Santiago Abascal, diputado español de 46 años, es presidente del partido de derecha Vox y presidente de la fundación Disenso, un órgano de formación de dirigentes, reflexión y difusión de su ideario.
Licenciado en Sociología, empezó muy joven su participación política en el Partido Popular, que abandonó en 2013 por diferencias irreconciliables con las políticas poco claras que esa fuerza adoptaba frente a sus adversarios del socialismo español.
Ese mismo año fundó Vox. Desde entonces su crecimiento no se ha detenido. Hoy cuenta con un bloque de 52 diputados y es la tercera fuerza política en España, un volumen que le otorga la estratégica función de definir alianzas y posicionamientos a los dos partidos mayoritarios.
— Esta es una época sin grandes liderazgos, sobre todo en Latinoamérica. Usted ha podido concitar protagonismo en Europa siendo diputado. ¿Lo percibe así? ¿A qué lo atribuye?
— Yo sí percibo ese protagonismo de Vox, fundamentalmente en Europa y en Hispanoamérica. No tiene que ver con un liderazgo personal, ni siquiera con una suma de pequeños liderazgos personales, porque en VOX hay gente muy, muy valiosa. Creo que tiene que ver con la fortaleza del mensaje político de VOX. VOX se ha atrevido en Europa y en España, y también en su mensaje en Hispanoamérica, a enfrentarse a la corrección política como probablemente no ha hecho ninguna fuerza política recientemente, a enfrentar la Agenda 2030, a enfrentar las agendas globalistas, a enfrentar el separatismo. Entonces, el mensaje de Vox ha trascendido fronteras, probablemente por su fortaleza, por lo rocoso del mismo.
— ¿Usted diría que Vox abrió debates que estaban cerrados?
— Bueno, estaban prohibidos. En cuanto uno se atrevía a plantear determinadas cosas, era inmediatamente etiquetado. Lo dijimos casi en nuestro primer gran acto. Si uno defendía la unidad nacional en España, era fascista. Si uno defendía las fronteras frente a la inmigración ilegal, era xenófobo. Si uno defendía la igualdad del hombre y la mujer frente a las políticas de género que hacen desiguales al hombre y a la mujer, inmediatamente lo calificaban de machista. Había una serie de mecanismos que funcionaban instantáneamente y que hacían que el debate estuviese prohibido. De hecho, nosotros hacíamos ese reproche. Por un lado, la izquierda que plantea los debates prohibidos en aquellos donde ya ha ganado; ya no se puede dar marcha atrás. Y la derecha o el centro derecha lo que había hecho es decir que esos debates eran estériles, eran cortinas de humo de la izquierda y por tanto tampoco quería afrontarlos. Su única misión era la economía. VOX ha venido y ha dado una patada en el tablero de la corrección política y ha dicho ‘vamos a volver a debatir de todo, vamos a defender la Unidad Nacional, vamos a defender nuestras fronteras, vamos a defender las libertades de los ciudadanos y vamos a hacerlo con todas las consecuencias, frente a cualquier insulto, frente a cualquier etiqueta.
— ¿Este conflicto entre Ucrania y Rusia, le ha dado la razón, quizá, de que no era un fanatismo buscar la independencia energética?
— Recientemente hemos escuchado al presidente del Gobierno hablar con dureza de las mafias de la inmigración. Hace dos años, en la moción de censura, sólo nosotros hablábamos de esas mafias de la inmigración ilegal y nos llamaban xenófobos. Es verdad que la denuncia que ellos hacen de las mafias de la inmigración es una denuncia vacía, porque no son consecuentes; no terminan con el efecto llamada porque regularizan a todos los que llegan ilegalmente; porque les dan ayudas sociales; porque financian a las organizaciones no gubernamentales que son cómplices de esas mafias...
