Un escándalo bancario cada vez más grande pone en duda la confianza de los chinos en la gestión de Xi Jinping

La crisis de los bancos rurales golpea la promesa central del Partido Comunista de que brindará un futuro mejor para la gente y reveló a miles de ahorristas cuán vulnerable puede ser su dinero. Llega en un año clave para el mandatario

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Ahorristas sostienen pancartas y cantan
Ahorristas sostienen pancartas y cantan consignas durante una protesta en la entrada de una sucursal del banco central de China en Zhengzhou, en la provincia central china de Henan. (Foto AP/Yang)

El sector bancario rural de China ha sido duramente golpeado ante los intentos de Beijing por frenar la burbuja inmobiliaria y una deuda creciente, en una crisis financiera que afecta a la segunda economía del mundo y pone a prueba la fe de la población en el régimen de Xi Jinping.

La situación empeoró a mediados de abril, cuando cuatro bancos rurales en la provincia de Henan y uno en Anhui, en el centro de China, congelaron los retiros en efectivo después que los reguladores hallaron que las entidades podían haber estado controladas por una banda criminal que transfirió fondos ilegalmente a otras cuentas, un esquema que comenzó hace una década. Tras la investigación, fueron bloqueados miles millones de yuanes en ahorros, lo cual provocó inusuales protestas masivas.

En las últimas semanas se multiplicaron los testimonios de ahorristas que habían depositado su dinero de buena fe, atraídos por los altos rendimientos, y ahora se consideran estafados.

“Debo dinero en mi tarjeta de crédito y tengo que pagar el préstamo de mi automóvil”, dijo a The New York Times Sun Song, un hombre de negocios de 26 años que podría perder una cifra equivalente a 600 mil dólares. “El gobierno toma el dinero de los contribuyentes y luego nos golpea. Mi visión del mundo ha sido destruida”.

La multitudinaria protesta en Zhengzhou
La multitudinaria protesta en Zhengzhou el pasado 10 de julio. El régimen persiguió y buscó silenciar a los manifestantes. (AP Photo)

Wang Xiaoping, una empleada de la industria del software de 39 años de Hangzhou, dijo que había depositado unos 95.000 dólares en uno de los bancos rurales. Contó haber sido atacada por un hombre vestido de negro durante una protesta en Zhengzhou. Trató de denunciar la agresión a la policía, pero le dijeron que fuera a otro distrito, dijo.

“Le dije a la policía, estoy dispuesta a morir aquí”, dijo en una entrevista al diario neoyorquino. “Este es todo mi patrimonio neto, estos son todos mis cheques de pago juntos, y está todo perdido”.

Tras las protestas multitudinarias, los reguladores financieros de las provincias de Henan y Anhu prometieron la semana pasada que los clientes con depósitos de 50.000 yuanes (unos 7.400 dólares) o menos serían reembolsados. Dijeron que otros con saldos bancarios más grandes recuperarían su dinero en una fecha posterior no especificada.

El anuncio se produjo ante el creciente temor que el escándalo financiero pueda convertirse en una prueba seria para Xi Jinping, que valora la estabilidad y su capacidad para controlar cualquier amenaza. Mantener la confianza pública en el Partido Comunista es especialmente crucial este año, cuando se espera que el dictador chino sea confirmado para un tercer mandato este otoño.

El presidente de China, Xi
El presidente de China, Xi Jinping, será elegido para un tercer mandato este otoño, convirtiéndose en en líder chino más longevo desde Mao. (Selim Chtayti/Pool vía REUTERS)

La crisis golpea además la promesa central del Partido Comunista de que brindará un futuro mejor para la gente y reveló a miles de chinos cuán vulnerable puede ser su dinero, especialmente en momentos en que la economía china se debilita debido a la estrategia de “covid-cero”, la represión regulatoria y la creciente corrupción.

Muchos están igualmente desconcertados por la respuesta indiferente, si no abiertamente hostil, del gobierno al escándalo, con los funcionarios del régimen inmediatamente intentando silenciarlo.

Los censores cerraron los grupos de mensajes de los manifestantes, mientras las autoridades locales manipularon los códigos de salud móviles de los ahorristas, indicadores digitales que China usa para rastrear los casos de coronavirus, para impedirles ingresar a espacios públicos. Algunos informaron haber sido interrogados por la policía después de registrarse en su hotel sobre por qué habían venido a la capital de Henan, Zhengzhou, la ciudad que se convirtió en el foco de las protestas. Cinco funcionarios de Zhengzhou fueron posteriormente castigados.

Justamente en Zhengzhou, el pasado 10 de julio, una manifestación fue violentamente reprimida, según testigos que hablaron con medios internacionales y fotos verificadas en redes sociales. Las imágenes de la violencia, que fueron vistas decenas de millones de veces en las redes sociales chinas, provocaron una furia generalizada. Los comentaristas dijeron que el gobierno había traicionado la fe de los manifestantes. Los censores bloquearon los hashtags más populares, pero los usuarios crearon otros nuevos.

En esta foto publicada por
En esta foto publicada por Yang el domingo 10 de julio de 2022, personal de seguridad vestidos de civil se paran en la carretera mientras la gente protesta en la entrada de una sucursal del banco central de China en Zhengzhou. (AP Photo/Yang)

Así, cada vez más personas dejaron de creer a las promesas del régimen.

“Hicieron este anuncio porque arriesgamos nuestras vidas. Estos menos de 50.000 yuanes no son lo que nos deben. Es más un pago para mantener la estabilidad social”, dijo a la agencia AP Ding, una ahorrista que participó la protesta en Zhengzhou, quien se negó a dar su nombre completo por temor a represalias.

La mujer contó que ella y su madre tenían 800.000 yuanes (119.000 dólares) en depósitos de ahorro en varios bancos y que su esposo y ella fueron golpeados por personal de seguridad vestido de civil.

“Si ya no pueden confiar en ninguno de los bancos, y ya no confían en el mercado de la vivienda, ¿qué afectaría eso a la sensación de seguridad de las personas sobre sus medios de vida?”. dijo Zhiwu Chen, profesor de finanzas en la Universidad de Hong Kong al NYT. “El alcance de esta ansiedad compartida por las personas está aumentando muy rápido. No es bueno para la estabilidad social”.

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