Después de varios anuncios sin concreción, el ejército ucraniano lanzó esta semana una contraofensiva largamente esperada en la ciudad de Kherson, al sur de Ucrania, la primera gran capital regional que las fuerzas rusas tomaron en los primeros días de la invasión ordenada por Vladimir Putin. La contraofensiva -una de las primeras de las fuerzas ucranianas que hasta ahora se han centrado en la defensa estratégica- muestra que el gobierno de Kievestá confiado en que no sólo puede retomar territorio, sino que en el largo plazo podrían estar dadas las condiciones para derrotar a los rusos.
De todos modos, la información que viene de Kievhabla de que el gobierno del presidente Zelensky quiere alejarse de cualquier triunfalismo y advierte que el camino a la victoria será muy largo y repleto de minas terrestres. Oleksiy Arestovych, uno de los principales asesores del gobierno, habló el viernes con un grupo de corresponsales y les dijo que no esperen “ataques relámpago” ni una “liberación inmediata”. comentó que Ucrania había “hecho retroceder a los rusos en varios lugares”, pero insistió en que era demasiado pronto para nombrar los pueblos liberados o las distancias ganadas mientras los combates estaban en curso.
Lo que Arestovych está diciendo es que están golpeando la vulnerabilidad estratégica más obvia en la línea del frente ruso para hacerlos retroceder antes de que llegue el invierno. Ambos bandos se encuentran hoy en una típica guerra de desgaste esperando que mejoren las condiciones para un avance significativo. Todo indica que esas condiciones no las tendrán ni rusos ni ucranianos hasta que pasen lo meses en que el terreno se congela, reciban tropas frescas y armamento adecuado.
Sin embargo, los ucranianos saben que este paso que están dando puede volcar la ecuación a su favor mucho más que el hielo. “El hecho de que Ucrania pueda montar esta contraofensiva, que haya decidido montarla, es, como saben, muy significativo y muestra un grado de confianza, lo que es alentador”, dijo otro funcionario a los corresponsales, argumentando en efecto que cualquier cambio a la ofensiva por parte de Kiev tiene que considerarse significativo, dado lo que ha resistido hasta ahora.
La ciudad de Kherson, capital de la región (u “oblast” como se denomina en ucraniano) que lleva el mismo nombre, se encuentra al noroeste del río Dnipro, que atraviesa Ucrania y divide el país entre el este y el oeste. El propio oblast de Kherson abarca un territorio que se encuentra tanto al oeste como al este de Dnipro, a caballo entre el río. Desde la ocupación, las fuerzas rusas se encontraron con una fuerte resistencia de los residentes ucranianos. Allí operan los partisanos que hasta ahora hicieron mayor daño a los rusos en todas las zonas ocupadas. Debido a esos ataques, hasta ahora los rusos no pudieron cumplir con la orden de Moscú de celebrar un falso referéndum sobre la adhesión de la región a Rusia, similar al que hicieron en Crimea en 2014 o los de Donetsk y Luhansk poco después.
Según los analistas militares, la reconquista de la ciudad consolidaría el control de Kiev sobre el oeste de Ucrania, reforzando la posición del ejército para futuros ataques. Se sabe que esta semana las fuerzas ucranianas recuperaron varias aldeas y atravesaron varios puntos a lo largo de la línea de defensa rusa, pero no se permitió llegar a los periodistas internacionales al frente. No hay detalles de lo que está pasando. “Se trata de una operación lenta y planificada para reducir al enemigo, salvando las vidas de nuestros militares y civiles”, fue la explicación de relaciones públicas que dio Arestovych.
“Además de su importancia geográfica, Kherson es un objetivo importante para Kiev dada la vulnerabilidad del ejército ruso en la región”, explicó Mark Cancian del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), un think tank con sede en Washington. Entre 15.000 y 20.000 soldados rusos están estacionados al noroeste del río; una ofensiva exitosa permitiría a las fuerzas ucranianas “rodear” y “aislar” a sus oponentes, dijo. “Si Kiev es capaz de capturar muchos prisioneros de guerra de esta manera, podría hacer ‘inviable’ una parte importante del ejército ruso en la región”.
Las fuerzas ucranianas, de unos 8.000 o 10.000 soldados se agruparon a lo largo del río Dnipro y desde allí lanzan misiles con el sistema múltiple Himars y artillería más convencional de M270. Y hay reportes de incursiones de pelotones que cruzan el río, atacan en forma sorpresiva y regresan a sus posiciones en una táctica cuasi guerrillera que no se había visto hasta ahora en esta guerra. De todos modos, las líneas de suministro rusas todavía no pudieron ser cortadas. “Estamos avanzando en algunas zonas y siendo golpeados en otras”, dijo un soldado ucraniano herido al Wall Street Journal desde un hospital esta semana.
