El primer ministro británico, Boris Johnson, herido por la dimisión de una treintena de miembros de su gobierno y presionado por varios otros para que renuncie, se aferró el miércoles a un cargo que cada vez más pende de un hilo.
Según la prensa local, varios pesos pesados del ejecutivo, entre ellos su hasta ahora incondicional defensora Priti Patel, ministra del Interior, fueron a Downing Street a decirle que había perdido el apoyo de su Partido Conservador y que no puede continuar.
Sin embargo, según las mimas fuentes, Johnson se negó en rotundo a dimitir.
En la sesión semanal de preguntas en el Parlamento, lanzó una caótica defensa de sus logros desde que llegó al gobierno hace tres años y de los problemas que quedan por resolver, como la acuciante crisis por el coste de la vida.
“El trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles, cuando se ha recibido un mandato colosal, es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, afirmó.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, lo acusó de dar un “espectáculo patético” en “el último acto de su carrera política”.
El martes por la noche, los ministros de Salud, Sajid Javid, y de Finanzas, Rishi Sunak, anunciaron casi al mismo tiempo sus respectivas renuncias, a raíz de los incesantes escándalos que rodean a Johnson y su ejecutivo.
Le siguieron una decena de otros miembros del gobierno, de menor rango, en una sangría que continuó el miércoles hasta alcanzar casi 30 miembros del ejecutivo.
El secretario de Estado para la infancia y la familia, Will Quince, dimitió afirmando “no tener otra opción” tras haber transmitido en los medios de comunicación informaciones proporcionadas por la oficina de Johnson “que resultaron ser inexactas”.
La asistente del secretario de Estado de transportes, Laura Trott, renunció considerando que la confianza en el gobierno se ha “perdido”.
El secretario de Estado de educación, Robin Walker, lamentó al presentar su dimisión que los “grandes logros” del gobierno hayan sido “ensombrecidos por errores y cuestiones de integridad”.
Y John Glen anunció su renuncia como ministro del Tesoro, diciendo que tiene una “total falta de confianza” en el liderazgo de Johnson.
Poco después, Victoria Atkins renunció como ministra del Ministerio del Interior y dijo que “la integridad, la decencia, el respeto y el profesionalismo” deberían importar. Jo Churchill renunció como ministra de Medio Ambiente, criticando el enfoque de liderazgo “jocoso y egoísta” de Johnson
Al mediodía, Stuart Andrew renunció como ministro de Vivienda y dijo que los conservadores no deberían tener que “defender lo indefendible”.
Luego, cinco ministros han dimitido a la vez, todos firmando una carta de dimisión conjunta que dice “se ha vuelto cada vez más claro que el gobierno no puede funcionar dados los problemas que han salido a la luz”. Dicen que Boris Johnson debería renunciar.
Los cinco ministros son: Kemi Badenoch, la ministra de igualdad (descrito recientemente por el sitio web ConservativeHome como una posible candidato externa para el liderazgo Tory); Neil O’Brien, el ministro de nivelación; Alex Burghart, el ministro de habilidades; Lee Rowley, el ministro de negocios; y Julia López, ministra de medios, datos e infraestructura digital.
Posteriormente, Mims Davies dimitió como ministro de Empleo, diciendo que Johnson no ha logrado mantener los “estándares más altos en la vida pública”.
Además de Sunak y Javid -que eran considerados piezas clave en el Ejecutivo británico-, el martes dimitieron otros diputados que ocupaban cargos de menor responsabilidad, entre ellos Bim Afolami, que dimitió como vicepresidente del partido conservador, y Andrew Murrison, que se apartó como enviado comercial ante Marruecos.
Asimismo, presentaron ayer la dimisión dos secretarios privados en el Partido Conservador, Jonathan Gullis y Saqib Bhatti.
Cada vez más debilitado, pero aferrándose al puesto, el primer ministro compareció en la sesión semanal de preguntas en el Parlamento, donde se una vez más se negó a renunciar pese a los pedidos de la oposición.
“Francamente, el trabajo de un primer ministro en circunstancias difíciles cuando se le ha otorgado un mandato colosal es seguir adelante y eso es lo que voy a hacer”, dijo.
Por la tarde, el premier compareció ante el denominado “comité de enlace”, formado por los presidente de las diferentes comisiones parlamentarias y encargado de examinar el trabajo del gobierno, donde descartó convocar elecciones anticipadas pese la dimisión en menos de 24 horas de casi 30 miembros de su gobierno.
“Realmente no creo que nadie en este país quiera que los políticos se dediquen ahora a hacer campaña electoral. Y creo que debemos seguir sirviendo a nuestros votantes y ocupándonos de los temas que les preocupan”, dijo.
También dijo que que “por supuesto” continuaría como primer ministro mañana.
Sin embargo, una delegación de ministros británicos, entre quienes figuran varios pesos pesados del gobierno conservador, se dispone a pedir a Johnson que presente su renuncia, afirmaron medios británicos el miércoles.
“Integridad” del gobierno
Las renuncias de Javid y Sunak, dos pesos pesados del ejecutivo y el partido, tuvieron lugar horas después de que Johnson se disculpara por enésima vez, reconociendo que cometió un “error” al haber nombrado en un importante cargo parlamentario a Chris Pincher, responsable conservador que la semana pasada renunció por haber toqueteado, en estado de ebriedad, a dos hombres, uno de ellos diputado.
Tras haber afirmado lo contrario, Downing Street reconoció el martes que el primer ministro había sido informado en 2019 de anteriores acusaciones contra Pincher pero que las había “olvidado”.
La renuncia de Sunak, de 42 años y de origen indio, tiene lugar en un contexto económico difícil, con el coste de la vida disparado en el Reino Unido y con acusaciones al ejecutivo de no hacer lo suficiente para ayudar a las familias que no logran llegar a fin de mes.
Los británicos esperan que el gobierno se comporte de manera “competente” y “seria”, “es por esto que dimito”, escribió Sunak en su mensaje a Johnson.
Por su parte, Javid, de 52 años y de origen paquistaní, consideró que los británicos necesitan “integridad de parte de su gobierno”.
(Con información de AFP y EFE)
SEGUIR LEYENDO: