Corredores humanitarios: la revolucionaria propuesta de Enrique Piñeyro para liberar los campos de refugiados y dar un hogar a miles de desplazados

Según ACNUR, hay más de 100 millones de desplazados forzosos en el mundo. Cerca del 50% de los refugiados son niños. Las ONG Solidaire y Open Arms están promoviendo un acuerdo internacional para generar vías seguras de migración.

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Niños de la minoría chií hazara, en una imagen de archivo. EFE/ Sayed Mustafa
Niños de la minoría chií hazara, en una imagen de archivo. EFE/ Sayed Mustafa

Es fines de julio del 2022 y el aeropuerto de Fiumicino, en Roma, está decorado con globos, banderas y papel picado. Suena música en los altoparlantes y uno de los salones principales se organizó una conferencia de prensa. Acaba de aterrizar el Boeing 787 de Solidaire, la ONG de Enrique Piñeyro, y poco a poco comienzan a desembarcar 217 mujeres, niños y adultos provenientes de Afganistán.

Son familias que escaparon del régimen talibán, llegaron a Pakistán y luego de un largo proceso de admisión recibieron permisos de llegada a Italia. Y ahora entran al aeropuerto mientras algunos voluntarios italianos les regalan ramos de flores para que empiecen con alegría esta nueva etapa de sus vidas. Y mientras se organizan y las autoridades comienzan a chequear los pasaportes, en la conferencia de prensa ahora todos escuchan a Enrique Piñeyro, que en perfecto italiano -nació en Italia- hace un fuerte reclamo a la Unión Europea.

“Lo importante de hoy es entender y establecer que estos corredores humanitarios son muy importantes porque en el fondo todas las fronteras son divisiones artificiales, normalmente diseñadas sobre la base de sangre y violencia. Hoy trajimos a muchas mujeres que están siendo perseguidas por su sola condición de mujeres, niñas que han sido encerradas fuera de su propio futuro. Esperemos que ese futuro hoy se abra. Y gracias a Italia que las recibe. Pero…”. En el pero se hace una pausa. Europa tiene una política ambigua cuando de refugiados se trata: ha abierto las puertas a todos los ucranianos que huyen de la guerra, pero no es igual de hospitalaria con los refugiados que escapan de conflictos en países de África.

“Es importante entender que los refugiados son todos iguales, sea que vengan de Ucrania, de Afganistán, o del norte de África”, sigue Piñeyro, que está trabajando por establecer una serie de corredores humanitarios en todo el mundo para asistir a las personas que huyen de las guerras.

“Para que los países puedan acoger refugiados hacen falta corredores humanitarios. Son corredores que todavía deben ser explorados, entre puertos y aeropuertos. Hace falta ese salvoconducto. Ya estamos trabajando juntos Open Arms y Solidaire, ellos por mar, nosotros por aire. Podemos hacer muchas cosas si los Estados garantizan estos corredores humanitarios”, concluye.

Según ACNUR (la Agencia para los refugiados de las Naciones Unidas), en el mundo hay hoy más de 100 millones de personas que fueron forzadas a desplazarse de sus hogares. Aproximadamente la mitad de ellas se desplazaron internamente en su propio país, y la otra mitad debió salir en busca de un nuevo destino. Los principales conflictos suceden hoy en Ucrania, Yemen, la República de Congo, Siria, Afganistán, Etiopía, Sudán del Sur, Myanmar, Venezuela, Honduras, Nicaragua, y muchos otros: hay 60 conflictos armados reportados en todo el mundo.

Operativo de bienvenida en Italia para los 217 afganos que llegaron desde Pakistán en el vuelo de Solidaire
Operativo de bienvenida en Italia para los 217 afganos que llegaron desde Pakistán en el vuelo de Solidaire

Para fines del 2021 ya había 89 millones de personas desplazadas. La guerra en Ucrania elevó el número hasta los 100 millones. El número se duplicó en 10 años: en el 2011 había “apenas” la mitad, 44 millones de desplazados.

Turquía, Polonia, Colombia, Uganda, Pakistán, Alemania y Bangladesh son los países que más refugiados tienen hoy en día. Las condiciones no son siempre las mismas, y en pocos casos estos países aparecen en los destinos de los refugiados como destinos finales. La mayoría busca llegar a países donde tienen amigos o familiares o alguna oportunidad concreta. Pero el viaje demasiado a menudo se vuelve salvaje y no llegan a destino, o bien porque quedan por años atrapados en un campor de refugiados, o bien porque no logran atravesar la ruta.

Desde el 2015 a esta parte la ONG catalana Open Arms se dedica a rescatar migrantes del Mediterráneo. Ya rescataron cerca de 60 mil personas, y ahora mismo, mientras esta nota se escribe, sus dos barcos están buscando barcazas en medio del mar para subirlas a bordo y llevarlas hasta la orilla más cercana. Según el tratado internacional para los refugiados, los migrantes que naufragan camino a su nuevo destino deben ser considerados refugiados en el país más cercano al que se los encontró. En muchos casos, para quienes huyen de Libia -al norte de África- por el Mediterráneo, ese destino es Italia.

