La delegación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) quiere “evitar un accidente nuclear” en la central ucraniana de Zaporizhzhia, ocupada por las tropas rusas, declaró este miércoles su director, Rafael Grossi, al llegar a la región donde se encuentra la planta.
“Es una misión que busca evitar un accidente nuclear y preservar esta importante central nuclear, la más grande de Europa”, indicó Grossi a la prensa en la ciudad de Zaporizhzhia, ubicada a unos 50 kilómetros de la central.
Con un equipo finalmente en camino en un convoy de furgonetas y todoterrenos marcados por la ONU, Rafael Grossi, el jefe de la agencia, dijo que sabía muy bien las implicaciones de la misión sin precedentes.
“Vamos a una zona de guerra. Vamos a un territorio ocupado”, dijo al salir el miércoles temprano de Kiev.
Añadió que había recibido “garantías explícitas” de Rusia de que los 14 expertos podrían realizar su trabajo. Se espera que la misión dure varios días.
Pero ya enfrentó algunas dificultades sin la colaboración de las autoridades ocupantes. Según el gobernador de la región de Zaporizhzhia nombrado por Moscú, Yevhen Balitski, hay aproximadamente 200 coches en las carreteras de salida del territorio hacia Kiev, por lo que la misión del OIEA “tendrá que esperar como todos los demás”, según recogió la agencia de noticias TASS.
En esa línea se han manifestado otros funcionarios de la administración regional designada por el Kremlin, como es el caso de Vladimir Rogov, que ha explicado que a los miembros del OIEA no se les proporcionarán “pases especiales” para acelerar el proceso, según ha recogido Kommersant.
En la tarde del miércoles, el equipo de la ONU había llegado a la ciudad de Zaporizhzhia, a unos 120 kilómetros por carretera de la central, según Energoatom, la agencia ucraniana de energía nuclear.
El mundo observó el progreso de la misión con ansiedad. El jefe de la política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, renovó su llamamiento a Rusia para que desmilitarice totalmente la zona que rodea la central. “Están jugando. Están jugando con la seguridad nuclear”, dijo Borrell. “No podemos jugar a la guerra en las inmediaciones de un emplazamiento como éste”.
Mientras los inspectores estaban de camino, las autoridades locales respaldadas por Rusia acusaron a las fuerzas ucranianas de bombardear repetidamente los terrenos de la planta y la ciudad donde está situada, Enerhodar. Dijeron que los ataques con drones alcanzaron el edificio administrativo de la planta y el centro de entrenamiento.
Yevhen Yevtushenko, jefe de la administración de la ciudad ucraniana de Nikopol, al otro lado del río Dniéper, replicó que los ataques fueron realizados por los rusos en un intento de hacer que Ucrania pareciera la culpable.
Kiev busca ayuda internacional para recuperar el control de la zona.
“Creemos que la misión debería ser un paso muy importante para devolver (la planta) al control del gobierno ucraniano para finales de año”, dijo el ministro de Energía ucraniano, Germán Galushchenko.
Por otro lado, el viceministro de Exteriores, Andrei Rudenko, ha precisado que no se descarta una estancia “permanente” de la misión del OIEA. “La llegada de la misión nos permitirá evaluar de manera realista la situación y disipar esas falsificaciones que Ucrania y Occidente difunden activamente”, ha explicado.
La central nuclear de Zaporizhzhia es la más grande de Europa. Tiene una potencia neta de 9.500 megavatios y contaba con más de 10.000 empleados antes de que comenzara la guerra. La central fue ocupada por las tropas rusas poco después de que comenzara la invasión de Ucrania a finales de febrero.
(Con información de AFP, AP, Europa Press)
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