El brutal asesinato de un joven sastre ocurrido en la ciudad india de Udaipur despertó la tensión después de que los supuestos responsables aludieran razones religiosas para cometerlo, en una aparente represalia por polémicas declaraciones sobre el islam de un miembro del partido en el poder.
El hombre, de fe hindú, fue decapitado en su tienda por al menos dos musulmanes que, pretendiendo ser clientes, entraron al comercio en una concurrida calle de Udaipur, en el estado occidental indio de Rajastán. Imágenes difundidas el martes por los presuntos responsables muestran al sastre tomando medidas a uno de ellos antes de ser atacado y asesinado.
Poco después de que las imágenes comenzaran a circular en las redes sociales, cientos de personas enardecidas tomaron las calles para demandar acciones por el crimen. Centenares de policías fueron desplegados el miércoles tras el sangriento episodio
El suceso aviva una vez más las tensiones entre la comunidad hindú y la minoría musulmana de la India, que han estado especialmente agitadas en los últimos años.
De acuerdo con medios indios, el sastre fue asesinado días después de que este publicara en las redes sociales un mensaje en apoyo a Nupur Sharma, la ex portavoz del BJP, la formación del primer ministro indio, Narendra Modi, que abandonó su cargo tras la polémica desatada por sus insultos contra Mahoma en un evento televisado.
En el mensaje divulgado para reivindicar la autoría del asesinato, los presuntos responsables dirigen también amenazas al primer ministro indio, según la agencia de noticias india ANI.
“Ambos acusados fueron arrestados” horas después en la localidad de Rajsamand, también en Rajastán, informó el jefe de Gobierno de la región, Ashok Gehlot. “Los criminales serán severamente castigados”, publicó en Twitter.
Gehlot hizo un llamamiento a la calma de los ciudadanos, al tiempo que las autoridades impusieron un toque de queda por un tiempo indeterminado, y suspendieron el servicio de Internet.
Centenares de personas se congregaron el miércoles ante la casa de Kanhaiya Lal para sus funerales, y luego siguieron el coche fúnebre que transportó su ataúd. La víspera varios centenares de personas pidieron la pena de muerte para los asesinos.
Para prevenir eventuales violencias, unos 600 policías suplementarios fueron desplegados en la ciudad de 450.000 habitantes para mantener el orden y avanzar en la búsqueda de otros posibles involucrados. El internet móvil fue cortado en Udaipur, pero también en otras partes del Estado de Rajastán, cuyas autoridades decretaron una prohibición de un mes de que se reúnan más de tres personas.
“No intenten estropear el ambiente compartiendo el vídeo de este incidente. Al compartir el vídeo, el propósito de los criminales de difundir el odio en la sociedad tendrá éxito”, pidió el jefe del Gobierno de Rajastán.
En India suelen estallar enfrentamientos entre la mayoría hindú y la minoría musulmana, que representa 14% de la población de 1.400 millones de habitantes del país.
La India vivió hace menos de dos semanas intensas protestas en varios estados por varios días consecutivos, en rechazo a los insultos de la ex portavoz del BJP. Al menos dos personas murieron y cientos resultaron heridas en las manifestaciones y los subsiguientes enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
“El desgarrador y atroz asesinato cometido en Udaipur ha sacudido a la humanidad. El incidente inhumano del asesinato de un hombre llamado Kanhaiya Lal Teli por dos personas llamadas Riaz y Ghous, no es solo un acto de cobardía sino un acto contra el Islam”, indicó en un comunicado publicado hoy el imam de la mezquita Jama Masjid de Delhi, Ahmed Bukhari. “Yo, en nombre de todos los musulmanes de la India, condeno este crimen con toda nuestra vehemencia”, agregó.
Las redes sociales se inundaron también de mensajes similares de líderes y miembros de esta comunidad. Sin embargo, figuras políticas como el gobernador del estado sureño de Kerala, Arif Mohammad Khan, miembro del BJP, solicitó revisar la educación impartida a algunos niños musulmanes en las madrasas o escuelas coránicas, sugiriendo que lo ocurrido en Udaipur pueda ser parte de un problema mayor. ”Nos preocupamos cuando aparecen los síntomas, pero nos negamos a notar la enfermedad más profunda. A los niños se les enseña en las madrasas que el castigo por blasfemia es la decapitación. Se está enseñando como la ley de Dios (...) Lo que se está enseñando allí debe ser examinado”, dijo a la prensa Khan, citado por la agencias de noticias india ANI.
La llegada al poder del líder nacionalista hindú Narendra Modi, ha coincidido con una radicalización entre la mayoría hindú y, de acuerdo con numerosas organizaciones de derechos humanos, también con un aumento desproporcionado de ataques contra la minoría musulmana.
“Este espantoso incidente podría provocar una escalada de las tensiones religiosas en toda la India, sobre todo porque el partido en el poder defiende una causa mayoritaria hindú muy estridente”, dijo Sushant Singh, investigador principal del Centre for Policy Research, un grupo de reflexión sobre políticas públicas. “Es poco probable que este gobierno o sus dirigentes se esfuercen por decir a sus partidarios que no se dejen provocar y que pidan calma y paz”, añadió.
La India informó este miércoles de una investigación para determinar la existencia de vínculos internacionales con el brutal asesinato. El Ministerio de Interior de la India “ha ordenado a la Agencia Nacional de Investigación (NIA) que se haga cargo de la investigación del brutal asesinato de Kanhaiya Lal Teli cometido ayer en Udaipur, Rajasthan”, informó el despacho. “La participación de cualquier organización y los vínculos internacionales se investigarán a fondo”, añadió.
(Con información de AFP, EFE, AP)
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