El papa Francisco beatificó este domingo a Juan Pablo I en la plaza de San Pedro, por lo que se convertirá en el quinto Papa del siglo XX que llega a los altares, después de Pío X, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.
Francisco aprobó en octubre del año pasado el milagro necesario para la beatificación de Juan Pablo I, cuyo pontificado duró tan solo 33 días, uno de los más breves de la historia lo que provocó que el año 1978 (cuando fue elegido) estuviera marcado por tres sucesores de Pedro.
“Con una sonrisa, el papa Juan Pablo logró comunicar la bondad del Señor”, dijo Francisco durante la misa del domingo. “Qué hermosa es una Iglesia con un rostro alegre, sereno y sonriente, que nunca cierra las puertas, nunca endurece los corazones, nunca se queja ni alberga resentimiento, no se enfada ni se impacienta, no tiene una mirada adusta ni sufre nostalgia del pasado.”
El milagro aprobado por Francisco (paso necesario para la beatificación) es la curación extraordinaria de una niña argentina de once años que padecía una forma grave de encefalopatía.
Juan Pablo I fue el primer Papa nacido en el siglo XX y también el último en morir en dicho siglo. Asimismo, es el último pontífice italiano hasta la fecha y el último de una larga sucesión ininterrumpida de papas italianos a lo largo de más de cuatro siglos, iniciada con Clemente VII en 1523. Tras su muerte repentina, le sucedió el cardenal polaco Karol Wojtyla, que adoptó el nombre de Juan Pablo II.
Fue declarado Siervo de Dios por su sucesor, Juan Pablo II, el 23 de noviembre de 2003, el primer paso en el camino a la santidad. Francisco confirmó sus virtudes heroicas el 8 de noviembre de 2017 y le proclamó Venerable.
Albino Luciani nació el 17 de octubre de 1912, en Forno di Canale (hoy Canale d’Agordo), Italia. Hijo de un fabricante de vidrio, quedó huérfano de madre a los diez años de edad; el padre, Giovanni Luciani, contrajo segundas nupcias con una mujer muy devota que sería determinante en la vocación religiosa del niño.
Formado en el Seminario Menor de Feltre y en el Seminario Gregoriano de Belluno, Albino Luciani fue ordenado sacerdote en 1935, pasando ese mismo año a Roma, en cuya Universidad Gregoriana estudió filosofía y se doctoró en teología.
Ejerció como profesor y director del Seminario de Belluno antes de ser nombrado obispo de Vittorio Veneto en 1959, y patriarca de Venecia diez años después. En 1973 obtuvo el cardenalato y entró en la Congregación para los Sacramentos y el Culto Divino. Afín a la corriente renovadora iniciada con el Concilio Vaticano II, Albino Luciani había participado en sus sesiones entre 1962 y 1965, aunque prefería las labores pastorales a las de la curia.
Muy sensible a la pobreza, también afirmó la importancia de dar un “salario justo” a todos. Con una “gran sencillez y una fuerte fibra pastoral”, Juan Pablo I “humanizó el oficio [papal] y simplificó todo lo que era protocolario”, explicó Christophe Henning a la AFP.
La hermana Margarita Marín, que asistió a Juan Pablo I en los apartamentos papales, recuerda a un hombre “amable con todos”. “Trataba a sus colaboradores con gran respeto, disculpándose por molestarlos. Nunca le vi impacientarse con nadie”, recordó la monja el viernes en una rueda de prensa.
El ‘Papa de la sonrisa’ dejó su huella en la mente de la gente por su sencillez y su gusto por los intercambios simples e informales, especialmente con los niños. Siguió siendo muy popular en Italia y en el resto del mundo.
En la madrugada del 29 de septiembre de 1978, una monja descubrió su cuerpo sin vida, sentado en la cama, con los anteojos puestos y unas hojas en las manos. No se realizó una autopsia para confirmar la causa del deceso.
El anuncio de su fallecimiento estuvo rodeado de incoherencias e informaciones falsas e incluso alimentó la teoría de un asesinato por envenenamiento para impedirle poner orden en los asuntos de la Iglesia y, en particular, en el banco del Vaticano, donde se habían detectado malversaciones financieras.
Pero esta “hipótesis conspirativa” se debió ante todo a la “calamitosa comunicación” del Vaticano, según Christophe Henning, periodista y autor del libro “Petite vie de Jean Paul Ier” (Corta vida del Juan Pablo I). Al igual que Henning, muchos especialistas rechazan esa hipótesis, por considerar que se basa más en un conjunto de coincidencias que en elementos tangibles.
La periodista italiana Stefania Falasca -que apoya activamente la canonización de Juan Pablo I- también desmintió esos rumores en un libro publicado en 2017 y prologado por el arzobispo Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa sede (número dos del Vaticano).
En 2003 se inició un proceso de beatificación, después de que la Conferencia Episcopal Brasileña lanzara una petición para su beatificación en los años 90.
Juan Pablo I será el sexto Papa del siglo XX incluido en el libro de los beatos. Ya han sido canonizados cuatro papas del último siglo, que abarcan gran parte de la historia de la Iglesia, tanto antes como después del Concilio Vaticano II: Pío X (1903-1914), Juan XXIII (1958-1963), Pablo VI (1963-1978) y Juan Pablo II (1978-2005). El Papa Francisco canonizó personalmente a Juan XXIII y a Juan Pablo II en 2014, antes de beatificar a Pablo VI en el mismo año y luego canonizarlo en 2018.
(Con información de Europa Press y AFP)
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