Yohaness, de Eritrea, reza junto a otros migrantes en las costas de Italia, a bordo de uno de los barcos de Open Arms, que los rescató del Mediterráneo. (AP Photo/Joan Mateu)
Yohaness, de Eritrea, reza junto a otros migrantes en las costas de Italia, a bordo de uno de los barcos de Open Arms, que los rescató del Mediterráneo. (AP Photo/Joan Mateu)

Pero en Europa no siempre tienen las puertas abiertas. Muchas veces los devuelven (lo cual es ilegal), y muchas otras los dejan en el limbo del campo de refugiados. La propuesta de Piñeyro y Óscar Camps es sencilla pero revolucionaria: asegurar caminos desde el puerto al aeropuerto para que los refugiados apenas rescatados del mar puedan ser llevados en avión a un tercer país que esté dispuesto a recibirlos con los brazos abiertos.

Para lograr esto acaban de firmar un acuerdo con el gobierno provincial de Saskatchewan, en Canadá, por el cual se comprometen a llevar al menos tres aviones más con refugiados ucranianos, pero la intención tanto de Piñeyro como de Camps (como representantes de Solidaire y Open Arms), es extender ese acuerdo para que reciban refugiados de muchos otros países.

También, buscan ampliar la red de acuerdos a otros países que tienen condiciones y tradición de recibir inmigrantes. Si esto sucediera y se hicieran corredores humanitarios marinos-terrestres-aéreos coordinados, se reduciría drásticamente el número de personas a la espera de un destino, y habría finales felices muchos antes de lo que llegan hoy, si es que llegan.

Migrantes de varios países de África perdidos en medio del Mediterráneo mientras intentan llegar a Europa. Fueron rescatados por Open Arms y llevados a Italia. (AP Photo/Bruno Thevenin)
Migrantes de varios países de África perdidos en medio del Mediterráneo mientras intentan llegar a Europa. Fueron rescatados por Open Arms y llevados a Italia. (AP Photo/Bruno Thevenin)

No podemos retener a las personas que buscan refugio en campos de refugiados hacinados por décadas. Ese no era el objetivo de la figura del refugiado ni de la carta de los derechos humanos. Hay que buscar destinos que reciban a los refugiados y que tengan necesidad de nueva población por ejemplo. Algunos tienen tradición, como Canadá, Suecia, Noruega, Finlandia… Hay niños que tienen cinco o seis años que han nacido en un campo de refugiados que se suponía que eran lugares transitorios. Eso no puede seguir pasando”, dice Óscar Camps.

Antes de despedirse rumbo a Francia, donde abordará uno de los barcos de rescate de Open Arms, dejá una definició estremecedora: “Nos hemos vuelto tan sensibles a todo que queremos acabar con los zoológicos, con los circos, pero no nos conmueve saber que hay cientos de miles de niños atrapados en zoológicos humanos. Son niños en cautividad y con escasos derechos, en condiciones parecidas a las de los animales. Hay que vaciar esos campos, sacar de ahí a las familias y buscarles un lugar donde puedan evolucionar. El futuro supone que tengan vías legales y seguras para desplazarse, sin que se tengan que lanzar al mar y pongan sus vidas en peligros, y sin entregarse al crimen organizado de los migrantes”.

Piñeyro, por su parte explica que la intención de su ONG es la de accionar ahí donde los estados no actúan, y al ser una organización de acción directa tienen la ventaja de no depender de la burocracia a la que sí están atadas muchas otras instituciones.

Enrique Piñeyro y Óscar Camps, fundadores y directores de las ONGs Solidaire y Open Arms, junto a Scott Moe (al medio), Primer Ministro de la provincia de Saskatchewan, Canadá. Acaban de firmar un acuerdo para recibir tres nuevos aviones con refugiados de acá a Marzo del 2023.
Enrique Piñeyro y Óscar Camps, fundadores y directores de las ONGs Solidaire y Open Arms, junto a Scott Moe (al medio), Primer Ministro de la provincia de Saskatchewan, Canadá. Acaban de firmar un acuerdo para recibir tres nuevos aviones con refugiados de acá a Marzo del 2023.

Después de ya 13 misiones humanitarias en las que trasladaron a casi 3000 personas desde Níger, Polonia, y Pakistán (todas provenientes de diferentes países en conflicto), dice que el factor común es siempre la condición de víctimas: ninguno de los que migra deseaba hacerlo o provocó la crisis en su país: “Los políticos hacen, deshacen, dan órdenes, los militares las cumplen… pero cuando llevás en el vuelo a una mujer que acaba de enterrar a su marido en Mariupol, ahí te das cuenta de lo que están generando. Tendrían que verlo para tomar conciencia de lo que provocan. No les importa nada, ni el bienestar de la gente del Donbas ni de ningún lado”, dice.

El último viaje que realizaron acaba de suceder: llevaron 205 ucranianos desde Varsovia hasta Regina, en la provincia de Saskatchewan, Canadá. Allí las familias fueron recibidas con un impresionante operativo de bienvenida que incluyó líneas de celulares gratis, cuentas de banco, servicio de empleo, de vivienda, préstamos, educación gratis, y muchas otras posibilidades más. Además, se firmó el acuerdo antes descrito y hubo conversaciones para ampliarlo. Nadie sabe dónde temrinará este empeño, pero el mundo demuestra que es cada vez más necesario.

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