La primera ministra de Francia, Elizabeth Borne, dijo este sábado que la interrupción de la entrega de gas ruso a Europa es un escenario “creíble” que requerirá de la cooperación de toda la población.
“Desde luego que podemos superar una dificultad de este tipo, pero eso va a requerir que todos se movilicen”, agregó Borne durante un foro económico en Aix-en-Provence.
La primera ministra consideró que una política de “alejamiento gradual” del petróleo y el gas “también protegerá las billeteras de los hogares”.
“En algún momento, el poder adquisitivo de millones de franceses se va a ver reducido por la subida del barril de petróleo y es una vulnerabilidad de la que tenemos que escapar”, añadió en comentarios recogidos por Le Figaro.
Francia, como muchos otros países europeos, sigue dependiendo en gran medida de Rusia para su suministro de gas natural y petróleo, aunque en menor medida que algunos de sus vecinos.
En 2020, Francia importó de este país el 17% de su gas y el 13% de su petróleo y derivados, según la Comisión Europea.
Esta semana, Francia anunció la nacionalización total de la eléctrica EDF “porque la independencia energética no tiene precio” y para cumplir los mandatos impuestos a la empresa, empezando por un aumento de la producción para el próximo invierno.
”Tenemos un desafío a corto plazo que es producir más” de cara al próximo invierno, subrayó el ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maireen en una entrevista en la que también anunció una aceleración del proceso para sustituir al consejero delegado de Electricité de France (EDF), Jean-Bernard Lévy, que se adelantará a la vuelta de las vacaciones de verano.
EDF ha sufrido un bajón en la generación de electricidad porque tiene parados una docena de reactores nucleares (de un total de 58) debido a labores de mantenimiento, pero sobre todo por fallos detectados en varios de ellos, y eso ha conducido a que Francia tenga que importar mucha electricidad de países como España.
Los otros mandatos que el presidente francés, Emmanuel Macron, impuso en febrero a la compañía es la construcción de al menos seis nuevos reactores atómicos que deberán entrar en servicio a partir de mediados de la próxima década y una aceleración en el despliegue de energías renovables.
Eso sin olvidar la puesta a nivel del parque nuclear existente, que en el pasado generaba en torno al 70% de la electricidad, para garantizar su continuidad en un contexto de dificultades financieras, ya que la compañía arrastra una deuda de 43.000 millones de euros.
Con información de AFP, EFE, EuropaPress
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