Este miércoles se cumplen 300 días de que las niñas en Afganistán no se sientan en los pupitres de las escuelas de secundarias, como parte de la prohibición impuesta por los talibanes al llegar al poder hace casi un año, una decisión que ya conlleva severas consecuencias para el futuro de las mujeres de Afganistán. “Está cerca de cumplirse un año que estamos presas en casa sin ningún motivo y sin ningún pecado, y todavía no hay señales de reabrir nuestras escuelas. No sé cómo de difícil es para los talibanes esta decisión, que no lo logran”, lamentó a Efe Sana, una estudiante de 17 años que sueña con regresar pronto a las aulas.
Por más de que los talibanes prometieron reabrir las escuelas para las jóvenes de entre 12 y 18 años una vez que se “adaptaran” los contenidos a la ley islámica o sharia, las afganas no consideran que se hayan hecho esfuerzos reales para asegurar su educación desde su llegada al poder hace casi un año. “La mayoría de las niñas están decepcionadas y algunas enfermaron psicológicamente”, mientras que otras muchas se han visto obligadas a trabajar en oficios como por ejemplo la sastrería para traer ingresos a los hogares ante la prohibición de asistir a las escuelas, admitió la joven.
El portavoz del Ministerio de Educación afgano, Malavi Aziz Ahmad Rehan, apuntó a Efe que pese al compromiso “para fortalecer el sistema educativo del país y brindar servicios educativos equilibrados para todos los ciudadanos del país”, el Gobierno todavía no ha tomado ninguna decisión para la reapertura de las escuelas femeninas.
Todos estos días que las jóvenes afganas han sido privadas de su educación tendrán “consecuencias devastadoras para ellas, sus familias y el futuro del país”, afirmó hoy en un comunicado Human Rights Watch. Esta organización ha lanzado una serie de videos con los testimonios de seis mujeres afganas que discuten sobre, “cómo la educación cambió sus vidas y las consecuencias devastadoras de la prohibición actual para esta generación de niñas afganas”, agregó el escrito.
“Parece increíble que podamos tener una conversación en 2022 sobre si se debe permitir que las niñas estudien”, recalcó la investigadora asistente de derechos de la mujer de HRW e impulsora de este proyecto, Sahar Fetrat. La artista afgana Elaha Soroor apunta en uno de esos vídeos que “si no hubiese tenido el privilegio de haber ido al colegio, no hubiese roto el círculo del patriarcado en mi familia y en la sociedad afgana”. También la periodista afgana Zahra Joya reveló por su parte que durante un tiempo tuvo que vestir con ropa de varón para poder ir al colegio. “Fue difícil, pero fue un bonito viaje porque es el resultado de lo que soy ahora”, sentenció.
La llegada al poder de los talibanes el pasado 15 de agosto generó un retroceso en materia de derechos para las mujeres, a las que se les han impuesto una plétora de limitaciones que incluyen desde la imposición del burka hasta el cierre de las escuelas a las estudiantes de secundaria, así como la limitación del acceso a los puestos de trabajo.
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