“Soy la candidata que más temen los laboristas, y tienen razón”, lanzó la parlamentaria Penny Mordaunt mientras sus colegas y líderes del Partido Conservador británico se llevaban a la boca un trozo del masala kebab en el elegante Cinnamon Club de la calle Great Smith en el Londres más rancio. “Soy su `best shot´ (la mejor oportunidad)…Van a tener que apoyarme”, agregó con una sonrisa amplia como la colección de libros antiguos que guardan los anaqueles de las paredes de este restaurante indio que funciona desde hace 20 años en la antigua biblioteca de Westminster.
Mordaunt se convirtió en la favorita para liderar el Partido Conservador inglés y reemplazar al renunciante primer ministro Boris Johnson después de obtener el segundo puesto en la primera ronda de candidatos de un proceso interno que tendrá varias instancias de votos entre unos 200.000 afiliados y un resultado para antes del 5 de septiembre. El ganador fue el ex ministro de Economía, Rishi Sunak, que obtuvo 88 votos, Mordaunt llegó con sólidos 66 votos por delante de la ministra de Asuntos Exteriores, Liz Truss, que parecía imparable hasta ahora. Y de acuerdo a todas las encuestas que se hicieron dentro del partido, cuando queden sólo dos candidatos al final del proceso, Mourdaunt, derrotaría a todos por un buen margen. Y lo que es fundamental en la particular política británica, se instaló como nueva favorita en las casas de apuestas.
La ex ministra de Defensa, de 49 años, lanzó oficialmente su campaña poco antes de que llegara el plato principal de pato en estilo Chettinadu preparado por el chef indio de moda, Vivek Singh, y prometió regresar a los valores conservadores tradicionales de “impuestos bajos, Estado pequeño y responsabilidad personal”. Insistió en que ella es “muy diferente” de Johnson, pero indicó que no convocaría elecciones generales anticipadas para ganar su propio mandato si entra en el N° 10 Downing St. Mordaunt afirmó que mantiene el compromiso del manifiesto conservador de cumplir el objetivo de la OTAN de un gasto en defensa del 2% del PIB y aumentarlo un 0,5% por encima de la inflación cada año. También deslizó que era “una tacherista con mejores modales” y provocó las risas de los conservadores presentes. De un salón de al lado, en el que almorzaba un grupo de MP´s (Miembros del Parlamento) del opositor Partido Laborista, lanzaron algún “buuuuuuu”, pero todo en un clima de elegante respeto y humor ácido, como corresponde.
Esa atmósfera amigable seguramente se modificará en los próximos días cuando comience a soportar la presión que tienen todos los que se destacan. Ya recibió una estocada de uno de sus ex jefes en el partido. Lord Frost, ex negociador del Brexit, dijo que tendría “graves reservas sobre que Penny se convierta en primera ministra”. Aseguró que mientras trabajaron juntos “no fue responsable” con su tarea y “no creo que esté a la altura”.
Ella se defiende diciendo que su visión y programa de gobierno lo pueden encontrar desarrollado en su libro “Greater Britain after the storm” que escribió junto a Chris Lewis y lleva prólogo de Bill Gates. El crítico de The Guardian dijo que incluía “pocas propuestas políticas concretas”, pero estaba “salpicado de menciones a la libertad (”la luz a través de la cual ve el alma humana”) y a la modernización”. Más allá de los clichés de estos libros escritos para hacer “campaña de librería”, Mordaunt tiene reputación de mantener una sólida formación política y de gran oradora en el Parlamento. La revista The Spectator la nombró “parlamentaria del año” en 2014. Y ella lo festejó con un discurso repleto de palabras del “cockney”, el habla popular del East-End de Londres, y otras que dijo había aprendido en los astilleros de su Portsmouth natal. Usó la palabra “cock” (pene) seis veces y otras cinco “lay” o “laid” (tener sexo).