— Se le critica a VOX su posición respecto de la inmigración…
— Bueno, nosotros lo que somos es sensatos como lo es cualquier persona en su casa. Si alguien llama a nuestra puerta, a nuestra casa, nos gusta que lo haga timbrando, de manera respetuosa. Y cuando abrimos la puerta no nos dé un empujón y se meta dentro de nuestra casa. Y no nos gusta que derriben la puerta y no nos gusta que nos roben nuestra propiedad. España es propiedad de los españoles. Las naciones tienen fronteras y nosotros pensamos que la inmigración tiene que ser ordenada, en función de las necesidades económicas del país (también de la capacidad de solidaridad del país), y tiene que ser ordenada en función de la capacidad de adaptación del inmigrante. No es lo mismo una persona que viene de Hispanoamérica, de una nación hermana, con la que compartimos cultura, historia, lengua… que las personas que vienen de África con una visión completamente distinta del mundo, de la sociedad, de la organización política e incluso de los derechos que tienen mujeres y homosexuales. Esto no se hace por odio a los de afuera, se hace por amor a los de dentro; por proteger nuestra libertad, proteger nuestra seguridad, por proteger nuestra prosperidad. Y no se hace por egoísmo, se hace porque es un deber y como representante político es un deber mayor. Yo no me presento a las elecciones de Marruecos; no me presento a las elecciones de Argelia. Yo me he presentado a las elecciones de España y tengo deberes ante los españoles, no ante la comunidad internacional.
— La dependencia energética es un tema del que se está hablando muchísimo ahora. ¿Qué pasó con esto del globalismo? Todos somos un gran país, casi sin fronteras, que todos nos ayudamos y de repente...
— Hasta que no nos ayudamos o hay intereses contrapuestos, que es lo que nos ha ocurrido. Poco a poco se han ido tomando decisiones en Europa impulsadas y protagonizadas fundamentalmente desde Alemania. Creo que Merkel pasará a la historia como la gobernante responsable de la dependencia energética de Europa, porque en Alemania han renunciado a la energía nuclear. Hoy sabemos que lo han hecho lobbies ecologistas pagados por Rusia y han pretendido que lo hagamos en toda Europa. Ha habido naciones donde no se ha hecho, como en Francia, pero en España nos hemos puesto a la cabeza del desmantelamiento de la energía nuclear. Y eso, en definitiva, nos ha convertido en dependientes. Hoy no producimos toda la energía nuclear que deberíamos. Estamos cerrando centrales nucleares, pero compramos energía nuclear a Francia. No producimos energía térmica; estamos volando las centrales térmicas en este momento, en este momento de necesidad… Lo hemos dicho hace dos años y hoy escuchamos a los otros partidos, primero hablar de autonomía energética, incluso de soberanía energética. Por eso les damos la bienvenida, pero no están tomando las medidas necesarias. No se trata solo de decir una frase, de formular un concepto, se trata de tomar las decisiones que nos vayan, poco a poco, porque no hay una varita mágica, garantizando esa independencia energética y permitiendo que España, que cualquier nación, pueda explorar y explotar sus recursos naturales.
— En el debate del Estado de la Nación, Unidas Podemos aplaudió a Pedro Sánchez diciendo que había dado un volantazo a la izquierda, con lo cual estaban conformes. Y, por otro lado, lo escuché a usted irónicamente, diciéndole “Bienvenido a la ultraderecha”. ¿Cómo es esto?
— En realidad no es muy cierta ninguna de las afirmaciones. Nuestro aplauso era irónico y el aplauso de Podemos es un aplauso con media sonrisa, con los dientes apretados. Podemos está muy enfadada dentro de la coalición de gobierno porque consideran que Pedro Sánchez, sin consultarles a ellos, ha llevado adelante y ha vendido como propias algunas de las medidas más radicales y más extremistas de Podemos. Yo no tengo ninguna duda de que las medidas de Pedro Sánchez son medidas bolivarianas. Cuando le aplaudimos diciendo ‘bienvenido al franquismo y la autarquía’ es porque ha hablado de soberanía energética, pero no toma ni una sola medida para recuperarla. Cuando le decimos bienvenido a la xenofobia, irónicamente, es porque ha criticado a las mafias del tráfico de personas, pero no toma ni una sola medida para impedir la inmigración ilegal. Es un aplauso profundamente irónico únicamente porque le vemos usar de manera torticera algunos de los conceptos que nosotros usamos.
— Sobre la cumbre de Madrid: Vox logró convocar a líderes europeos y jefes de Estado… ¿A qué atribuye esa respuesta?
