Expertos del Centro Estadounidense de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés) observador, a partir de fotos tomadas por satélite, daños causados por inundaciones en la única carretera de acceso con la que cuenta el centro de pruebas nucleares de Punggye-ri en Corea del Norte.
A partir de una serie de siete fotos tomadas entre el 24 de junio y el 24 de agosto, los expertos dicen que se “puede observar daños provocados por las inundaciones en la única carretera de acceso a las instalaciones” debido a las lluvias torrenciales caídas en los dos últimos meses.
Estos daños pueden “haber restringido temporalmente la movilidad” a lo largo de esta vía, aunque a su vez no parece haber pruebas suficientes de que las tormentas hayan tenido un impacto significativo sobre la capacidad operativa de Punggye-ri, explican los analistas en un estudio publicado este martes en la web especializada Beyond parallel.
De hecho, en el extremo norte de las instalaciones se detectó la construcción de una carretera de unos 740 metros de longitud que circunvala la mencionada carretera inundada y conecta el centro de mando y el centro de asistencia.
Esta nueva vía de circunvalación “debería proveer acceso sin obstrucciones durante futuras inundaciones”, añade el análisis.
A su vez, imágenes del pasado 24 de agosto muestran que no hay cambios significativos en el llamado túnel 3 o portal sur, algo acorde con lo dicho por los servicios inteligencia de Estados Unidos y Corea del Sur, que afirman que Pyongyang está listo desde primavera para llevar a cabo en este sistema de galerías la que sería su séptima prueba nuclear, la primera en cinco años.
En ese sentido, los expertos del CSIS vuelven a insistir en que la fecha de la realización de este nuevo test parece depender exclusivamente de una orden directa del líder norcoreano, Kim Jong-un.
Los satélites comenzaron a captar preparativos para una nueva detonación atómica subterránea en Punggye-ri el pasado mes de febrero.
Corea del Norte, que lleva más de dos años y medio completamente aislada causa de la pandemia, ha ignorado los llamamientos del Gobierno de Joe Biden para retomar el diálogo sobre desarme y a principios del año pasado aprobó un ambicioso plan quinquenal de modernización armamentística.
Este programa parece estar detrás del número de pruebas de proyectiles realizado este año (más de 20) y de los preparativos para este test nuclear.
Hace unos días, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, dijo que su país no tiene intenciones hostiles contra Corea del Norte y que está dispuesto a llevar a cabo proyectos de asistencia para el empobrecido país vecino, a condición de que su Gobierno comunista demuestre su compromiso hacia la desnuclearización.
Yoon busca que Corea del Norte vuelva a la diplomacia frente a la creciente capacidad de sus armas nucleares, que la enfrenta, además de Seúl, con las potencias occidentales, en momentos en que las tensiones podrían aumentar aún más cuando Estados Unidos y Corea del Sur ya iniciaron su mayor entrenamiento militar combinado en años.
(Con información de EFE)
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