Human Rights Watch denunció que al menos 689 civiles ucranianos murieron por ataques rusos con bombas de racimo

“Todos los países deben condenar el uso de estas armas bajo cualquier circunstancia”, manifestó Mary Wareham, directora de defensa de las armas de la ONG

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Un soldado ucraniano recoge partes
Un soldado ucraniano recoge partes sin explotar de una bomba de racimo tras un ataque de las tropas rusas cerca del pueblo de Motyzhyn, en la región de Kiev (REUTERS/Mykola Tymchenko)

Human Rights Watch (HRW) denunció este jueves que al menos 689 civiles murieron a causa del “uso generalizado” de bombas de racimo por parte de las tropas de Vladimir Putin en el marco de la invasión rusa a Ucrania, siendo este país el único en el mundo en el que se utiliza este tipo de armamento.

“El sufrimiento inmediato y a largo plazo que las bombas de racimo causan a los civiles hace que su uso hoy en Ucrania sea inconcebible e ilegal”, explicó la directora de defensa de las armas de HRW, Mary Wareham, agregando que “todos los países deben condenar el uso de estas armas bajo cualquier circunstancia”.

Un nuevo informe de cien páginas llamado “Control de Bombas de Racimo 2022″ informó que al menos 149 personas murieron por restos de bombas de racimo en 2021 en comparación con años anteriores, que fueron 360 en 2020 y 317 en 2019.

Sin embargo, este descenso se ha visto ensombrecido por el número de ataques con bombas de racimo durante la invasión rusa de Ucrania. En concreto, los datos preliminares indican que al menos 689 civiles han muerto durante distintos ataques con este tipo de armamento en el marco de la guerra en el país.

El comunicado remitido por Human Rights Watch refleja también que las fuerzas ucranianas también han utilizado misiles con bombas de racimo en al menos dos ocasiones. Este tipo de armamento puede ser lanzado desde tierra por artillería, cohetes y morteros, o desde el aire con aviones.

“Desafortunadamente, los niños constituyeron dos tercios de todas las víctimas de los restos de bombas de racimo (en todo el mundo). Estas armas nunca deben usarse en ningún lugar”, indicó la editora del informe, Loren Persi.

Un tipo de bomba de
Un tipo de bomba de racimo rusa utilizada en la guerra civil de Siria

Así, recordó que hay una “extrema necesidad” de limpieza de las áreas contaminadas, así como una mayor educación para comprender los riesgos que comportan los restos de las bombas de racimo, y un mayor apoyo a las víctimas y sus familias.

Hasta la fecha, 37 estados que forman parte de la Convención sobre Municiones de Racimo han completado la destrucción del 99% de sus reservas -que corresponde a 1,5 millones de bombas de racimo-, aunque hay todavía al menos 26 países y otras tres áreas que continúan contaminados por explosivos sin detonar.

Una de las principales preocupaciones que las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos para reclamar el fin de las bombas de racimo es su carácter indiscriminado, tanto a la hora de explotar y separarse en distintas submuniciones en un primer momento como por la posibilidad de que algunas de estas queden en el suelo, sin estallar.

Finalmente, la directora de defensa de las armas de la ONG, Mary Wareham, ha explicado que aquellos gobiernos que aún no se hayan sumado a la Convención “deben revisar su posición y unirse a otros para ayudar a librar al mundo” de este tipo de armamento.

Por su parte, Vladimir Putin anunció este jueves un incremento del número de soldados que integran su Ejército justo cuando los ucranianos y sus aliados occidentales esperan un inminente cambio de estrategia de Rusia ante la estabilización del frente, especialmente en el este del país.

El Ejército ruso contará a partir del 1 de enero próximo con 1.150.628 soldados, 137.000 más que ahora, en un momento en el que Moscú es incapaz de cumplir con su objetivo de “liberar” el Donbas y doblegar la resistencia ucraniana en el sur.

Cerca de 700 civiles ucranianos
Cerca de 700 civiles ucranianos murieron como consecuencia de los ataques rusos con bombas de racimo (REUTERS/Vladyslav Musiienko)

Con el decreto presidencial, el próximo año la plantilla de las Fuerzas Armadas, formada también por personal civil, superará los dos millones de personas, aunque poco más de la mitad serán soldados.

Desde hace ya un par de meses tanto la inteligencia ucraniana como la occidental denunciaron que el Ejército ruso sufría una acuciante falta de hombres, problema que se ve agravado por la negativa del Kremlin a declarar la movilización general.

Esto motivó la creación de decenas de patrullas de voluntarios, algunos de los cuales ya han sido desplegados en el este y el sur de Ucrania, aunque con escaso impacto en la marcha de la ofensiva rusa.

El hecho de que la medida no entre en vigor hasta 2023 podría significar el reconocimiento de que la campaña militar se alargará hasta el próximo año, ya que el invierno es un factor decisivo en esta parte del mundo, como se demostró con Napoleón en 1812 y Hitler en 1943-45, cuyas fuerzas invadieron Rusia, pero después fueron derrotados.

(Con información de Europa Press y EFE)

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