Rusia ha adquirido cientos de drones iraníes que podrían ser usados en la guerra de Ucrania a pesar de las advertencias de Estados Unidos a Teherán de no venderlos, un negocio que complica las negociaciones del acuerdo nuclear con el régimen persa.
Se desconoce si Moscú ha comenzado a usar los drones en contra de objetivos ucranianos, pero estos aviones no tripulados parecen estar en buen estado y listos para usarse, dijeron los funcionarios, quienes hablaron a condición de guardar el anonimato para poder tocar datos delicados de inteligencia.
El presunto envío representa el indicio más reciente de lo que parece ser una cooperación militar más estrecha entre las dos naciones aliadas.
Pone de manifiesto también las advertencias de los críticos de las negociaciones actuales para que Irán reanude su cumplimiento del pacto nuclear de 2015 del que Estados Unidos se retiró en 2018. Un acuerdo para que Teherán y Washington regresen al pacto avanza poco a poco, lo que le otorgaría al gobierno iraní miles de millones de dólares en alivio de sanciones a cambio de que ponga fin a su programa nuclear.
Quienes se oponen al acuerdo dicen que levantarle las sanciones a Teherán le podría permitir a Rusia fortalecer a sus fuerzas armadas en Ucrania y evadir las sanciones que se le impusieron después de lanzar su invasión en febrero pasado al canalizar petróleo y otros productos a través de Irán.
The Washington Post fue el primer medio en informar sobre la llegada de los drones a la guerra en Ucrania.
Se especula que Irán está entregando unidades de drones Shahed-129, utilizados para vigilancia operativa, reconocimiento y destrucción del enemigo, diseñados sobre la base del modelo estadounidense MQ-1 Predator y el israelí Hermes 450.
El primer cargamento, añadió Censor, fue enviado a través del Mar Caspio para ser entregado en Astracán y Volgogrado.
Las unidades no tripuladas tienen un fuselaje de ocho metros, con una envergadura de alas de 16 metros. Su carga de combate es de hasta 400 kilos, con una velocidad que alcanza los 150 kilómetros por hora y una autonomía de hasta 1.700 kilómetros. Con ello, dura hasta 24 horas en el aire.
Hasta ahora, Ucrania ha hecho excelente uso de los drones para efectuar labores de reconocimiento y atacar blancos rusos durante los seis meses de conflicto, apoyándose en la tecnología que le han proporcionado Estados Unidos y otros aliados, incluida Turquía. El mes pasado, un dispositivo explosivo a bordo de un dron impactó el cuartel de la flota rusa del Mar Negro, en la península de Crimea, dejando varios heridos. Simpatizantes de Ucrania también han recaudado fondos para comprar drones que puedan usarse en la guerra.
Ante las sanciones económicas y las limitantes en sus cadenas de suministro debido a la guerra, Rusia ha recurrido cada vez más a Irán como un importante aliado y proveedor de armas. La Casa Blanca advirtió públicamente por primera vez el mes pasado que Teherán planeaba suministrarle a Moscú “cientos” de drones armados. Unos días después, aseguró que funcionarios rusos habían realizado dos visitas a Irán para concretar un envío.
El ministro del Exterior de Irán, Hosein Amir Abdolahian, dijo el mes pasado que Teherán tenía “distintos tipos de colaboración con Rusia, incluyendo en el sector de defensa”. Y añadió: “Pero no ayudaremos a ninguna de las dos partes involucradas en esta guerra porque creemos que debe llegar a su fin”. No obstante, ha evitado negar el envío de estos drones.
La misión de Irán ante la ONU no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Los indicios de una mayor cooperación entre Moscú y Teherán se suman a las preocupaciones sobre las negociaciones nucleares. El gobierno del presidente Joe Biden respondió esta semana a la oferta iraní más reciente para reanudar el cumplimiento del pacto previo.
Se tiene previsto un nuevo intercambio de detalles técnicos, al que seguirá una reunión de la comisión conjunta que supervisa el acuerdo. Teherán y Washington han lanzado campañas de mensajes públicos, y también Israel, que se opone al pacto, lo que deja entrever que un acuerdo podría estar cerca.
Los israelíes siguen teniendo enormes preocupaciones en torno a la reanudación de un acuerdo al que se opusieron firmemente en 2015, pero también se sienten recelosos de la redacción del texto europeo propuesto que incluye puntos adicionales, según diplomáticos con conocimiento de la postura de Israel.
(Con información de AP)
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