Mathieu Boulegue, analista de Chatham House, está de acuerdo en que es demasiado pronto para juzgar, e incluso que los avances iniciales de los atacantes podrían ser engañosos. “Ucrania puede ser capaz de atravesar las defensas rusas y unirse de tal manera que gane, pero si fallan, el riesgo es que se cree un caldero, donde las fuerzas ucranianas queden atrapadas en un sector que los rusos puedan penetrar y colapsar”.
En la preparación de la ofensiva, explicó Cancian del CSIS, el ejército ucraniano utilizó ataques con misiles de largo alcance para apuntar a la red logística de Rusia, incluidos los lugares de almacenamiento de municiones, los convoyes y los puentes que servían como ruta clave de refuerzo o de retirada para las fuerzas rusas.
Pero aunque la parte ucraniana ha sido “metódica” en su preparación para la ofensiva, explicó Ed Arnold, investigador de seguridad europea en el centro de estudios militares británico RUSI, existe el riesgo de dejar otros puntos de la línea del frente vulnerables a un ataque ruso. “La cuestión es que los ucranianos están presionando en casi cinco frentes” a lo largo del oeste del Dnipro, dijo Arnold. “Si tienen éxito en Kherson, algunos en el mando militar y político pueden decir ‘bueno, vamos a ir más y más lejos’. Y al hacer eso, podrían poner en riesgo sus ganancias, porque extenderían demasiado sus líneas”. Es importante mantener cada frente equilibrado, añadió Arnold, para “evitar tener que librar combates prolongados, especialmente en las ciudades, porque no quieren destruir sus propios centros de población”. Dice que la mejor táctica, que Kiev parece estar siguiendo hasta ahora, es aislar a las unidades rusas en “bolsas” e intentar forzar su rendición.
La clave de todo sigue estando en el acceso que tengan los ucranianos al mejor armamento posible y a la rapidez con la que sus oficiales aprendan a manejarlo. Y en ese sentido, mostrar que no sólo están utilizando las armas para defenderse, sino que son capaces también de reconquistar territorio, sería un golpe de efecto importante. En julio, Estados Unidos se comprometió a enviar otros cuatro sistemas de lanzamiento de cohetes de medio alcance, conocidos como HIMARS, que se sumarán a los ocho enviados un mes antes. El avanzado alcance, la precisión y la movilidad de los sistemas HIMAR le permitieron a Ucrania atacar en lo más profundo del territorio ucraniano controlado por Rusia. “Los HIMARS apenas han tenido descanso durante el día o la noche”, declaró a Associated Press el experto militar ucraniano Oleh Zhdanov. “Los resultados han sido impresionantes. Más de 30 objetivos rusos importantes han sido alcanzados con gran precisión en las últimas dos semanas.”
Sin embargo, si la ofensiva ucraniana en Kherson fracasa, los partidarios occidentales podrían modificar sus objetivos en Ucrania en favor de un “acuerdo negociado” con Rusia. Zelensky descartó en julio cualquier concesión de tierras como parte de un proceso de paz, mientras que Putin dijo que las negociaciones serían más difíciles cuanto más durase el conflicto. A medida que la guerra siga exacerbando la alta inflación y los precios de la energía, es posible que a los aliados de Ucrania les resulte difícil vender su apoyo continuo a los electorados nacionales.
Ese es otro incentivo para la ofensiva ucraniana. Mostrar una iniciativa exitosa podría conseguir un poco más de paciencia y dinero de los aliados. Sin embargo, aunque Ucrania recupere Kherson, la mayoría de los expertos coinciden en que la guerra probablemente se prolongará durante muchos años más, con combates periódicos concentrados en zonas específicas. “Ya es una guerra que lleva ocho años en su forma actual, desde la anexión de Crimea y la toma de los enclaves de Donetsk y Luhansk”, explicó Arnold del instituto RUSI a The Guardian, “así que tenemos que empezar a pensar en las cosas en ese tipo de plazos.”
La reconquista de Kherson sería ese punto de inflexión que podría cambiar la dinámica de esta guerra y de eso son muy conscientes en Kyiv. Por ahora, la moral ucraniana sigue siendo alta y el suministro de armas por parte de Occidente continúa. Tal vez, hacia fin de año, cuando las aguas del Dnipro estén congeladas, podríamos ver un cruce masivo de tropas y la bandera celeste y amarilla nuevamente ondeando en el sur ucraniano.
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