La contraofensiva ucraniana que comenzó el martes pasado llegó mucho más allá de lo previsto por los propios generales de Kyiv y de los analistas militares occidentales. Los ucranianos lograron liberar la estratégica ciudad de Izium –por allí pasa un nuevo ferroviario esencial para el reabastecimiento de las tropas- y continúan su avance consolidando su posición al oeste del río Oskil, a pocos kilómetros de la frontera rusa. Esto lanzó una dura andanada de críticas internas en Rusia con los nacionalistas de línea más dura llamando a descabezar totalmente la cúpula militar por incompetente y comparando la situación a la derrota rusa en la Batalla de Mukden en la guerra ruso-japonesa de 1905.
La crisis se escenificaba ayer en la ciudad de Bolgorod, a apenas 40 kilómetros de la frontera con Ucrania y a menos de 80 en línea directa de la ciudad ucraniana de Kharkiv. Allí llegaban decenas de miles de pro-rusos que escapaban después de haber ocupado esa zona del país vecino en los últimos seis meses. Funcionarios impuestos por el Kremlin, directores de escuela que con gusto instruyeron los puntos de vista de Moscú y alcaldes que asumieron sus puestos pensando que habían llegado a la gloria, trataban de encontrar un refugio. Todos contaban lo mismo. Nadie les avisó nada. De pronto vieron como los soldados rusos ocupantes se subían a sus camiones y tanques y huían hacia el sur, hacia la región de Luhansk. Entendieron que ellos también tenían que subir a sus vehículos y alcanzar la frontera. Una maestra pro-rusa contó que su auto fue alcanzado por los piedrazos de unas vecinas cuando escapaba de su casa. También hay reportes de que grupos importantes de soldados rusos, desenganchados de sus comandos, cruzaron la frontera hacia su país.
Las fuerzas ucranianas habían comenzado hace dos semanas una ofensiva para recapturar la ciudad de Kherson en el sur del país que es la llave para el suministro de las tropas rusas desde la ocupada península de Crimea. Incluso desde allí se maneja el flujo de agua potable de Crimea y hasta las líneas de electricidad. Fue cuando los rusos descuidaron el flanco este y gracias a la información de inteligencia proporcionada por Estados Unidos, el ejército ucraniano lanzó la contraofensiva en Kharkiv. Los rusos estaban sufriendo la crisis de la frazada corta. Habían retirado unidades de ese oblast (provincia) que consideraban seguro para reforzar las defensas de Kherson. El resultado fue que perdieron la provincia de Kharkiv y avanzan sobre la de Luhansk que está en manos de los separatistas pro-rusos desde 2014.
“¿Siguen pensando que pueden intimidarnos, doblegarnos, obligarnos a hacer concesiones?” se preguntó el presidente Volodymyr Zelenskiy en su tradicional mensaje nocturno. “El frío, el hambre, la oscuridad y la sed para nosotros no son tan temibles y mortales como vuestra “amistad” y hermandad. Estaremos con gas, luz, agua y comida y sin ustedes”.
Los analistas militares de Washington y Londres celebran el avance ucraniano, pero llaman a ser cautos. Rusia tiene aún un poder de fuego destructor muy grande. En represalia, las fuerzas del Kremlin lanzaron 18 ataques con misiles y 39 ataques aéreos durante la noche del domingo, entre ellos uno sobre una central termoeléctrica que sumió en la oscuridad a partes de la ciudad de Kharkiv, cortando también su suministro de agua. Por ahora, Ucrania sólo puede asegurar la región al oeste del río Oskil, es decir que queda a unos 50 km de la frontera rusa, más allá de que en algunas zonas haya llegado hasta los puestos de la aduana.
Igor Vsevolodovich Girkin, también conocido como Igor Strelkov, un oscuro personaje, ex agente de inteligencia ruso y ahora ministro de Defensa del enclave pro ruso de Donetsk, fue uno de los primeros en lanzar sus críticas a los mandos rusos por la situación. “Retirarse es una decisión estratégicamente correcta, a pesar de todas las pérdidas que conlleva. Las unidades y formaciones salvadas tras la reorganización y reconstitución podrán volver a unirse a la batalla. Pero la cuestión es cómo pudo suceder esto. Aquí hay, evidentemente, un error estratégico profundo. Hay que replantearse si estos comandantes son los que nos pueden llevar a una victoria o a una derrota”, escribió en su cuenta de Telegram. Y comparó la situación con la batalla de Mukden, en la guerra ruso-japonesas de 1905, en la que hubo un repliegue táctico de ambos bandos, aunque Rusia terminó doblegada. El conflicto transformó profundamente el equilibrio de poder en el este de Asia y consolidó a Japón como país importante en el escenario mundial. Las inesperadas derrotas generaron malestar entre los rusos, debido a su corrupto e ineficiente gobierno zarista, y fueron una de las principales causas que ocasionaron la revolución de 1905 que pavimentaron el terreno político para la revolución bolchevique de 1917.