— Probablemente a la decisión de Vox a la hora de ser muy firme en algunos planteamientos; VOX ha podido convertirse en una referencia que ha provocado admiración y simpatía por políticos muy prominentes de Europa, por la claridad a la hora de defender Europa en contra de lo que dicen de nosotros. Vox no ha tenido ningún complejo, ningún miedo en enfrentarse a la izquierda. VOX ha sido solidario en el Parlamento nacional con Hungría y con Polonia cuando eran completamente atacadas. VOX ha sido vanguardia en la defensa de las políticas de esos países y además hemos tratado de hacer que fuerzas políticas que no tenían mucha interlocución pudieran conocerse. Hemos hecho de puente entre algunos líderes políticos europeos y de hecho nosotros pensamos que es bueno que en Europa haya un partido europeo, un grupo europeo en el Parlamento, que pueda defender con claridad la soberanía de los Estados defendiendo Europa y su identidad. Porque nosotros no estamos contra Europa, estamos en contra de la cantinela izquierdista y de la cantinela también de la derechita cobarde. Nosotros creemos profundamente en Europa. Quien no cree en Europa y la pone en riesgo es quien quiere destruir la esencia de Europa, que es la soberanía de los Estados. Y quien quiere destruir su identidad y quien trae inmigración masiva, ilegal e islamista… esos están en contra de Europea.
— Cuénteme sobre la Fundación Disenso de la que usted es presidente. ¿De qué se trata? ¿Es una plataforma para la batalla cultural?
— Bueno, en primer lugar es un espacio para la reflexión, es una fundación de partido, es una fundación de VOX, porque VOX es un partido tan concentrado en la acción política, en la batalla diaria, que muchas veces, como a cualquier otro partido, nos falta un espacio de reflexión. La Fundación Disenso, cuyo nombre es muy elocuente porque precisamente viene a poner en tela de juicio los consensos progres, los consensos impuestos durante tanto tiempo y que han definido el terreno de juego, contribuye a esa reflexión y además con mucha ambición, porque no sólo mira a España, mira a toda Europa, pero fundamentalmente mira a las naciones hermanas de Hispanoamérica. Y una de las primeras acciones ha sido impulsar la firma de la Carta de Madrid. Es una carta contra el comunismo internacional, contra los narco gobiernos, que ha impulsado a su vez el Foro de Madrid con vocación de permanencia para que por primera vez exista una estructura internacional de oposición al Foro de Puebla, al Grupo de Sao Paulo y que podamos estar organizados como están los malos. Pero para defender lo que hay que defender.
— Ya que mencionó a Latinoamérica, ésta hizo un giro en los últimos años, y a las dictaduras que ya había, caso Venezuela, Cuba… se suman otros países que hacen giros hacia la izquierda, como Chile, Perú, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina. En ese panorama, ¿encuentran allí interlocutores o aliados para su batalla cultural?
— Se encuentran aliados en la oposición en estos momentos, porque efectivamente ha caído Colombia recientemente, en manos de Petro y de lo que representa el comunismo, lo llamen como lo llamen y se vista como se vista. Se encuentran aliados porque en Hispanoamérica había hambre de una respuesta de esta naturaleza, pero no podemos ocultar la dificultad de la empresa para combatir a quien en estos momentos tiene el poder de los Estados y el poder del narco. Ese es un poder extraordinario. Pero yo creo que sí hay que hacer una reflexión de hasta qué punto el centroderecha ha sido cobarde en Hispanoamérica por ser incapaz de defender a Uribe, por ser incapaz de defender a Bolsonaro. Y al final eso hace que los que son capaces de mirar por encima de sus diferencias y decir todas las izquierdas en sus peores versiones, ellos se juntan y nosotros, en cambio, estamos mirándonos con recelo. Por eso el Foro de Madrid es un llamamiento a todos los que están en defensa de la democracia, en frente del comunismo, en defensa de los derechos y libertades de las personas, del Estado de Derecho, de las instituciones democráticas. Sin mirar más, uno será más conservador, más católico, uno será más libertario, uno será incluso socialdemócrata. En ese sentido, afrontamos esta lucha sin ningún tipo de sectarismo. Yo no tengo nada que ver con un socialdemócrata. O quizá sí, si va a defender la democracia, el Estado de Derecho y las libertades. Pero nosotros no estamos en una empresa política partidaria en estos momentos. Estamos intentando defender la pre-política, los fundamentos más básicos que se están poniendo en tela de juicio en Hispanoamérica y también en España, que se está produciendo una degradación acelerada de las instituciones.
