Los líderes del G7 condenaron este martes a China y la acusaron “prácticas que distorsionan la economía global” y afirmaron que compartirán información sobre este tipo de acciones.
En este comunicado conjunto las siete mayores economías del mundo también afirmaron que van a buscar “reducir la dependencia estratégica” de China.
“Con respecto al papel de China en la economía global, estamos consultando sobre estrategias colectivas, más allá del G7, frente a los desafíos que representan políticas que no son de mercado y prácticas que distorsionan la economía global”, afirmaron en un comunicado.
“Vamos a construir un conocimiento compartido sobre las prácticas no transparentes de China y las intervenciones que distorsionan el mercado”, agregaron los países.
La declaración, que también prometía reducir las “dependencias estratégicas” de China, se produjo horas antes de que los líderes se unieran a un grupo más amplio de sus homólogos en una cumbre de la OTAN en Madrid. Allí, la alianza de 30 miembros también estaba preparada para endurecer su postura contra Beijing en una actualización de su “concepto estratégico”.
Estados Unidos lleva mucho tiempo mirando con recelo a China por sus prácticas comerciales, que Washington considera que están diseñadas para conceder una ventaja injusta a las empresas chinas frente a las extranjeras.
Los líderes del G7 también expresaron su preocupación por las violaciones a los derechos humanos en China, instando a Beijing a que respete las libertades fundamentales señalando que la situación en el Tíbet y en Xinjiang, donde hay “trabajos forzados” es una fuente de preocupación.
El G7 incluye en sus conclusiones la lucha contra el trabajo esclavo en las cadenas de suministros. Es decir, excluir del comercio global aquellos productos fabricados en condiciones de explotación laboral. Se considera una advertencia dirigida a China y también un hito, puesto que hasta ahora nunca se había logrado un pronunciamiento así a escala de las siete grandes potencias, determinadas aparentemente a combatir, por extensión, la lacra del trabajo infantil, puesto que la esclavitud laboral afecta principalmente a la infancia en el mundo más desfavorecido.
También, los líderes adoptaron el plan que el presidente Biden presentó en Elmau de apoyo a la construcción de infraestructuras en países de ingresos medios y bajos que acerquen a Asia y Europa, como por ejemplo con un cable submarino que sirva para afianzar el comercio digital entre esos dos continentes y para contrarrestar el avance chino en su Ruta de la Seda. A ese fin se dedicarán hasta 600.000 millones de dólares hasta 2027.
(Con información de AFP y EFE)
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