Penny fue la primera de su familia en ir a la universidad, donde estudió Filosofía en Reading. Se pagó los estudios con varios empleos, trabajando de día en fábricas locales, incluida la de Johnson & Johnson, y de noche, como asistente de un mago. Ella dice que se ganó la vida “desapareciendo y cortándome en dos con una sierra”. Después se dedicó a las comunicaciones y las relaciones públicas. Fue portavoz de la asociación de camioneros y de su propio partido. También fue directora de un distribuidor nacional de lotería y de una empresa que da servicios a diabéticos. Entre medio, sirvió en la Royal Navy y sigue siendo una reservista.
Perdió las elecciones en 2005 cuando se presentó por primera vez como candidata parlamentaria por su barrio de Portsmouth Norte, en el puerto sobre el Canal de la Mancha donde nació Charles Dickens y se conserva el acorazado HMS Victory en el que murió Nelson durante la Batalla de Trafalgar. Finalmente logró el puesto cinco años más tarde y fue reelegida tres veces. En 2014, Penny se incorporó al gobierno de David Cameron como ministra de Administración Local. Un año después pasó al ministerio de las Fuerzas Armadas, la primera mujer en ocupar ese cargo. En 2016, fue nombrada secretaria de Estado para Personas con Discapacidad, Salud y Trabajo. Un año después volvió al gabinete del primer ministro como encargada de Desarrollo Internacional y, posteriormente, se convirtió en ministra de Defensa, siendo de nuevo la primera mujer en ocupar este puesto. Johnson se encargó de mandarla nuevamente a la liga de ascenso después de que ella apoyara a Jeremy Hunt, el otro líder del partido que quería el puesto de premier.
Fue una férrea defensora del Brexit y participó de la campaña engañosa para dejar la Unión Europea (UE). Los tabloides de orientación laborista le recuerdan cada vez que pueden su “error” cuando aseguró que el Reino Unido nunca podría ejercer el veto para impedir la inminente entrada de Turquía en la UE. Ni era inminente, ni el veto era imposible, pero Mordaunt nunca rectificó esa afirmación que terminó formando parte del conjunto de mentiras que impulsaron el Brexit. También tuvo una controversia interna con los conservadores sociales de su partido al afirmar en la Cámara de los Comunes que “una mujer trans es una mujer, y un hombre trans es un hombre”. El movimiento LGTBIQ la aplaudió de pie, pero sus compañeros de bancada la querían echar del partido. Terminó diciendo que “son una mujer, pero no como yo”.
En general, los diarios londinenses coincidieron el viernes en que los parlamentarios tories prefieren a Mordaunt porque tiene características para ampliar su base de votantes. Por un lado, en la clasista Britania se la percibe “sin clase social”, frente al fabulosamente rico Rishi Sunak. Y al mismo tiempo su formación militar y su actitud de firmeza también podrían ser bien recibidas entre los más derechistas. Su propio distrito de Portsmouth es socialmente diverso, y sus campañas de reelección estuvieron centradas en medidas para paliar el creciente costo de vida.
“Con su vigoroso buen humor, Mordaunt promete devolver a su partido la confianza en sí mismo tras el hundimiento de los últimos meses, un mensaje que parece resonar, especialmente cuando se envuelve en un reconfortante manto de patriotismo”, escribió el analista de política nacional de The Guardian.
Y, sobre todo, los tories ven en Mourdaunt una rival más dura para el líder laborista Keir Starmer en unas muy posibles elecciones generales adelantadas. A pesar de los sucesivos tropiezos, desde el fatal error de cálculo de Cameron al llamar a un referéndum por el Brexit pensando en que los ingleses jamás se querrían separar del resto del continente, con el interregno anodino de Theresa May, hasta las excentricidades y las fiestas en pleno Covid de Johnson, los conservadores creen que pueden seguir gobernando el reino y que Mourdaunt podría ser la pieza clave para lograrlo. “Penny (Lane) is in my ears and in my eyes (Penny -Lane- está en mis oídos y en mis ojos)”, canturrean divertidos.
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