Amnistía Internacional (AI) denunció este miércoles un uso ilegítimo de la fuerza por parte de la Policía iraní y muertes documentadas durante las protestas que se registraron en mayo contra el régimen de los ayatolás por el alza de los precios de los alimentos.
“La respuesta militarizada de las autoridades puso al descubierto una vez más el absoluto desprecio por la inviolabilidad de la vida humana y las normas jurídicas internacionales sobre el uso de la fuerza y armas de fuego”, manifestó la directora adjunta de AI para Oriente Próximo y el Norte de África, Diana Eltahawy.
Varias ciudades del país fueron escenario de altercados en mayo de 2022 entre manifestantes y la Policía por el rápido aumento de los precios de productos básicos, como huevos, carne, arroz o pan en el marco de una crisis económica desencadenada por las sanciones de Estados Unidos en represalia por el programa nuclear del régimen iraní.
Amnistía Internacional verificó la muerte de tres personas en relación con estas protestas, así como heridas provocadas por balas de perdigón contra manifestantes y transeúntes, incluidos niños y niñas, según indicó en un comunicado.
“Es probable que la indignación legítima de la población de Irán por la corrupción estatal, la inflación, el desempleo, los salarios bajos o impagados y la inseguridad alimentaria, así como la represión política, den lugar a más protestas”, advirtió la ONG.
Por ello, la organización internacional ha pedido la rendición de cuentas, ya que, de no hacerse justicia, “las fuerzas de seguridad de Irán continuarán sintiéndose envalentonadas para matar y herir a quienes se manifiestan”.
“Habida cuenta de que las vías nacionales a la justicia están completamente cerradas, AI reitera la necesidad urgente de que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU establezca un mecanismo independiente de investigación y rendición de cuentas para recopilar, consolidar, preservar y analizar pruebas de los crímenes más graves de derecho internacional cometidos en Irán”, subrayó.
La ONG detalló que el uso de perdigones de forma indiscriminada está concebido “para causar un daño generalizado que siempre es innecesario y excesivo para lograr objetivos legítimos”, por lo que “su uso infringe la prohibición de la tortura y otros malos tratos”.
“El uso ilegítimo de la fuerza por las autoridades iraníes durante la represión de las protestas de mayo de 2022 refleja una creciente militarización de la actuación policial en las protestas en años recientes”, apuntó AI en el comunicado, agregando que a ello “ha contribuido la crisis de impunidad sistemática del país” por la falta de investigación de crímenes, como ejecuciones extrajudiciales, homicidios y otras violaciones de los Derechos Humanos.
Activistas iraníes señalaron que el primer año de presidencia de Ebrahim Raisi estuvo marcado por un aumento de la represión. Así, el ex jefe ultraconservador de la Autoridad Judicial confirma los temores que suscitó su llegada al poder en agosto de 2021, tras suceder al más moderado Hassan Rohani.
Raisi y el líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, tienen que hacer frente a una profunda crisis económica, debida a las sanciones occidentales contra el programa nuclear iraní y a una serie de catástrofes, como el derrumbe de un edificio en Abadan (suroeste) en mayo, que causó decenas de muertos y desató una serie de manifestaciones de protesta.
“La represión actual está profundamente relacionada con la multiplicación de las manifestaciones”, aseguró a la agencia AFP Ali Fathollah-Nejad, especialista de Irán en la Universidad Americana de Beirut (AUB).
El régimen aprendió a reaccionar tras la movilización nacional de diciembre de 2017 y de noviembre de 2019 y, aunque las protestas tienen un origen socioeconómico, “se convierten rápidamente en políticas y se dirigen al conjunto del sistema”, señaló. “Las manifestaciones en las calles siguen representando una amenaza para la estabilidad del régimen”, insistió el experto.
Con información de Europa Press y AFP
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