El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo al dictador norcoreano, Kim Jong-un, que los dos países “ampliarán las amplias y constructivas relaciones bilaterales con esfuerzos comunes”, informaron el lunes los medios estatales de Pyongyang.
En una carta dirigida a Kim con motivo del Día de la Liberación de Corea, Putin dijo que el estrechamiento de los lazos redundará en beneficio de ambos países y ayudará a reforzar la seguridad y la estabilidad de la península de Corea y de la región del noreste de Asia, según informó la agencia de noticias norcoreana KCNA.
Kim también envió una carta a Putin en la que le afirmó que la amistad entre Rusia y Corea del Norte se forjó en la Segunda Guerra Mundial con la victoria sobre Japón, que había ocupado la península coreana.
Kim destacó que los “heroicos” soldados del Ejército Rojo dedicaron su “sangre y valiosas vidas a la lucha para liberar a Corea”, algo que “permanece dentro del corazón y de la memoria del pueblo como un monumento eterno”.
La amistad entre Corea del Norte y Rusia “se forjó en la guerra anti-japonesa contra el enemigo común y se ha consolidado de forma invariable y desarrollado”, según el dictador norcoreano.
La “cooperación estratégica y táctica, el apoyo y la solidaridad” entre los dos países ha alcanzado desde entonces un nuevo nivel en sus esfuerzos comunes “para frustrar las amenazas de fuerzas hostiles y sus provocaciones”.
La KCNA no identificó a las fuerzas hostiles, pero normalmente ha utilizado ese término para referirse a Estados Unidos y sus aliados.
El líder supremo norcoreano también expresó su confianza en que estas “relaciones amistosas y cooperativas” se harán “más fuertes en todos los ámbitos con base en la cumbre celebrada en 2019 en Vladivostok”.
Kim concluyó su mensaje a Putin “deseando con sinceridad su buena salud y su éxito en su trabajo responsable para defender la soberanía y los intereses de su país y de su pueblo”.
El líder norcoreano y Putin se reunieron en Vladivostok en abril de 2019, después de la segunda cumbre celebrada dos meses antes en Hanói entre el líder norcoreano y el anterior presidente estadounidense, Donald Trump, para abordar el proceso de desarme en la península coreana.
El diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte permanece congelado desde esa fallida cumbre, y la península está sumida en una escalada armamentística debido a los constantes test de misiles de Pyongyang y a la respuesta de los aliados, a lo que se suma la posibilidad de un nuevo ensayo atómico del hermético régimen.
Pyongyang ha endurecido además sus críticas a Washington en los últimos meses, y ha responsabilizado a Estados Unidos de causar el “incidente en Ucrania” con su “política hegemónica”, entre otros pronunciamientos de apoyo a la posición de Moscú en su invasión al país vecino.
En julio, Corea del Norte reconoció a dos “repúblicas populares” escindidas respaldadas por Rusia en el este de Ucrania como estados independientes, y los funcionarios plantearon la posibilidad de enviar trabajadores norcoreanos a las zonas para ayudar en la construcción y otras labores.
Ucrania, que se resiste a una invasión rusa descrita por Moscú como una “operación militar especial”, rompió inmediatamente las relaciones con Pyongyang por esta medida.
(Con información de Reuters y EFE)
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