pelosi acusó a Bakú por sus “ilegales” ataques a Armenia y condenó “la agresión a la soberanía” armenia.
Los lazos de Washington se están estrechando con Ereván, cuyo tradicional aliado, Moscú, está distraído con su invasión de Ucrania.
Rusia mantiene estrechos vínculos tantos con Bakú como con Ereván. Por un pacto de seguridad Rusia está obligada a intervenir si Armenia es invadida, pero no se apresuró a pesar de los pedidos del gobierno de ese país.
Armenia y Azerbaiyán libraron dos guerras -en la década de 1990 y en 2020- por la disputada región de Nagorno-Karabaj, un enclave de Azerbaiyán poblado por armenios.
Las seis semanas de guerra en 2020 se cobraron la vida de más de 6.500 soldados de ambos bandos, terminando con un alto el fuego mediado por Rusia.
Por el acuerdo que terminó con las hostilidades, Armenia cedió franjas de territorio que había controlado durante décadas, y Moscú desplegó unas 2.000 fuerzas de paz rusas para supervisar la tregua.
(Con información de AFP y Europa Press)
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