La titular de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, arribó este martes a Taiwán, la vista de mayor rango desde 1997 y que enfurece al régimen de China, que reclama la soberanía de la isla. Beijing, que había advertido que EEUU “pagará el precio” de esta decisión, envió cazas que cruzaron la línea divisorias y entraron al estrecho de Taiwán.
La líder demócrata, de 82 años y tercera en la línea sucesoria de la Presidencia estadounidense, llegó a Taipéi pasadas las 22:30 (hora local, 14:30 GMT) a bordo de un avión de la Fuerza Aéreas de EEUU como tercera escala de su gira por Asia, luego de visitar Singapur y Malasia. Fue recibida en el aeropuerto Songshan por el ministro de Exteriores de Taiwán, Joseph Wu.
“La visita de nuestra delegación a Taiwán honra el compromiso inquebrantable de Estados Unidos de apoyar la vibrante democracia de Taiwán”, sostuvo en Pelosi en Twitter tras su arribo. Además, aseguró que el viaje “no contradice la política oficial” de Washington, que complementa el reconocimiento a la doctrina de “Una sola China” con su Ley de Relaciones con Taiwán de 1979, que le permite vender armamento a la isla.
La anticipación a la visita generó un despliegue militar en el estrecho de Formosa, donde el régimen de Xi Jinping movilizó aviones y buques, mientras el Pentágono tiene en la región al portaaviones USS Ronald Reagan acompañado de otras naves. Y minutos antes del aterrizaje, los medios estatales informaron que aviones militares chinos SU-35 cruzaron el estrecho de Taiwán.
La situación fue comparada por la prensa china con la Crisis de los Misiles en Cuba de octubre de 1962, uno de los máximos momentos de tensión de la Guerra Fría. “Esta es la versión del Estrecho de Taiwán (también llamado de Formosa) de la Crisis de los Misiles en Cuba. Estados Unidos es el provocador. El mundo está observando si Pelosi va a apretar el gatillo con sus propias manos”, advierte el diario Global Times, instrumento de propaganda del régimen, en un comentario publicado en Twitter este martes.
En un alarde de fuerza en las últimas horas, Beijing, que reclama la soberanía de Taiwán y no descarta invadir la isla, envió a un buque destructor del Ejército chino a unos 80 kilómetros de las costas de la isla de Lanyu, al sureste de Taiwán, según la agencia de noticias isleña, CNA.
El destructor, detectado la mañana del martes, tiene un radio de vigilancia de 380 kilómetros a nivel del mar y de hasta 560 kilómetros si monitorea el espacio aéreo a su alrededor.
Mientras, los dos portaaviones de la Armada china se encuentran fuera de sus bases y llevan horas navegando ante llegada de la alta responsable de EEUU, que mantiene una posición ambigua sobre si defendería a Taiwán en caso de ser atacado por China, uno de los mayores escollos de la relación Pekín-Washington.
A su vez, la Administración de Seguridad Marítima de China anunció el cierre de áreas marítimas por maniobras militares en el mar de China Meridional y en el mar de Bohai (norte), que en conjunto se prolongarán hasta el 6 de agosto.
Un despliegue militar en línea con la advertencia de China de que responderá con “contundencia” a la visita de Pelosi, que pone a prueba las tensas relaciones entre las primeras economías mundiales después de que sus presidentes, Joe Biden y Xi Jinping, trataran de limar asperezas en una videollamada la pasada semana.
TAIWÁN ELEVA EL ESTADO DE ALARMA
Por su parte, el Ejército de Taiwán -de quien EEUU es el principal suministrador de armas- ha elevado su estado de alerta y el Ejército ha incrementado su preparación de combate, según la agencia CNA.
El diario taiwanés Liberty Times publica además que el Ejército de Taiwán ha enviado ocho cazas Mirage-2000 para que se sumen a los cuatro que ya están estacionados en la base aérea de Taitung, al este de Taiwán, mientras el Gobierno de Taiwán se ha mantenido de momento en silencio sobre la posible visita.
Asimismo, cuatro buques de guerra de Estados Unidos, incluyendo el portaaviones USS Ronald Reagan, se encuentran posicionados en aguas al este de Taiwán, según detalló el diario hongkonés South China Morning Post.
La controvertida visita de Pelosi ha elevado la tensión entre China y EEUU, que ya atravesaban uno de los peores periodos de sus relaciones en décadas, y el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, condenó la “deplorable traición” de Washington. “El principio de ‘una sola China’ es un consenso de la comunidad internacional” y la “base política de las relaciones de China con otros países”, remarcó el canciller, quien recordó que se trata de una “línea roja” para el gigante asiático.
Según el jefe de la diplomacia china, varias personas en Estados Unidos “están desafiando la soberanía de China en el tema de Taiwán”, algo que “nunca será aceptado por el pueblo chino”.
China reclama la soberanía sobre la isla y considera a Taiwán una provincia rebelde desde que los nacionalistas del Kuomintang se replegaron allí en 1949, tras perder la guerra civil contra los comunistas.
Estados Unidos no mantiene relaciones oficiales con Taiwán, condición sine qua non de China para establecerlas con terceros, pero es el principal suministrador de armas de Taiwán y sería su mayor aliado en caso de conflicto bélico con el gigante asiático.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, subrayó mientras el estatus “independiente” de la Cámara de los Representantes de EEUU para disociar la visita de Pelosi -segunda en la línea de sucesión de Biden- del Gobierno estadounidense, algo que no ha convencido a Beijing. “Si la tercera persona más importante en el Gobierno de Estados Unidos llega a Taiwán en un avión militar”, su visita “en ningún modo será no oficial”, advirtió la portavoz de Exteriores china, Hua Chunying, afirmando que la isla autogobernada y democrática se enfrentaría a “consecuencias desastrosas”.
(Con información de EFE)
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