El desarrollador inmobiliario más grande de China estimó que las ganancias del primer semestre cayeron hasta un 70 por ciento en la primera mitad del año, aumentando las preocupaciones por la crisis del sector en el gigante asiático.
Country Garden dijo el jueves que la ganancia principal estuvo entre 4.5 mil millones de Renminbi y 5 mil millones de Renminbi (US$ 6634 millones y $ USD736 millones) en los primeros seis meses de 2022, un 70 por ciento menos en comparación con el año anterior.
Country Garden atraviesa una fuerte crisis. El martes, la calificadora de riesgo Fitch rebajó su grado de inversión a la categoría “basura”.
Como motivos de la caída de las ganancias, la empresa citó los efectos de la pandemia de coronavirus y las pérdidas cambiarias.
A diferencia de un número creciente de desarrolladoras altamente endeudadas, Country Garden logró mantener el acceso a los mercados de bonos en el extranjero para la refinanciación, lo que ayudó al grupo a mantener cierta estabilidad en un momento en que decenas de miles de compradores de viviendas chinos se niegan a pagar las hipotecas de los apartamentos sin terminar.
Sin embargo, hay señales de que la confianza en Country Garden está disminuyendo.
Alicia García Herrero, economista jefe para Asia-Pacífico del banco de inversión francés Natixis, dijo al Financial Times que Country Garden estaba sufriendo un empeoramiento del sentimiento de los inversores hacia el sector. Existe el temor de una caída de los precios a medida que disminuye la demanda y los nuevos apartamentos permanecen sin terminar, y los desarrolladores con problemas de liquidez se quedan sin dinero.
“Ahora incluso Country Garden básicamente no podía proceder con la preventa de nuevos proyectos porque el contagio es muy extremo”, dijo.
El sector inmobiliario en China atraviesa una crisis desde hace meses que podría impactar en toda la economía del país y, por ende, en todo el mundo.
La crisis se desencadenó después que, para reducir las deudas del sector, China endureció en 2021 las condiciones de acceso al crédito a los promotores, cortando una vía de financiación. Y desencadenó una ola de suspensión de pagos. El caso más importante fue el del antiguo número uno del sector, Evergrande, con cerca de 300.000 millones de dólares de deuda.
Para sostener el sector, el martes se anunció que China garantizará nuevas emisiones de bonos para parte de unos pocos desarrolladores privados selectos, mientras que el planificador estatal dijo que impulsaría la demanda económica y aceleraría los proyectos de infraestructura.
Dada la interconexión de China, la segunda potencia económica mundial, con el resto de países, un contagio de la crisis inmobiliaria al sector financiero tendría repercusiones internacionales, según los analistas.
“Si se multiplican las suspensiones de pagos, podría tener graves consecuencias económicas y sociales”, advirtió la agencia de calificación Fitch.
Ya en mayo, el Banco Central de Estados Unidos afirmó que el empeoramiento de la crisis inmobiliaria china podría tener consecuencias en el sistema financiero del país.
En un escenario así, la crisis impactaría al comercio mundial, afirmó Fitch.
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