La compañía gasista rusa Gazprom inició este miércoles un corte del flujo de gas suministrado a Alemania a través del gasoducto Nord Stream 1 que durará tres días, justificándolo con supuestas razones de mantenimiento.
La medida entró en vigor a las 4:00 horas de Moscú y durará hasta el próximo 3 de septiembre, según una información publicada por la agencia rusa TASS.
Desde Gazprom califican la suspensión como necesaria para “trabajos de mantenimiento preventivo” en el punto de recepción en el Greifswald alemán.
El gigante ruso ya explicó el pasado 19 de agosto que la única estación de bombeo que sigue activa se paralizará temporalmente y que, una vez concluidos los trabajos, el flujo de gas se retomará a un nivel de 33 millones de metros cúbicos diarios.
Esta cantidad sería equivalente al 20 por ciento de la capacidad efectiva. El gasoducto puede transportar hasta 167 millones de metros cúbicos diarios, según Bloomberg.
Alemania confía en este gasoducto para cubrir la demanda interna, después de que otro proyecto alternativo, el Nord Stream 2, haya quedado suspendido por el inicio de la invasión rusa sobre Ucrania el pasado mes de febrero.
Ante un escenario de incertidumbre por las medidas que está adoptando Rusia en cuanto al suministro de gas, Europa se prepara para afrontar un duro invierno debido al encarecimiento exponencial de la energía acarreado por las tensiones en Ucrania.
Los gobiernos buscan ahorrar energía con medidas que van de la reducción de la calefacción al cierre de piscinas o a la suspensión de la actividad de algunas fábricas.
La semana pasada, los precios mayoristas de la electricidad para 2023 batieron récords en Alemania y en Francia, con 995 y más de 1.100 euros por megavatio hora, respectivamente. Hace un año, las tarifas rondaban los 85 euros por megavatio hora.
“El invierno será duro para todos los países de Europa, los precios permanecerán altos e incluso deberían aumentar aún más”, dijo a la AFP Giovanni Sgaravatti, investigador del laboratorio de ideas bruselense Bruegel.
Este drástico aumento se debe principalmente a la reducción del suministro de gas ruso a los países europeos que apoyan a Ucrania frente a la invasión de Moscú.
Desde el inicio de la guerra, Rusia ha disminuido o suspendido la entrega de gas a una decena de países europeos, en una estrategia percibida en Occidente como una represalia por las sanciones occidentales contra Moscú.
Para evitar una crisis mayor, los 27 Estados de la Unión Europea (UE) se comprometieron a reducir al menos en un 15% su consumo de gas entre el 1 de agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023, al final del invierno boreal.
La caída de las entregas ha disparado el precio del gas y, en consonancia, los de la electricidad, ya que históricamente el 20% de la electricidad europea se genera en centrales térmicas que funcionan con gas.
El instituto Bruegel calcula que los países de la Unión Europea (excluyendo a Portugal y Hungría) gastaron 236.000 millones de euros entre septiembre de 2021 y agosto de 2022 para hacer frente al alza de los precios.
A la cabeza está Alemania, con 60.000 millones de euros, pero en relación con el tamaño de sus economías, Grecia y Lituania son los que más se han esforzado, dedicando respectivamente a esa reconversión energética un 3,7% y un 3,6% de su PIB.
Italia destinó a esa tarea casi 50.000 millones de euros, el 2,8% de su PIB, y Francia el 1,8%, con 44.700 millones de euros.
(Con información de Europa Press y AFP)
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