El régimen de Irán culpó este lunes a Salman Rushdie del ataque que sufrió el viernes por insultar a los musulmanes y rechazó toda responsabilidad, pese a la fatua que emitió el ayatolá Ruhollah Khomeini en 1989 contra el escritor.
En la primera reacción oficial desde el ataque a puñaladas en Estados Unidos, las autoridades iraníes rechazaron vínculos con el atacante o cualquier responsabilidad en el suceso, y en lugar de ello volvieron a señalar al novelista.
“No consideramos a nadie más que a él (Rushdie) y a sus seguidores culpables”, dijo en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kanani. “Al insultar los asuntos sagrados del Islam y cruzar las líneas rojas de más de un billón y medio de musulmanes y todos los seguidores de las religiones divinas, Salman Rushdie se ha expuesto a la ira y la ira de la gente”.
El portavoz no hizo ninguna referencia a la fatua que emitió Khomeini pidiendo el asesinato de Rushdie en 1989 y de cualquier persona implicada en la publicación del libro, lo que obligó al escritor a pasar años en la clandestinidad.
El escritor británico de origen indio, de 75 años, fue apuñalado en un acto público en el Estado de Nueva York por Hadi Matar, a quien especialistas en radicalismo islámico identifican como simpatizante de Irán y de la Guardia Revolucionaria Islámica, considerada el ala dura del régimen iraní.
Rushdie continúa ingresado en estado grave, con daños en hígado, riñón y un ojo, que podría perder, pero está evolucionando positivamente y ya no necesita respiración asistida.
El escritor ganador del premio había pasado años bajo protección policial después de que los líderes iraníes pidieron el asesinato de Rushdie por su interpretación del Islam y el profeta Mahoma en la novela.
Tras el ataque a Rushdie, las autoridades iraníes habían guardado silencio hasta ahora y las reacciones públicas no habían sido unánimes.
Por un lado, los medios de comunicación conservadores celebraron el suceso con titulares como “La divina venganza alcanza a Salman Rushdie del diario “Keyhan” o “El ojo del diablo ha sido cegado” del periódico “Jaam-e Jam”.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo el domingo que los medios estatales iraníes se habían “regodeado” sobre el ataque y agregó que “esto es despreciable”.
A la vez, la indiferencia y el silencio fue la tónica general entre los ciudadanos, que consideran el asunto una cosa del pasado o directamente desconocen el nombre del novelista.
Los religiosos, sin embargo, sí celebraron el ataque.
“El imán Khomeini lo declaró apóstata, y cuando alguien es declarado apóstata está permitido matarlo”, dijo ayer a Efe el importante clérigo Yalal Mohebí en el santuario Saleh de Teherán.
Fatwa
“Los versos satánicos” despertó la ira de los musulmanes chiíes, quienes la consideraron un insulto al Corán, a Mahoma y a la fe islámica y fue prohibida en la India, Pakistán, Egipto, Arabia Saudí y Sudáfrica.
A los pocos meses de su publicación, Khomeini emitió una fatua pidiendo el asesinato de Rushdie, lo que obligó al escritor a pasar años en la clandestinidad.
Años más tarde, el entonces moderado presidente iraní Mohammad Khatami se distanció a finales de los 90 de la fatua y afirmó que el Gobierno no buscaba la muerte de Rushdie
Sin embargo, el líder supremo de Irán, Ali Khamenei, reiteró la fatua en 2017: “El decreto continúa tal y como lo emitió Khomeini”.
Dos años más tarde, volvería a subrayar que la fatua “es irrevocable”
(Con información de EFE y AFP)
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