Durante la guerra de Vietnam una fotografía de Phan Thi Kim Phuc le dio la vuelta al mundo. La mostraba cuando apenas era una niña de nueve años, llorando en medio de un camino, desnuda y cubierta con napalm.
La foto de 1972 mostraba los horrores que estaban enfrentando los civiles en medio de la guerra y convirtió a Kim Phuc en un ícono a pesar nunca haberlo pedido.
Pero ahora, 50 años después de ese terrible suceso, la “niña del napalm” como se le conoce desde entonces, recibió su último tratamiento de la piel con un especialista en quemaduras. El final de un largo viaje de estigmatización y horror que ahora espera dejar atrás.
Parte de su recuperación se debe a Nick Ut, el fotógrafo que capturó la imagen en junio de 1972, después de un ataque con el agente químico lanzado desde un avión de guerra Skyraider en Vietnam del Sur. Él la llevó a que buscara tratamiento médico, e iniciara el largo tránsito hacia su recuperación.
Phuc pasó más de un año en el hospital recuperándose de sus heridas y ha vivido con dolor continuo y movimiento limitado. Esta semana se sometió a su duodécima y última ronda de tratamiento con láser en el Instituto de Dermatología y Láser de Miami, informó NBC 6 South Florida.
Las sesiones comenzaron en 2015, una serie de tratamientos con láser que, según su doctora, Jill Waibel, sirvieron para alisar y suavizar el tejido cicatricial pálido y grueso que ondea desde su mano izquierda hasta arriba del brazo, de su cuello hasta la línea del cabello y bajando casi toda su espalda.
“Tantos años pensé que no tendría más cicatrices, ni más dolor cuando estuviera en el cielo. Pero ahora, ¡esto es el cielo en la tierra para mí!”, dijo Phuc cuando llegó a Miami para iniciar su tratamiento.
En Miami la acompañó Ut, quien recibió el premio Pulitzer por la imagen, que él tomó a los 21 años, y a quien le atribuye haberle salvado la vida.
“Él es el principio y el final”, dijo entonces Phuc sobre el hombre al que llama “tío Ut”.
“Me tomó una foto y ahora estará aquí conmigo en este nuevo viaje, nuevo capítulo”, agregó.
Phuc sufrió graves quemaduras en más de un tercio de su cuerpo; en ese momento, la mayoría de las personas que sufrieron tales lesiones en más del 10% de sus cuerpos murieron.
El napalm se pega como una gelatina, por lo que no había forma de que víctimas como Phuc escaparan del calor, como lo harían en un incendio normal.
El fuego estuvo adherido a ella durante mucho tiempo y destruyó su piel a través de la capa de colágeno, dejándola con cicatrices casi cuatro veces más gruesas que la piel normal.
Estas cicatrices le provocaron fuertes dolores durante toda su vida, y le restringieron los movimientos de su cuerpo.
Ahora, con 59 años, y ad portas de terminar el tratamiento que le devolverá una parte importante de su calidad de vida, Phuc dice que desea que todos pudieran “vivir con amor, esperanza y perdón, y si todos pueden aprender a vivir así, no necesitamos la guerra en absoluto”.
Phuc ha descrito haber odiado la fotografía, por sentirse fea y avergonzada por haber sido fotografiada desnuda. Su ropa había sido quemada de su cuerpo. En los años posteriores al ataque, sintió tendencias suicidas mientras vivía con un trauma mental y un dolor físico insoportable.
Se mudó a Canadá en la década de 1990 y luego estableció Kim Foundation International, que ofrece asistencia médica, incluido apoyo psicológico, a niños afectados por la guerra.
Pero con los años reconoció que gracias a esa foto salvó su vida y por eso se dedicó a prestar ayuda a otras víctimas de la guerra.
“Ya no soy víctima de la guerra. Soy una superviviente. Siento que hace 50 años fui víctima de la guerra, pero 50 años después, era una amiga, una ayudante, una madre, una abuela y una sobreviviente que clamaba por la paz”, dijo en una entrevista con CBC el mes pasado, dijo
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