Las autoridades de Chengdu, en el centro de China, anunciaron este jueves que la ciudad, con más de 21 millones de habitantes, comenzará este jueves un confinamiento para atajar “una situación pandémica extremadamente compleja y grave”.
El Gobierno local declaró en su cuenta oficial en la red social Wechat que “todos los residentes habrán de permanecer en principio en sus domicilios” a partir de las 18.00 hora local (10.00 GMT) y que cada hogar podrá “designar a un miembro” para salir a comprar víveres, siempre y cuando la persona cuente con una prueba negativa PCR realizada en las 24 horas previas.
Los ciudadanos que “realicen tareas básicas para el funcionamiento de la urbe” y de “prevención contra la epidemia” podrán entrar y salir de los vecindarios con un pase electrónico especial.
Asimismo, las autoridades prohíbieron la salida por parte de los residentes del término municipal de Chengdu, salvo en “casos excepcionales”, que solo serán aprobados si la persona cuenta con una prueba negativa PCR en las 24 horas anteriores.
Chengdu, con 21,1 millones de habitantes y con un término municipal de un tamaño superior al de Puerto Rico, llevará a cabo pruebas PCR a todos sus residentes entre este jueves y el domingo.
Los servicios de taxi y de bicicletas públicas quedan suspendidos, aunque la ciudad no ha decretado la paralización del transporte público, sino un “ajuste de su frecuencia”.
La ciudad, capital de la provincia de Sichuan, una de las más pobladas del país, es uno de los principales polos económicos de la zona centro y occidental de China.
La urbe ha sido asimismo noticia este verano por una ola de calor inédita en décadas y una sequía que llevó a limitar el uso de energía en algunas industrias.
Chengdu ya había impuesto durante los últimos días confinamientos selectivos en barrios afectados por rebrotes que dejaron este miércoles 106 nuevos casos sintomáticos y 51 asintomáticos, según datos oficiales.
Recientemente, el país asiático ha registrado rebrotes en varios puntos de su geografía, que van desde la isla tropical meridional de Hainan, pasando por la propia Sichuan, hasta la remota región occidental del Tíbet, que llevaba dos años sin registrar casos.
Ya desde hace más de dos años, China permanece aferrada a su política de “cero covid”: desde los rebrotes registrados en primavera, los habitantes de las grandes ciudades chinas han de someterse a varias pruebas PCR semanales para poder entrar en lugares públicos y se decretan confinamientos en las zonas donde se detecta algún caso.
Más allá de las pruebas de PCR masivas y los confinamientos, el país mantiene sus fronteras prácticamente cerradas al exterior: desde marzo de 2020, China se halla cerrada al turismo y sólo viajeros nacionales y algunos extranjeros con permiso de residencia en vigor o visados no turísticos pueden acceder, tras lo cual les espera una cuarentena en un hotel costeado por ellos mismos y designado por las autoridades.
En China, desde el inicio de la pandemia, se infectaron 243.449 personas y fallecieron 5.226, aunque el número total de infectados excluye a los asintomáticos, según las cuentas oficiales.
(Con información de EFE)
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