El Parlamento israelí se reúne de nuevo hoy en pleno en otra jornada maratoniana en la que se espera que apruebe gran cantidad de proyectos de ley en el último momento, ante los planes para su disolución este mismo miércoles, una votación que podría realizarse a última hora de la noche o incluso de madrugada.
Los 120 diputados de la Cámara votaron el martes el fin de legislatura en una primera lectura, un paso que se debe ratificar hoy con dos votaciones adicionales que llevarán a su disolución y marcarán la convocatoria de elecciones para finales de octubre o inicios de noviembre, las quintas que celebrará Israel en menos de cuatro años.
Con ello, el actual Gobierno estará de forma interina y el hasta ahora primer ministro, Naftali Bennett, será reemplazado automáticamente por su principal socio de coalición, Yair Lapid, una transición que se prevé oficializar mañana en una ceremonia formal.
Lapid pasará a ser jefe de Ejecutivo interino hasta que haya comicios y se forme otro gobierno, su nombramiento no deberá ser votado en Parlamento ni deberá prestar juramento al asumir el cargo. También mantendrá su puesto actual como ministro de Exteriores, y Bennett pasará a asumir una cartera relacionada con asuntos de Irán.
Ambos dirigentes anunciaron la semana pasada que daban su coalición por acabada y ponían en marcha el proceso para el fin de legislatura tras perder la mayoría parlamentaria y afrontar crisis internas en distintos flancos que no pudieron resolver.
Su heterogéneo Gobierno -formado por ocho partidos de todo el espectro ideológico- duró apenas un año tras formarse en junio de 2021 con la meta de echar del poder al ex primer ministro Benjamín Netanyahu. El bloque de partidos opositores que lidera este último ha intentado encontrar estos días una mayoría para crear un Gabinete alternativo y evitar comicios, pero no lo ha conseguido.
Todo ello aboca a Israel a otro periplo de inestabilidad política y a sus quintos comicios desde 2019. El Estado judío ha celebrado elecciones con una frecuencia media de 2,4 años desde 1996.
Además, el país sigue polarizado entre los sectores favorables y opuestos a Netanyahu. Según los sondeos, no se prevé que ningún bloque obtenga una mayoría clara en los próximos comicios, lo que podría llevar a Israel a caer dentro de una nueva espiral electoral.
Con todo, antes de su disolución, los diputados del Parlamento abordan de forma acelerada los procedimientos para validar decenas de proyectos de ley pendientes de aprobar, algunos ya pactados entre Gobierno y oposición y que ayer se votaron en primera lectura.
Entre ellos están medidas para aumentar la financiación pública de los partidos en campaña electoral, una ley para enfrentar la crisis climática, otra para poner en marcha la construcción del metro en la ciudad de Tel Aviv o una para brindar mejor asistencia legal a las víctimas de delitos sexuales y trata de personas.
Cuando el Parlamento quede disuelto, será muy complicado aprobar nuevas leyes, y solo se podrá realizar en casos muy excepcionales hasta la formación de un nuevo Gobierno.
Por otro lado, los partidos discuten también la fecha de comicios, que podrían ser el 25 de octubre o el 1 de noviembre.
(Con información de EFE)
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