El rey Carlos III fue proclamado oficialmente jefe de estado de Australia y Nueva Zelanda en sendas ceremonias celebradas este domingo en las capitales de ambos países.
En Nueva Zelanda, la proclamación de Carlos III como monarca, en sustitución de la reina Isabel II, fallecida el jueves a los 96 años, tuvo lugar en el Parlamento de Wellington.
Desde la escalinata del Parlamento, la Primera Ministra Jacinda Ardern manifestó que el acto reconocía al hijo de la reina, “Su Majestad el Rey Carlos III como nuestro soberano”.
Ardern expresó que, tras la muerte de la reina, Nueva Zelanda entró en una época de cambio.
“El rey Carlos ha demostrado constantemente su profunda preocupación por nuestra nación”, dijo. “Esta relación es muy valorada por nuestro pueblo. No tengo ninguna duda de que se profundizará”, añadió.
En Australia, el gobernador general David Hurley, representante del monarca británico, proclamó al rey Carlos II como jefe de estado en la Casa del Parlamento en Canberra. El acto estuvo marcado por una salva de 21 cañonazos.
El monarca británico es el jefe de estado en Australia y Nueva Zelanda, entre los 14 reinos fuera del Reino Unido, aunque su papel es principalmente ceremonial.
Anteriormente, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, dijo que el 22 de septiembre se celebraría un día de luto nacional por la reina, que sería festivo.
Albanese aseguró que viajaría a Londres el jueves, asistiría al funeral de la reina el 19 de septiembre y regresaría a Australia el 21 de septiembre.
“El día siguiente será el Día Nacional de Luto y el servicio conmemorativo”, dijo a la cadena de televisión ABC.
“Eso es para permitir que la gente presente sus respetos por el fallecimiento de la reina Isabel”, dijo el primer ministro.
Albanese indicó que Australia se había ofrecido a transportar a 10 de sus homólogos de las islas del Pacífico y a dignatarios de Nueva Zelanda a Gran Bretaña para el funeral de la reina.
Como ocurre en el propio Reino Unido, el poder político del monarca más allá de las fronteras británicas es limitado en la práctica, pero sus funciones representativas son de notable relevancia.
Así, por ejemplo, se encarga de sancionar las leyes que se aprueban en Australia o en Canadá, dos de las 15 economías más grandes del planeta.
Isabel II, incluso, llegó a realizar como reina de Canadá dos visitas oficiales a Estados Unidos, para reunirse con el presidente Dwight Eisenhower y con su vicepresidente, Richard Nixon, en 1957 y 1959
La Mancomunidad de Naciones o Commonwealth es una organización supranacional auspiciada por Londres tras la Segunda Guerra Mundial para cultivar los vínculos comerciales y diplomáticos con sus antiguas colonias.
La labor de toda la familia real como representantes británicos, en este sentido, ha sido esencial en la política exterior durante décadas.
(Con información de The Guardian)
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