Los combates de gladiadores en los anfiteatros romanos han captado desde siempre el interés del público. Tradicionalmente se han considerado espectáculos sangrientos, que siempre terminaban con la muerte de uno de los contendientes, cuando en realidad no era éste el fin primordial del espectáculo, sino la exhibición de destreza, fuerza y resistencia, valores de una sociedad altamente militarizada que vivía por y para la guerra.
Lo cierto es que antes de que pudieran dar el golpe en la arena los gladiadores eran entrenados profesionalmente como atletas de élite, y hacerlo era extremadamente costoso, por lo que había patrocinadores que se encargaban de financiarlos, y que a la vez tenían la voz final sobre la vida y la muerte de los perdedores.
Pasaron más de 2000 años desde que los gladiadores lucharon en las arenas romanas, pero el mundo sigue obsesionado. Y, como cuenta National Gepgraphic en su especial Gladiators, nuevos estudios arqueológicos han determinado que los espectáculos de gladiadores no eran una lucha libre y sangrienta, sino “actuaciones altamente reglamentadas y sistematizadas ejecutadas por atletas entrenados por expertos, coreografiadas para crear el máximo suspenso para el público”.
En los primeros días del Imperio Romano, los gladiadores consistían en su mayoría de esclavos, criminales o prisioneros de guerra. Más tarde, en el siglo I d. C., ser gladiador era muy lucrativo, y distintas fuentes literarias sugieren que muchos hombres lo elegían como carrera. Otros, nacidos libres, renunciaban a sus derechos y se sometían a este método para pagar deudas o incluso para escapar de una vida de pobreza.
Pero la mayoría eran luchadores profesionales.
Sin embargo, compartían la base de la sociedad de la Antigua Roma junto con las trabajadoras sexuales y los actores. “Por ley, los gladiadores se consideraban propiedad, no personas”, aclara National Geographic.
Cada gladiador tenía su propio tipo de especialidad, o armatura. En función de ésta, nivel de habilidad y experiencia, se emparejaban para crear verdaderos espectáculos que emocionaran y crearan suspenso entre los espectadores.
El retiarius era un luchador ágil y casi desnudo armado solo con una red, un tridente y un cuchillo pequeño. En general le ponían como contrincante a un murmillo, un luchador con más de 20 kilos de equipo de protección.
Por otro lado, hay algunas evidencias de que había mujeres en el ring. Algunos relatos históricos y un puñado de tallas de piedra sobrevivientes registran la rara aparición de mujeres empuñando espadas en las arenas, aunque los estudiosos debaten si realmente lucharon como gladiadoras o no. Pero algunos autores antiguos dejaron en claro que las mujeres aparecían ocasionalmente en la arena.
Escuelas de gladiadores
Investigadores han encontrado evidencia de varias escuelas de gladiadores en todo el Imperio Romano, “donde los gladiadores entrenaban durante todo el año para peleas que ocurrían solo unas pocas veces al año. Un complejo de entrenamiento de gladiadores en Roma tenía al menos cuatro instalaciones a la sombra del Coliseo, una con un túnel que conducía directamente a sus niveles inferiores, junto con una instalación médica, almacenes para decorados y accesorios, y un centro de rehabilitación para combatientes heridos”, describe National Geographic.
Un área para espectadores en una de las instalaciones encontradas en la ciudad de Roma parece indicar que los entrenamientoseran una atracción en sí misma, y que los fanáticos asistían -e incluso pagaban- para ver a sus luchadores favoritos.
Y los cuarteles de los gladiadores eran caros de mantener: por eso, muchos pertenecían al emperador o a romanos ricos. Eran dirigidos por lanistae, que eran en general ex-gladiadores que habían ganado su libertad en combate. El personal incluía médicos, unctores, responsables de engrasar y masajear a los gladiadores, además de cocineros y armeros, entre otros.
Con valientes actuaciones en la arena, los gladiadores se podían transformar en héroes populares e incluso ganarles a los prisioneros su libertad. “La contradicción que representaban los gladiadores (personas de estatus inferior y posiblemente esclavizados, pero artistas populares) puede haber contribuido a la adulación de los fanáticos: mirarlos y acercarse a ellos ofrecía a los romanos sujetos a reglas una emoción de lo prohibido”, postula la publicación.
Como le dijo a National Geographic la historiadora de arte Katherine Welch, “eran como estrellas de rock sexys”.
Se cree que los gladiadores peleaban hasta la muerte, pero estudiosos calculan que por cada 10 gladiadores que entraron al cuadrilátero, nueve vivieron para ver otro día. Pero, ocasionalmente, la muerte erainevitable, especialmente si el patrocinador lo exigía: “Si no se perdonaba al perdedor, se esperaba que el ganador diera el último corte con la espada, por lo general una puñalada rápida desde el cuello hasta el corazón. Si ninguna figura era capaz al final de un combate particularmente sangriento, un verdugo enmascarado, que llevaba un pesado martillo, estaba disponible para dar los golpes mortales”.
“Matar gladiadores se hace de manera rápida y limpia”, explica a National Geographic John Coulston, arqueólogo de la Universidad de St. Andrews en Escocia. “Es una cortesía profesional entre los gladiadores: si alguien va a morir, que sea lo más indoloro posible y absolutamente letal”.
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