— Volviendo a España, he escuchado a Pedro Sánchez hablar de la justicia social, concepto muy peronista, decenas de veces en los últimos actos públicos. ¿Usted cree que hay una “peronización” de Pedro Sánchez o del PSOE?
— Sí, pero no por un concepto que puede ser más o menos discutible que a algunos os evoca al peronismo y quizá en España no tiene esa reminiscencia y que podría ser utilizado por distintas fuerzas políticas y con distintos sentidos… Pero no tengo ninguna duda. En España se está ‘bolivarizando’ porque se están asaltando las instituciones, se está intentando controlar el Poder Judicial, se está acabando con la división de poderes y se está dispuesto desde el socialismo a pactar con el comunismo antidemocrático, con el separatismo y con el terrorismo. En Hispanoamérica será con el indigenismo, con el narcoterrorismo y con el comunismo
— … y con el terrorismo de los 70...
— Es decir, hoy hay paralelismos mucho más graves que el de la coincidencia en un concepto o en una palabra. Sí, yo creo que claramente quienes hoy están en el gobierno con Pedro Sánchez, quienes hoy sostienen a Pedro Sánchez, han aprendido mucho en Venezuela y en Cuba, que son quienes impulsan toda la deriva del continente en estos momentos.
— Entonces, ¿cómo se ve para las próximas elecciones, que son muy cercanas?
— Yo ya me veo bien y veo bien a Vox. Estamos con fuerza, estamos con optimismo y nos sentimos cada vez más apoyados por los españoles.
— El Partido Popular se había comprometido a derogar leyes cuando llegara al gobierno y cuando llegó no las derogó, como la de memoria histórica. ¿Usted cree que ha mejorado con estos cambios de funcionarios?
— Me ha hecho gracia la expresión ‘cambios de funcionarios’. Yo creo que es una buena definición…. Algunos parecen más funcionarios. No está mal traído el concepto porque algunos sólo aspiran al relevo en las instituciones. A tener el puesto que tenía el otro y seguir haciendo lo mismo o cosas parecidas. Y nosotros queremos una alternativa, no un relevo. El Partido Popular con una mayoría absoluta apabullante con Mariano Rajoy, que tenía mayoría absoluta en las Cortes Generales, pero tenía mayoría absoluta en casi todas las regiones, prometió derogar toda la legislación de la izquierda, prometió bajar los impuestos, prometió acabar con la Ley de Memoria Histórica… Cuestionó, por ejemplo, incluso el matrimonio denominado así entre personas del mismo sexo. Luego no cambió absolutamente en nada. Llegó al poder y dijo esa tontada ‘es la economía estúpidos’. Y sólo habló de economía, sólo se dedicó a la economía y mal, porque además subió los impuestos cuando dijo que iba a bajarlos. Se escudó en la herencia recibida por (José Luis Rodríguez) Zapatero, que era una herencia terrible, pero realmente no aplicó sus recetas o las recetas que anunciaba como necesarias para momentos de crisis. Entonces, si un Partido Popular con mayoría absoluta no es capaz de derogar las políticas de la izquierda, ¿va a hacerlo un Partido Popular con 120 escaños, con 100,150? No va a hacerlo. La participación de Vox es absolutamente necesaria y los españoles, cuando lleguen las elecciones tendrán que decidir si quieren un relevo o si quieren una alternativa. Si quieren un simple relevo tendrán que poner al PP por delante. Si quieren una alternativa, tendrán que poner a VOX por delante. Los españoles tendrán que decidir quién encabeza ese relevo, esa alternativa y también cuál es la fuerza que nos dan. Si quieren un gran cambio, nos tendrán que dar una gran fuerza. Si quieren un pequeño cambio, nos tendrán que dar una fuerza pequeña. Pero nosotros somos claros y transparentes. Del Partido Popular ya sabemos lo que hay. Acaba de decir que va a derogar la Ley de Memoria Democrática que es una ley pactada con la banda terrorista ETA y que es una ley que ataca la libertad de expresión, la libertad de conciencia, la libertad de cátedra, que pretende que los españoles se enfrenten y vuelvan a odiarse por una guerra civil de hace más de 80 años. Es que parece mentira. Es una cosa que la cuenta uno y parece una broma que en un país en el que la gente está sufriendo, que no llega a final de mes, que tiene dificultades para encender el aire acondicionado o la calefacción, que no puede llenar el depósito del coche. Los políticos nos quieren hacer enfrentarnos con una guerra en la que hay gente que tuvo abuelos en ambos bandos. Una guerra viejísima, odios ancestrales de otro siglo, de otro milenio. La izquierda busca enfrentar siempre hombres y mujeres, busca siempre causas… como ya no le valen las luchas sociales, porque hoy los obreros y los trabajadores industriales votan fundamentalmente a las derechas en todo Occidente.
