El almacén de Oleksandr Chubuk debería estar vacío y esperando a la nueva cosecha, con su cargamento de trigo de invierno ya enviado al extranjero. En lugar de eso, sus silos en el centro de Ucrania están llenos de grano que no puede enviar por la guerra con Rusia.
Las espigas verdes de trigo ya están madurando. Pronto el horizonte se verá como la bandera ucraniana, un mar dorado bajo un cielo azul. Chubuk espera cosechar 500 toneladas, pero por primera vez en sus 30 años como agricultor, no tiene claro qué hacer con ellas.
“Ahora lo único que tengo es esperanza”, dijo.
La guerra ha atrapado unos 22 millones de toneladas de grano dentro de Ucrania, según el presidente del país, Volodymyr Zelenskyy, una crisis creciente para el país conocido como el granero de Europa por sus exportaciones de trigo, maíz y aceite de girasol.
Antes de la invasión rusa, Ucrania podía exportar de 6 a 7 millones de toneladas de grano al mes, pero en junio envió apenas 2,2 millones de toneladas, según la Asociación Ucraniana del Grano. Normalmente envían el 30% de su grano a Europa, el 30% al norte de África y el 40% a Asia, explicó Mykola Horbachov, responsable de la asociación.
El bloqueo ruso a los puertos ucranianos del Mar Negro ha dejado en el aire el futuro de la próxima cosecha en Ucrania. La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), advierte que la guerra amenaza los suministros de comida para muchos países en desarrollo y podría empeorar el hambre para hasta 181 millones de personas.
Mientras tanto, muchos agricultores en Ucrania podrían quebrar. Enfrentan la situación más difícil desde que el país se independizó en 1991, dijo Horbachov.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha dicho que su país trabaja con Naciones Unidas, Ucrania y Rusia para buscar una solución y ha ofrecido establecer corredores seguros en el Mar Negro para los cargamentos de trigo.
Por ahora, Ucrania está intentando alternativas menos eficaces para exportar su grano, al menos a Europa. Ahora mismo, el 30% de las exportaciones pasan por tres puertos del Río Danubio, en el sureste de Ucrania.
El país también intenta enviar grano por sus 12 pasos fronterizos con países europeos, pero los camiones deben esperar durante días y la infraestructura europea todavía no puede absorber semejante volumen de grano, dijo Horbachov. “Es imposible construir esa infraestructura en un año”, dijo a The Associated Press.
La invasión rusa también ha disparado los costes del transporte. El coste para entregar la cebada cosechada este año al puerto rumano más cercano, Constanta, es ahora de entre 160 y 180 dólares por tonelada, en comparación con los 40 o 45 dólares previos. Aun así un campesino que vende cebada a un intermediario recibe menos de 100 dólares por tonelada.
Las pérdidas se acumulan en las cuentas igual que la cosecha en los graneros. “La mayoría de los agricultores se arriesga a caer en bancarrota muy pronto. Pero no tienen ninguna otra opción que vender su grano más barato de lo que cuesta”, dijo Horbachov.
Además de esas complicaciones, no todos los campesinos pueden vender su producción.
Antes de la invasión, Chubuk podía vender una tonelada de trigo de su campo en la región de Kiev por 270 dólares. Ahora no consigue compradores ni siquiera a 135 dólares por tonelada.
“Todo el sistema se atasca”, incluidas las opciones de almacenaje, dijo James Heneghan, vicepresidente de Go Intelligence, una firma de análisis de datos de clima y agricultura. El sistema se diseñó para mantener las exportaciones ucranianas en constante movimiento, no para almacenarlas.
Sin ingresos por el grano ya recogido, las cosechas futuras son un desafío. “Los agricultores necesitan comprar fertilizantes, semillas, diésel, pagar los salarios”, dijo Horbachov. “Los agricultores ucranianos no pueden imprimir dinero”.
El país aún tiene espacio en almacenes de cara a la nueva cosecha.
Ucrania tiene capacidad para guardar entre 65 millones y 67 millones de granos comerciales, según Horbachov, aunque el 20% de eso está en territorios ocupados por Rusia. Los propios productores pueden almacenar entre 20 millones y 25 millones de toneladas, pero también hay una parte de esos depósitos en zonas ocupadas.
Para finales de septiembre, cuando comienza la cosecha de maíz y girasol, a Ucrania le faltará espacio de almacenaje.
La FAO anunció hace poco un proyecto de 17 millones de dólares para ayudar a abordar ese déficit. Heneghan, de Gro Intelligence, señaló que una solución temporal podría ser entregar bolsas de silo a los productores.
En las regiones en el este y el sur, cerca del frente, los agricultores siguen trabajando sus campos pese al riesgo para sus vidas.
“Pueden acabar conmigo en un momento con un bombardeo, o como vemos ahora, los campos están en llamas”, dijo Yurii Vakulenko en la región de Dnipropetrovsk, donde se veía una negra humareda en la distancia.
Sus trabajadores arriesgan sus vidas por una escasa compensación, ahora que los almacenes se niegan a recibir su grano, dijo Vakulenko.
Ucrania tuvo una cosecha récord de grano el año pasado, 107 millones de toneladas. Este año se esperaba aún más. Ahora, en el mejor de los casos, los productores recogerán apenas 70 millones de toneladas de grano este año, estimó Horbachov.
“Sin abrir los puertos (del Mar Negro), no veo ninguna solución para que sobrevivan los agricultores ucranianos”, dijo. “Y si no sobreviven, no podremos alimentar a los países africanos”.
(Con información de AFP/Por Hanna Arhirova)
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