Este juego, popular en casi todo el mundo, consiste en ganar puntos formando palabras sobre un tablero: cada letra tiene un puntaje (tanto más alto cuanto más difícil sea usarla) y algunos casilleros duplican o triplican los puntos de la letra o de la palabra. El significado no cuenta en absoluto. Únicamente la ortografía.
Hasta ahora, la regla general del Scrabble es que toda palabra que está en el diccionario puede ser usada. Sólo estaban prohibidos los nombres propios. Sin embargo, tras las protestas mundiales contra el racismo que comenzaron a raíz de la muerte del estadounidense George Floyd, se eliminaron de la lista oficial de palabras de Scrabble en línea más de 400 palabras, entre ellas los insultos raciales como“N-WORD”, que significa “NIGGER”, un apelativo racista que se refiere a la gente de color, además de los insultos a los ancianos y los términos homófobos.
Mattel, propietaria de Scrabble, explicó que los cambios tienen como objetivo hacer el juego más relevante culturalmente en medio del malestar mundial.
Sin embargo, los jugadores de Scrabble están comenzando a abandonar el juego en protesta por el veto de las palabras “ofensivas” y defienden el principio original del juego.
Además, apuntan, no son solo insultos los que fueron prohibidos, algunas de las otras palabras menos reconocidas que se han prohibido han dejado a los jugadores experimentados desconcertados y frustrados Por ejemplo, uno de los inexplicables términos vetados fue “jesuita”, que se define como “miembro de una orden de sacerdotes fundada por San Ignacio de Loyola en 1534 para realizar labores misioneras”, y vale unos preciados 200 puntos en el juego.
Los miembros de la liga londinense de Scrabble mostraron su descontento con las nuevas reglas, que han dado lugar a “amargas peleas, amistades rotas y renuncias de alto nivel”, según el columnista del Spectator, Jonathan Maitland.
“Es difícil encontrar a alguien en la comunidad del Scrabble que esté a favor de la prohibición. Eso no significa que aprobemos ninguna de las palabras prohibidas. Entre ellas hay algunos insultos racistas viles”, dijo Maitland. “Pero las palabras no pueden dejar de existir: forman parte de nuestra historia, a veces vergonzosa. Y jugar con ellas en un juego de palabras privado es muy diferente a utilizarlas en cualquier otro contexto”, añadió.
Cuando se anunció la prohibición el año pasado, Darryl Francis, conocido autor de libros sobre Scrabble que participó en las listas oficiales de palabras del juego de los años 80, dijo que “las palabras de los diccionarios y las listas de Scrabble no son insultos”. “Sólo se convierten en insultos si se utilizan con un propósito o intención despectiva o con un tono y un contexto particulares. Las palabras de nuestras listas de Scrabble no deben eliminarse con fines de relaciones públicas disfrazadas de promoción de algún tipo de mejora social”, indicó.
Mattel no ha publicado una lista oficial de las palabras prohibidas, pero una gran cantidad ya no son aceptables en el diccionario online de Scrabble.
La medida choca con la tradición ya que, históricamente, siempre se permitieron las calumnias, los insultos y, más en general, las llamadas “malas palabras”, o palabras soeces. El criterio era simple: son parte del idioma, de todos los idiomas. Se trata además de un juego en el cual se gana por el puntaje de cada letra usada y no por la finura del lenguaje.
La situación actual, de todas formas, tiene un antecedente: en los años ‘90, la Liga Antidifamación, creada para luchar contra el antisemitismo, le solicitó a la compañía Hasbro que vetara el uso de términos antisemitas y la compañía accedió. Pero aunque esas palabras fueron eliminadas del diccionario oficial del juego que se comercializa, la oposición de los competidores profesionales hizo que estas prohibiciones no fuesen extendidas a los torneos.
En esta oportunidad, al menos por el momento, la resistencia a la nueva lista negra no logró una marcha atrás.
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