“Si mal no recuerdo, el Papa es de River, que nunca ganó nada, y quizás pensó que los de Como estarían en sintonía porque el ‘scudetto’ está en Milán”, fue la ácida frase de Mario Delpini, arzobispo de Milán, en no muy disimulada queja por no haber sido elevado a la dignidad de cardenal.
Estas bromas, que algunos consideraron fuera de lugar y no muy acordes al estilo de un arzobispo, motivaron una respuesta del presidente del club River Plate, Jorge Brito.
Es muy posible que el arzobispo de Milán haya confundido River con San Lorenzo, el club del cual es “tifoso” el papa Francisco (así lo llamó Delpini), pero Brito tomó esas ironías como “oportunidad para contarle brevemente, Su Excelencia Reverendísima, Monseñor Arzobispo de Milán, sobre la relevancia y el impacto social que tiene nuestra institución, tanto en nuestro país como en el mundo”.
“Somos el Club más popular de Argentina, con más de 20 millones de aficionados en el país y otros tantos en cada rincón del mundo -escribió Brito-. Tenemos 36 títulos locales, 12 copas internacionales, 15 copas nacionales y 6 copas rioplatenses” y “uno de los títulos más relevantes de los últimos años ha sido la Copa Libertadores 2018″, obtenida “en el mítico estadio del Real Madrid”.
Acorde con la actividad de Delpini, Brito también comentó el “compromiso social” de River, que se materializa “a través de la Fundación de nuestro Club”, en actividades “por el desarrollo integral de niños y jóvenes, con diferentes programas educativos, deportivos y sociales, como así también las diversas acciones de solidaridad”, que lleva adelante el Club.
“River es más que fútbol”, le dice Brito a Delpini, enumerando las “más de 50 disciplinas deportivas y múltiples actividades recreativas y culturales” que el club ofrece a sus asociados. “Entre nuestros principales orgullos se encuentran el Instituto Educativo para 1500 alumnos, una Universidad, la querida Casa River (que alberga a más de 120 futbolistas juveniles) y el Museo River (el más grande del mundo como Museo Deportivo)”, agrega el presidente del club millonario.
Finalmente, Brito hace referencia a las obras que convertirán al estadio en “la sede deportiva con más capacidad de Sudamérica” y que, además de ser “uno de los escenarios más emblemáticos del continente y del mundo, es el lugar elegido por la Selección Argentina de Fútbol y por las principales bandas musicales y cantantes internacionales para brindar sus espectáculos en la región”.
El presidente de River completa su carta extendiendo una invitación al Arzobispo de Milán para que, en una eventual futura visita a Sudamérica, conozca River Plate y pueda “apreciar de cerca una institución cuyos títulos y grandeza se sostienen en el aspecto deportivo y social”.
Como posdata, le aclara que “Su Santidad el Papa Francisco es hincha del Club Atlético San Lorenzo de Almagro, institución deportiva que también obtuvo varios títulos a lo largo de su historia”.
El motivo del malestar del Arzobispo de Milán fue que, como cada año, el pasado 28 de agosto, Francisco designó 20 nuevos cardenales en la Iglesia Católica, pero Mario Delpini no estuvo entre los elegidos. En sus designaciones anuales, Jorge Bergoglio ha venido privilegiando a representantes de países de Asia, África y Sudamérica, en detrimento de los de países del primer mundo, lo que claramente está cambiando la composición del colegio cardenalicio que, entre otras cosas, tiene por misión elegir a los papas.
Eso explicaría que en los últimos años haya pasado por alto a Milán, un arzobispado de innegable importancia. Pero lo que habría molestado más a Delpini fue que esta vez, el Papa no sólo lo volvió a saltear a él, arzobispo, sino que hizo cardenal al obispo de Como, ciudad mucho menos relevante que Milán.
De todos modos, el arzobispo milanés, de 71 años, apeló a la ironía, seguramente para suavizar su queja. El Corriere della Sera de Milán se pregunta si estos dichos deben ser tomados como “el enésimo chiste de curas” o “la primera, aunque algo velada, polémica, y nada menos que con el Papa”.
Los comentarios de Delpini fueron pronunciados además en un marco solemne: asistía a la primera misa celebrada por Oscar Cantoni, arzobispo de Como, y flamante cardenal. Fue entonces que Delpini habló sobre la decisión del Papa de nombrarlo a Cantoni pero no a él: “Hay gente algo descarada que se ha preguntado por qué el Papa no había elegido al arzobispo para hacerlo cardenal y en cambio eligió al obispo de Como. Ahora yo creo que hay buenas razones para ello”.
“En esta elección se revela claramente la sabiduría del Santo Padre”, agrega con evidente ironía. “¿Por qué eligió al obispo de Como como consejero especial? Yo encontré por lo menos tres razones: la primera es que el Papa debe haber pensado que el arzobispo de Milán [o sea, él mismo] ya tiene mucho que hacer, está sobrecargado de trabajo y por lo tanto se dijo: es necesario que también trabaje un poco el obispo de Como”.
“La segunda razón -siguió diciendo- es que probablemente el Papa ha pensado que estos del Milan no saben ni siquiera dónde está Roma, por lo tanto es mejor que no los involucre mucho en el gobierno de la Iglesia. Y a lo mejor hay un tercer motivo…” Y aquí es cuando el arzobispo erró el tiro: “Si mal no recuerdo, el Papa es hincha del River, que nunca ganó nada, y tal vez pensó que los de Como podrían estar un poco en sintonía porque se sabe que el scudetto está en Milán”.
Esto, dice el Corriere, despertó aplausos y risas en su auditorio.
Pero también motivó la amable carta de Jorge Brito, para sacar al Arzobispo de su doble error: ni el Papa es de River, ni éste es un club perdedor. Bien lejos de eso.
Nobleza obliga: tampoco lo es San Lorenzo, le precisó Brito.
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