— Hablemos de Rusia y China. Creo que fue en aquella reunión en Madrid cuando advirtieron sobre la amenaza que representaba Putin. Y una palabra sobre China y su creciente importancia en este conflicto.
— Hablar de China y Rusia o hablar de Rusia y China en estos momentos es hablar de un mismo eje de hecho, y la guerra la protagoniza Rusia, pero detrás está China. Y de hecho, las alianzas que mantienen estos países en Hispanoamérica son con todos los regímenes bolivarianos y eso es lo que tenemos que tener presente. Es verdad que hay cierta confusión incluso entre el electorado que nosotros podemos tener o que puede tener el electorado conservador en Europa. Porque Putin es un personaje que se posiciona frente a las estupideces de la izquierda. Pero bueno, que alguien acierte en algo no le convierte en bueno para todo lo demás. Desde luego no le convierte en bueno para nuestros intereses. Nosotros alertamos en la cumbre de Madrid de las amenazas rusas en ese momento y fuimos completamente silenciados porque los medios de comunicación oficiales lo que querían era relacionarnos a nosotros con Rusia, con lo cual nuestras declaraciones no les valían para nada. Juntamos a los dirigentes de las principales fuerzas conservadoras de Europa e incluso gobernantes de Polonia y de Hungría y se firmó un documento importantísimo, pero ya habíamos venido advirtiendo también sobre China en la moción de censura en octubre del 2020 y provocamos las risas de todo el hemiciclo. Se reían de nosotros como si estuviéramos en una conspiración. Nosotros no creemos en las conspiraciones, creemos en los hechos. Y el hecho es que el virus que salió de China hundió la economía internacional mientras la de China despegaba. Y el hecho es que la deslocalización del empleo, el desmantelamiento industrial con excusa del cambio climático, sólo ha servido para que aumente la industria y la producción de energía en esos países que luego nos la venden, nos convierten en más dependientes, más pobres y cada vez con más desempleados. Esa es nuestra reflexión. No estamos ante una conspiración, estamos ante unos hechos que hay que combatir y sobre todo en materia de cambio climático, porque al final dicen aquí no se puede emitir CO2. Lo emite todo China, como si la atmósfera tuviese fronteras. Es una gran trampa ante la que nosotros nos hemos opuesto, por supuesto recibiendo inmediatamente la etiqueta de negacionistas, etcétera.
— ¿Representó un costo político o un costo personal abrir temas que otros no tocan?
— Al contrario, me produce una gran satisfacción personal. Es muy satisfactorio poder decir la verdad sin calcular los votos que uno va a recibir. Y es aún más satisfactorio ver que nuestro apoyo además crece. Con lo cual no voy a decir que tiene un coste. No tiene un coste personal porque es satisfactorio y no tiene un coste político porque estamos creciendo y porque mucha gente que hoy se ve acompañada por nosotros.
— Para concluir las entrevistas le suelo preguntar al entrevistado qué le preocupa. No en lo coyuntural o cotidiano, sino de fondo.
— Pues muy sencillo, el no poder dejar a mis hijos una patria como la que me han dejado a mí mis padres y mis abuelos. Esa es mi gran preocupación y ese es el gran deber que creo que tenemos, no solo los políticos, sino las personas en general. Saber que hemos recibido algo y que tenemos el deber de entregarle, si es posible, intacto y yo creo que incluso mejorado. Creo que eso es lo que nos diferencia de los animales, ese sentido de la trascendencia.
— Entonces en la última pregunta me va a contestar lo mismo: ¿cuál es su sueño?
— Mis sueños, que España siga unida y que los españoles puedan seguir siendo libres.
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