Por su parte, el carnicero de Chechenia, Ramzan Khadirov, un incondicional de Putin y el Kremlin, salió a expresar su rabia por lo que está ocurriendo en Ucrania. Definió la debacle rusa en el frente oriental como “asombrosa”. “Aquellos que tenían que resistir hasta la muerte se retiraron a la primera de cambio y entregaron al enemigo varias localidades, aldeas y tecnología y logística militar. Cometieron errores y creo que deberían sacar conclusiones. Y amenazó con ir él directamente a decirle a Putin quiénes son los responsables. “O se realizan cambios en la estrategia, o me veré obligado a hablar con el liderazgo del ministerio de Defensa y el liderazgo del país (Putin) para explicarles la situación real sobre el terreno”, dijo Khadirov en un video que posteó en Telegram. El líder checheno mantiene en Ucrania varias unidades que él mismo dirige en el frente.
Pero lo que realmente desconcierta a los ultranacionalistas rusos es la propia actitud de Putin que pareciera mostrarse despreocupado y hasta resignado. El sábado, cuando las líneas rusas en el este de Ucrania se desmoronaban y los soldados rusos corrían a la desesperada hacia sus fronteras, causó desconcierto en la propaganda nacionalista ver a un desconectado Vladimir Putin participar en las celebraciones del Día de Moscú e inaugurar un nuevo gimnasio de artes marciales en la capital rusa.
En su primera respuesta pública a los avances ucranianos, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que “la operación militar continúa” y que “seguirá hasta que se alcancen los objetivos fijados inicialmente”. No respondió directamente cuando se le preguntó si Vladimir Putin confiaba en cómo estaba manejando la situación su comando militar. En el centro del poder de Moscú se vivió un fin de semana con sabor agridulce, mientras tambaleaba la invasión a Ucrania, los catorce gobernadores rusos que se presentaron a la reelección apoyados por el partido oficialista Rusia Unida, ganaron las elecciones regionales celebradas durante los últimos tres días. Los putinistas también retuvieron el control de la mayoría de los parlamentos regionales.
El ministerio de Defensa británico confirmó que Rusia había ordenado a sus tropas retirarse “de la totalidad del oblast de Kharkiv ocupado al oeste del río Oskil”. En un video publicado el domingo por el ministerio de Defensa ruso se podían ver unos mapas con esa ubicación de las tropas. “Es un éxito (el ucraniano) que probablemente tengan implicaciones significativas para el diseño operativo general de Rusia”, dice el informe oficial de Londres.
“Las fuerzas ucranianas han infligido una importante derrota operativa a Rusia, recapturando casi todo el oblast de Kharkiv en una rápida contraofensiva”, dijo el Instituto del Estudio de la Guerra (ISW), el thinktank estadounidense que mejor explica desde la perspectiva militar esta guerra. “El éxito se debió, en parte, a que Kiev habló de sus planes de atacar Kherson en el sur, lo que alejó a las tropas que habían estado defendiendo la zona al este de la ciudad de Kharkiv, que hasta entonces se consideraba una parte tranquila del frente”, agregó.
Los blogueros militares rusos que acompañan a las tropas y envían información (propaganda) permanente desde el frente dijeron que el objetivo del Kremlin era establecer una nueva línea de defensa a lo largo del río Oskil, aunque no estaba claro si esto podría lograrse o si Ucrania sería capaz de avanzar hacia la provincia de Luhansk, que los rusos controlan casi por completo desde julio. El gobernador ucraniano de Luhansk, Serhiy Haidai, dijo que las tropas rusas habían huido de Svatovo, a unos 50 kilómetros al este del río Oskil y que en la región sólo quedaban los ucranianos de las tropas separatistas de Luhansk.
Los analistas militares advierten de que las fuerzas ucranianas no se pueden dejar llevar por el entusiasmo y avanzar sin estar seguros de mantener una retaguardia segura. El ex coronel ucraniano Serhiy Grabskyi, advirtió que “llegar demasiado lejos podría dejar al ejército ucraniano al límite y vulnerable”. “Ahora -y es doloroso para mí decirlo como ucraniano- tenemos que decidir dónde parar”, dijo. Sin embargo, en el sur del país hay informes confirmados de que las tropas rusas también están en desbandada y que los ucranianos tomaron miles de prisioneros que quedaron atrapados en el oeste del río Dnipro. Esta es una zona crucial para empujar a los rusos a las fronteras anteriores a la invasión del 24 de febrero. Es decir, a la derrota.
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