El último líder de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, quien murió este martes a los 91 años, fue uno de los principales críticos de Putin en Rusia. En varias ocasiones, algo inusual en la vida política del país, el ex líder soviético denunció hechos de corrupción e incluso llegó a pedir la renuncia del todopoderoso presidente ruso.
En una declaración pública en ocasión del 30 aniversario de la intentona golpista para apartarlo del poder, Gorbachov señaló que la “única vía correcta de desarrollo de Rusia es la democrática”.
“Considero que las lecciones de aquellos días están vigentes hoy. La defensa de los principios democráticos y del Estado de derecho, la exclusión de toda posibilidad de usurpación del poder, de aventuras, deben ser siempre una preocupación de la sociedad y el Estado”, subrayó el aquel momento el estadista.
El ex presidente soviético recalcó entonces su convencimiento de que sólo en la senda democrática el país “puede desarrollarse y resolver cualquier problema”.
En febrero de 2011, el ex líder soviético dio una entrevista al diario opositor ruso Novaïa Gazeta, en la cual hizo en momento un balance muy negativo de Rusia a 20 años del proceso de reforma lanzado por él y que lo llevó a tener que dejar el poder a fines de 1991.
Gorbachov cuestionó el sistema político ruso y criticó la supresión de la elección de gobernadores, decidida por Vladimir Putin. Desde el año 2005, esos funcionarios, que gobiernan las regiones, son designados por el jefe de Estado y no por la gente.
Para Gorbachov, en Rusia sólo existe una “imitación” de verdadera vida política. Según él, “en vez de tomar medidas concretas, el presidente (Dimitri) Medvedev y Putin vuelven absurdas las leyes electorales”.
El último dirigente soviético contó, por ejemplo, que el entonces jefe adjunto del Kremlin, Vladislav Surkov, quien era considerado como el principal “ideólogo” del poder ruso, le impidió crear un partido socialdemócrata. “Tenia la intención de crear un partido con mis amigos. Cuando Surkov lo supo, me preguntó ‘¿para qué sirve eso?: de todos modos, no inscribiremos a su partido’”.
También criticó la falta de libertad de expresión en las cadenas de televisión nacionales y aseguró que la ausencia de democracia provoca fuga de cerebros. “Si hubiera un renacimiento del proyecto democrático, la gente dejaría de emigrar y volvería”, con la condición de “no depender más del zar, del primer ministro”.
Además, Gorbachov fustigó también a la elite rusa: “La clase dirigente se comporta de un modo indignante. Son ricos y depravados. Su ideal es (Roman) Abramovich”, dijo, en referencia al multimillonario ruso que posee suntuosas residencias y además era propietario del club inglés Chelsea. Un modelo que le parece “despreciable” y “una riqueza desenfrenada” que le da “vergüenza” por él y “por el país”.
“La política actual, en la cual se usan todos los medios para mantenerse en el poder, es inaceptable”, concluyó el ex presidente soviético.
En diciembre de 2011, Gorbachov le pidió a Putin, que en ese momento era primer ministro, que renunciara a su cargo, tras una multitudinaria marcha en su contra en la que lo acusaron de fraude en las elecciones legislativas. “Aconsejaría a Vladimir Vladimirovich (Putin) que se vaya ahora”, declaró.
”Ya tuvo tres mandatos: dos como presidente (2000-2008), uno como primer ministro - tres mandatos, ya basta”, recalcó Gorbachov. A la pregunta de si creía en esta posibilidad, el premio Nobel dela Paz respondió: “Eso no tiene nada de dramático”.
Gorbachov apoyó la gran manifestación de diciembre de 2011 que congregó a 120.000 personas. Y exhortó al poder a “reconocer que hubo muchas falsificaciones y manipulaciones” en las legislativas.
“Considero que las autoridades sólo pueden tomar una decisión: anular los resultados de las elecciones y organizar nuevos comicios”, dijo a la agencia Notifax. “Los dirigentes del país deben admitir que tuvieron lugar numerosas falsificaciones y fraudes y que los resultados no reflejan la voluntad de los electores”, precisó el político. “Cada día que pasa, son más los rusos que consideran que los resultados electorales no son limpios”.
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