Miles de personas acercaron este sábado hasta la Casa de los Sindicatos de Moscú para darle su último adiós al último líder de la Unión Soviética, Mikhail Gorbáchov, en un acto que ha contado con la presencia de diplomáticos occidentales y al que no ha acudido Vladimir Putin.
El Kremlin ha afirmado que el acto contará con parte del simbolismo asociado a un funeral de Estado, pero en estos últimos días han sido contados los gestos oficiales hacia la figura de Gorbachov. Sin luto nacional, Putin se limitó el miércoles a depositar un ramo de flores en el féretro del ex dirigente soviético.
La Fundación Gorbachov había informado de que el acto de este sábado sería abierto al público y cientos de personas han respondido a la llamada, con largas colas en las inmediaciones de la Casa de los Sindicatos para intentar acceder a la sala donde reposaban los restos del antiguo mandatario, según The Moscow Times.
Por parte de la cúpula política rusa, la presencia más representativa ha sido la del vicepresidente del Consejo de Seguridad, Dimitri Medvedev. También han acudido los embajadores de varios países occidentales, entre ellos los de Estados Unidos, Reino Unido y Alemania, según la agencia Interfax.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha sido el único jefe de Gobierno europeo en hacer acto de presencia, aunque desde el Kremlin el portavoz, Dimitri Peskov, se ha apresurado a aclarar que no hay en agenda ningún encuentro con Putin, informa TASS.
Las ceremonias proseguirán con el entierro de Gorbachov en el cementerio moscovita de Novodévichi, donde el último líder soviético yacerá junto a su mujer, Raisa.
Gorbachov falleció el 30 de agosto en un hospital de la capital rusa y, desde entonces, ha quedado de manifiesto la disparidad entre el recuerdo que guardan de él los gobiernos occidentales, que le agradecen su papel en el fin de la Guerra Fría, y la frialdad demostrada en su propio país.
Entre la ciudadanía rusa sigue cundiendo cierto malestar hacia una figura que asocian al fin de una época de esplendor y la tibieza del actual Gobierno, concentrado en justificar a toda costa su actual aventura bélica en Ucrania, así lo demuestra.
Gorbachov llevaba años viviendo alejado del foco mediático por problemas de salud. Los medios locales llegaron a afirmar que pasaba meses hospitalizado por un cúmulo de afecciones. En 2019 el último dirigente soviético fue ingresado por una neumonía.
Gorbachov presentó su renuncia en diciembre de 1991, después de que once de las antiguas repúblicas soviéticas crearan la Comunidad de Estados Independientes (CEI), desmantelando ‘de facto’ la URSS.
El ex dirigente soviético, ocasionalmente activo en su vida pública, recibió el Premio Nobel de la Paz en 1990 por los cambios en las relaciones entre la URSS y el bloque occidental, encabezado por Estados Unidos, en las últimas etapas de la Guerra Fría.
Aunque estuvo en el poder menos de siete años, Gorbachov desató una serie de cambios impresionantes. Pero rápidamente lo superaron y resultaron en el colapso del estado autoritario soviético, la liberación de las naciones de Europa del Este de la dominación rusa y el fin de décadas de confrontación nuclear Este-Oeste.
Su declive fue humillante. Su poder fue minado irremediablemente por un intento de golpe en su contra en agosto de 1991, pasó sus últimos meses en el cargo viendo república tras república declarar la independencia hasta que renunció el 25 de diciembre de 1991. La Unión Soviética cayó en el olvido un día después.
(Con información de Europa Press, AP y EFE)
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