Las fuerzas rusas conquistaron la provincia ucraniana de Luhansk, un paso clave para lograr el control de la rica zona industrial y carbonífera del Donbás, que es el objetivo que tanto busca Vladimir Putin. Durante el fin de semana terminaron por tomar el control de las ciudades gemelas de Severodonetsk y Lysychansk, separadas por el río Donéts, gracias a un poder de fuego de su artillería muy superior a la de la defensa ucraniana. Sin embargo, los analistas militares dudan de que Rusia pueda mantener esta lenta y destructiva ofensiva por mucho tiempo.
A pesar de que aún hay algunos focos de resistencia, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, anunció que sus fuerzas capturaron la región de Luhansk el 3 de julio. El Estado Mayor ucraniano lo confirmó diciendo que sus soldados “se retiraron de Lisychansk para evitar más pérdidas humanas”. El Instituto para el Estudio de la Guerra de Washington también dijo anoche en su análisis de situación que “la retirada ucraniana significa que las fuerzas rusas casi seguramente completarán sus operaciones de despeje con relativa rapidez”.
El próximo objetivo de los rusos es la pequeña ciudad de Siversk, que tenía unos 11.000 habitantes antes de la guerra. Ya la están bombardeando desde la distancia. Allí funciona una planta de dolomita, un relleno mineral que se usa en pinturas y revestimientos. Es donde se encuentran agazapadas las defensas ucranianas. Van a plantar otra defensa fuerte para obligar a los rusos a un desgaste aún más grande que el que tuvieron hasta ahora antes de que quieran llegar al premio mayor de dos ciudades industriales con las que podrían asegurarse el control del este ucraniano.
Los tanques rusos tendrán que avanzar por la ruta E40 hasta Bakhmut, que fue creada en 1571 como un puesto de vigilancia fronterizo. En la época soviética fue bautizada como Artiómovsk. En 1923 ya tenía 36 grandes industrias y en los últimos años se consolidó como productora de vinos espumantes, los mejores de Ucrania. Tenía unos 73.000 habitantes, quedan menos de 20.000 y es probable que muchos de ellos también huyan hacia el oeste cuando se produzca el avance ruso. Y muy cerca de allí está Slovyansk, que con más de 100.000 habitantes y una historia que comienza en 1676 es un punto estratégico que exacerba la sed de conquista de los generales de Putin.
En este caso, son el comandante del Distrito Militar Central, el coronel general Aleksandr Lapin, y el comandante del Ejército de las Fuerzas Aeroespaciales Rusas, el general Sergey Suvorikin. La participación de dos oficiales de tan alto rango en la misma empresa en una pequeña parte del frente es notable e indica la importancia que Putin le atribuye a la seguridad de Lisychansk y de la frontera del Oblast de Luhansk, así como su falta de confianza en oficiales más jóvenes para hacer el trabajo.
La táctica ucraniana es la de obligar a los rusos a ir ciudad por ciudad para que tengan un enorme desgaste de municiones y tropas antes de alcanzar sus objetivos. Conquistar Slovyansk les llevó cinco días de bombardeos permanentes y otro tanto para el avance de las tropas, cuando ya tenían controlada la otra orilla del río.
“Pasaron 76 días desde que los rusos iniciaron la Batalla de Donbás. Esto la convertiría en una de las batallas más largas de los siglos XX y XXI. Mucho más larga que las de Kursk, Bagration, Normandía, Bulge, etc, en la II Guerra Mundial. Está mucho más cerca de lo que sucedió en Somme, Passchendale o Verdun en la Primera Guerra Mundial”, explica el Phillips P. O´Brien, profesor de estudios estratégicos de la prestigiosa universidad ST. Andrews de Escocia. “Básicamente, los rusos han reducido enormemente sus expectativas (y, francamente, las expectativas de todos) de que tomarían una gran parte del territorio ucraniano. En cambio, tras 11 semanas de combate, grandes pérdidas y cambios de mando, intentos desesperados de aumentar las fuerzas y concentrar su potencia de fuego en una zona muy pequeña, los rusos hasta ahora sólo obligaron a los ucranianos a retirarse de dos ciudades menores”.
En el Kremlin la noticia de la toma de la provincia de Luhansk fue celebrada como un gran triunfo. Necesitaban ánimo después de conocerse los problemas que está teniendo el Estado ruso para mantener su estructura bélica. La Dirección de Inteligencia Militar de Ucrania (GUR) presentó algunos documentos que supuestamente prueban la incapacidad del gobierno ruso para pagar a las empresas rusas que apoyan la guerra. “La situación está degradando la capacidad de Rusia para reparar los vehículos dañados”, dicen. La GUR asegura que los centros de reparación de vehículos militares rusos no están aceptando nuevos encargos porque el ejército ruso no pagó por trabajos anteriores. Putin ya lanzó una iniciativa para estatizar estas empresas. El 30 de junio los legisladores cercanos al Kremlin presentaron un proyecto de ley que facultaría al gobierno para introducir “medidas especiales en el ámbito económico” que obligaría a las empresas privadas rusas a proporcionar suministros para las operaciones militares.
En tanto, las fuerzas de ocupación rusas están sintiendo una resistencia persistente en las zonas ocupadas. Grupos de partisanos actúan en todas las ciudades conquistadas. Particularmente, este lunes, se registró un ataque importante en la ciudad de Melitopol. Fue una operación combinada en la que grupos locales realizaron maniobras de distracción mientras la artillería del ejército ucraniano disparó cohetes del sistema HIMARS proporcionado por Estados Unidos destruyendo el depósito de municiones que los rusos tenían a un costado del aeródromo local. El alcalde que se mueve en la clandestinidad, Ivan Fedorov, informó que las fuerzas ucranianas lanzaron dos ataques contra uno de los cuatro depósitos rusos en Melitopol. El canal ruso de Telegram Rybar publicó imágenes de una gran nube de humo sobre la ciudad, y el gobernador nombrado por los rusos, Yevhen Balytskyi, afirmó que las fuerzas ucranianas pretendían atacar edificios residenciales, pero que en su lugar golpearon zonas alrededor del aeródromo.
Melitopol fue una de las primeras ciudades tomadas por los rusos en el sur del país. El 26 de febrero, apenas dos días después de comenzada la invasión, las tropas provenientes de la península de Crimea avanzaron sobre la ciudad. Esa zona está habitada por una mayoría de ucranianos de habla rusa y se creía que los invasores iban a ser bienvenidos. Sin embargo, con el pasar de los días, la situación de los habitantes de la ciudad se deterioró notablemente. En marzo, el alcalde Iván Fedorov, dijo a una cadena de televisión checa que se estaban viviendo graves problemas de abastecimiento de alimentos y que faltaba electricidad en la mayoría de los barrios. Esas condiciones y las noticias de la brutalidad expuesta por las tropas rusas en su intento por avanzar sobre Kyiv hicieron que se registraran varias protestas que terminaron en una dura represión. El resultado se está viendo ahora con la persistente resistencia de los partisanos que sólo pueden actuar si tienen el apoyo mayoritario de la población. Una cosa es tomar territorio y otra es ocupar, gobernar y mantener el poder.
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