En Nova Kakhovka, una ciudad ucraniana ocupada por los rusos en la región de Kherson, el ejército de Ucrania destruyó un depósito de municiones de los ocupantes durante la noche del lunes 11 de julio, informó Serhii Bratchuk, portavoz de la Administración Militar Regional de Odessa.
“En Nova Kakhovka, un almacén ruso con municiones menos. Trajeron, trajeron, almacenaron, almacenaron y ahora tienen fuegos artificiales para la noche. Las ventanas de la gente están voladas, pero todavía están felices… porque significa que las Fuerzas Armadas están cerca”, informaron las autoridades.
Serhii Khlan, asesor del jefe de la administración militar de Kherson, dijo a la televisión ucraniana que los almacenes rusos están situados “lejos de la línea del frente”, ya que piensan que así se protegerá la retaguardia, “pero vemos impactos”, dijo Khlan.
Khlan afirmó que se habían producido tres ataques contra almacenes en Nova Kakhovka. Al menos este último habría sido realizado con los lanzacohetes múltiples estadounidenses HIMARS.
Las autoridades prorrusas que ahora controlan la región aseguran que “los saboteadores ucranianos” han sido detenidos.
Kirill Stremousov, jefe adjunto de la administración militar-civil respaldada por Rusia, afirmó: “Los servicios especiales rusos detuvieron a tres saboteadores que planeaban atentados contra los líderes de la región y el personal militar de las Fuerzas Armadas (rusas)”.
En Internet aparecieron videos de una fuerte explosión en la ciudad.
La ofensiva en el este de Ucrania
Ucrania afirmó este lunes que las fuerzas rusas están preparando una ofensiva a gran escala en la región oriental de país, donde nuevos bombardeos causaron la muerte a seis personas en la segunda mayor ciudad ucraniana.
“Hay indicios de que las unidades enemigas se preparan para intensificar las operaciones de combate en dirección de Kramatorsk y Bajmut”, afirmó el Estado Mayor, refiriéndose a dos ciudades aún bajo control ucraniano.
Ambas ciudades se encuentran en la provincia de Donetsk, que junto a la de Lugansk conforman la cuenca minera del Donbás, parcialmente ocupada por las fuerzas prorrusas desde 2014.
Las tropas rusas, que reivindicaron a principios de mes haber tomado el control de la provincia de Lugansk, buscan ahora hacerse con la de Donetsk, lo que les permitiría controlar el Donbás tras más de cuatro meses de guerra.
A la vez, Moscú sigue bombardeando Járkov, la segunda ciudad, situada en el noreste del país. El gobernador regional, Oleg Synyegubov, dijo que los ataques rusos apuntaron contra “edificios civiles -un centro comercial y bloques residenciales-”.
Según la fiscalía regional, “31 personas resultaron heridas, entre ellas dos niños de cuatro y 16 años. Seis civiles, entre ellos un joven de 17 años y su padre, murieron”.
En la ciudad de Chasiv Yar, en Donestk, el balance de muertos por un bombardeo el fin de semana contra un complejo residencial subió a 31, informó el servicio ucraniano de situaciones de emergencia.
El lunes, periodistas de la AFP vieron a decenas de rescatistas trabajando en las ruinas del edificio impactado.
El portavoz del ministerio ruso de Defensa, Igor Konashenkov, afirmó por su parte que “más de 300″ combatientes ucranianos murieron en un bombardeo cerca de Chasiv Yar, pero no indicó la fecha en la que se produjo el ataque.
Esta pequeña ciudad de 12.000 habitantes está en el sur de Kramatorsk, que junto a la ciudad vecina de Sloviansk, se consideran los próximos objetivos de Moscú.
“En ningún lugar a salvo”
El ejército ucraniano informó de fuertes bombardeos en el este, pero de una pausa en los ataques terrestres rusos.
“El enemigo en nuestra zona de operaciones permanece detrás de las líneas de defensa, no avanza por tierra, no tiene posibilidades ni capacidades para crear nuevos grupos de ataque”, dijo el Mando Operativo Sur.
“Las ventajas cuantitativas del ejército ruso se ven compensadas por la precisión de los misiles y la artillería de que dispone Ucrania”, declaró Oleksiy Danilov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania.
Danilov añadió que las armas occidentales entregadas a las fuerzas armadas ucranianas ya estaban “cambiando el curso de la guerra”.
En ese contexto, el primer ministro holandés, Mark Rutte, que viajó a Ucrania, subrayó la necesidad de seguir apoyando a este país ante una guerra que podría “durar más tiempo de lo previsto”.
Rutte se desplazó a Bucha, Irpin y Borodianka, tres ciudades en los alrededores de Kiev que fueron ocupadas por las tropas rusas poco después del inicio de la invasión, el 24 de febrero.
(Con información de AFP)
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