La recesión está en la agenda de la economía alemana. El aumento del costo de vida y la escasez energética, al menos durante el próximo invierno, podrían elevar el calor social de una sociedad que insinúa tomar las calles. El descontento ya ha comenzado a hacerse oír en ciudades como Leipzig o Berlín.
Según las últimas previsiones del Instituto alemán de Investigación Económica IFO, uno de los más respetados al otro lado del Rin, para 2023 prevé una contracción del 0,3% en la mayor economía de Europa.
Además, la previsión de inflación media también ha subido 6 puntos porcentuales, hasta llegar al 9,3% en 2023. En 2022, la inflación promedio alemana alcanzaría el 8,1%, de acuerdo al mismo organismo. Para Timo Wollmershäuser, jefe de previsiones de IFO, “nos estamos deslizando hacia una recesión de invierno. Son cambios de una magnitud inusual en tan poco tiempo”.
Con este escenario la ira social puede tomar forma. Muchos recuerdan el año 2018, cuando el movimiento “chalecos amarillos” se volcó a las calles de Francia tras una suba en los precios de los combustibles. Desde Berlín, la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, las agencias de inteligencia y las fuerzas de seguridad creen que hay tierra fértil para que agrupaciones radicalizadas transformen el descontento en violencia en las calles.
La ultraderechista “Alternativa para Alemania” (AfD) hace visible su idea de potenciar las protestas. La consigna de AfD es pública ya que postulan un “invierno de ira”. El grupo radicalizado de derecha es el mismo que dirigió las revueltas por las restricciones del coronavirus durante la cancillería de Angela Merkel.
Hace días, los servicios de Inteligencia de Baviera avisaron que vigilan a la facción ultraderechista por posibles amenazas constitucionales. Desde el Ministerio del Interior, un portavoz sostuvo que “la medida sirve para aclarar hasta qué punto hay esfuerzos en el partido AfD en su conjunto que podrían perjudicar o intentar acabar con el núcleo de la Ley Fundamental, (en referencia a la Constitución)”.
Desde varios sectores hay sospechas sobre el accionar de los ultraconservadores. Varias agencias se refirieron a la supervisión de sus movimientos, a pesar que este partido ha presentado un reclamo contra esta medida. Por el momento, la demanda fue resuelta a favor de las autoridades en primera instancia, tras lo que la formación presentó un recurso.
La erosión de la confianza de los alemanes no solo esta dirigida por “saboteadores” internos, sino por la propaganda externa. Las amenazas del video viralizado en Europa de la gasista rusa Gazprom, de un invierno congelado y en penumbras acrecienta el temor. Apostar por la fatiga occidental es una clara estrategia diseñada desde el Kremlin. Con alta dependencia de la inyecciones de combustibles rusos, los alemanes saben que están en la primera línea de “castigados”.
“La caída de los salarios reales, del orden del 3% este año y el próximo, será la mayor desde la introducción de las cuentas nacionales en 1970″, pronostica IFO. El reclamo por el golpe a los bolsillos llegó a Berlín y otras ciudades. En Leipzig, las ciudad más poblada de Alemania Oriental después de Berlín y la décima ciudad más grande del país, se dió una marcha llamativa el lunes pasado, por número y contundencia de los reclamos.
Con el canciller Olaf Scholz intentando un complicado equilibrio de fuerzas, la buena nueva llega en el último tramo de los pronósticos oficiales. Para IFO, debería ralentizarse la inflación: al menos se espera que lo haga gradualmente. El instituto también es más optimista para el horizonte 2024, donde prevé un crecimiento económico del 1,8% y una inflación del 2,5 por ciento.
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