El papa Francisco calificó el miércoles el bombardeo de un concurrido centro comercial en la ciudad de Kremenchuk como el último de una serie de “bárbaros ataques” contra Ucrania.
Kiev dijo que al menos 18 personas murieron y unas 60 resultaron heridas el lunes por un ataque con misiles rusos. El Ministerio de Defensa ruso dijo que había alcanzado un objetivo militar legítimo en la ciudad, y que el centro comercial no estaba en uso.
“Cada día llevo en mi corazón a la querida y martirizada Ucrania, que sigue siendo flagelada por bárbaros ataques como el que ha golpeado el centro comercial de Kremenchuk”, dijo Francisco a la multitud en la Plaza de San Pedro con ocasión de la festividad de San Pedro y Pablo.
“Rezo para que esta guerra loca pueda terminar pronto y renuevo mi llamamiento a perseverar sin cansarse en la oración por la paz”, señaló.
“Que el Señor abra los caminos del diálogo que los hombres no quieren o no saben encontrar. Que no dejen de ayudar a la población ucraniana, que tanto está sufriendo”, agregó.
Misa con la presencia de Nancy Pelosi
Anteriormente, durante la misa por la fiesta de San Pedro y San Pablo, el papa Francisco aseguró que en la iglesia “hay lugar para todos” pero lamentó las “muchas resistencias interiores” y la pereza que le impiden “ponerse en marcha”.
El pontífice, en la basílica vaticana, defendió su idea de “una iglesia libre y humilde que se alza deprisa, no se queda atrás ante los retos de la actualidad ni permanece en los recintos sagrados” sino que se mueve “por el deseo de llegar y acoger a todos”.
“No olvidemos esta palabra, todos, acudid a las calles y llevad a todos. A ciegos, sordos, cojos, enfermos, justos, pecadores, a todos, todos. Esta palabra del señor debe resonar en la mente y en el corazón, todos. En la iglesia hay lugar para todos”, defendió.
Y agregó: “Muchas veces somos un iglesia de puertas abiertas, pero para despedir y condenar a gente”.
Francisco, en todo momento sentado por sus problemas de rodilla, presidió este miércoles la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, patrones de Roma, y en la ceremonia participaron los arzobispos nombrados en el último año.
En la liturgia, como dicta la tradición, el papa bendijo los palios que llevarán los nuevos obispos, unas estolas de lana blancas con seis cruces de seda negra que se pone sobre el pecho y hombros.
El papa argentino, de 85 años, no entró en la basílica de San Pedro en procesión como el resto de obispos y curiales sino que esperó sentado al lado del Altar de la Confesión, al que llegó caminando ayudándose de un bastón, pero no en silla de ruedas.
Únicamente presidió la primera parte de la liturgia de San Pedro y San Pablo, hasta le bendición de los palios y la lectura de su homilía, mientras que la segunda parte eucarística fue presidida por el decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re.
Entre los fieles se encontraba la líder de la mayoría demócrata en la Cámara Baja de Estados Unidos, Nancy Pelosi, que pasará por el centro de la organización humanitaria Sant’Egidio y mañana se reunirá con el presidente de la Cámara de los Diputados italiana, Roberto Fico.
Pelosi, a quien se le prohíbe recibir la comunión en su ciudad natal de San Francisco porque apoya el derecho al aborto, tomó el sacramento en una Misa celebrada por el Papa Francisco.
Un testigo dijo que la líder demócrata, que es católica, tomó la comunión de un sacerdote, ya que el Papa no comulga él mismo en tales ceremonias.
Aunque el arzobispo conservador de la ciudad, Salvatore Cordileone, le prohíbe a Pelosi recibirla en San Francisco, regularmente toma la comunión en una parroquia en Washington, D.C., donde el arzobispo de los EE. UU. el capital lo permite.
(Con información de Reuters y EFE)
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