La estrategia china de “cero COVID” continúa siendo la “más económica” para el país asiático, aseguraron representantes de las autoridades sanitarias, citadas este jueves por medios locales.
Las autoridades han decretado en las últimas fechas confinamientos totales de ciudades como Chengdu (centro), de más de 20 millones de habitantes, o parciales como el de Guiyang (sur). Medidas similares han desatado algunas inusuales protestas y críticas, pero después de más de 30 meses de pandemia, el régimen chino insistió en que va por el camino correcto.
La estrategia a la que sigue aferrada China es “la táctica más científica para atajar el COVID-19 a medida que la pandemia continúa propagándose por el mundo, creando nuevos riesgos”, afirmó en una rueda de prensa el subdirector del Centro Nacional de Prevención y Control de Enfermedades, Chang Jile.
El enfoque chino tiene como propósito “detectar rápidamente nuevos contagios y contener la propagación al menor coste y lo antes posible”, añadió Chang.
La política, a la que las autoridades chinas llaman “cero COVID dinámico”, consiste en el aislamiento de todos los infectados y sus contactos cercanos en hospitales o instalaciones destinadas a tal efecto, un control estricto en las fronteras y campañas masivas de pruebas PCR, limitaciones a la movilidad y confinamientos selectivos o totales allá donde se detecta algún caso.
Además, China sigue cerrada al turismo internacional y cualquier viajero que ingresa en el país asiático ha de guardar una estricta cuarentena de al menos siete días en un hotel costeado por él mismo y asignado por las autoridades.
En el aspecto económico, Chang señaló que el “cero COVID” garantiza una “producción normal y la seguridad de las personas en todo el país, y también asegura cadenas de suministro estables”, declaraciones que minimizan los impactos que han tenido los cierres temporales en algunos puntos comerciales estratégicos.
El dirigente sanitario pidió “fortalecer la determinación” ante una pandemia que todavía “se encuentra en un nivel alto, con nuevas variantes y con un conocimiento sobre el virus todavía en progreso”.
Asimismo, Chang anunció la “optimización de las medidas de control” en función de “la situación del momento”, y aseveró que se “equilibrarán las políticas de contención con el desarrollo social y económico”.
China ha sufrido en los últimos meses oleadas de rebrotes atribuidas a la variante ómicron que han provocado cifras récord de contagios no vistas desde el inicio de la pandemia en la primera mitad de 2020, que se saldaron con el confinamiento de la megalópolis de Shanghái (este) durante casi dos meses y un considerable impacto económico.
Según las cuentas oficiales, desde el inicio de la pandemia se infectaron 246.027 personas en el país, entre las que 234.540 han logrado sanar y 5.226 fallecieron, aunque la cifra total de infectados excluye a los asintomáticos.
(Con información de EFE)
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