El presidente de Estados Unidos, Joe Biden y su homólogo chino Xi Jinping tendrán un intercambio en las “próximas semanas”, informó este lunes a los periodistas un alto funcionario estadounidense al margen de la cumbre del G7 en Alemania.
Ellos “tendrán la oportunidad de tener un intercambio en el transcurso de las próximas dos semanas”, indicó el asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan.
El funcionario aseguró que “competencia no implica confrontación”, en un momento de tensión entre las dos superpotencias por la guerra en Ucrania, las diferencias en torno a Taiwán y varios temas económicos.
En el plano económico, el 6 de julio expira una tanda de aranceles adicionales impuestos por el expresidente Donald Trump a las importaciones chinas por cerca 34.000 millones de dólares.
En las últimas semanas, Biden afirmó que todavía no ha decidido si va a mantener o no estos aranceles de retaliación impuestos en el momento más agudo de la guerra comercial, acusando a China de prácticas comerciales injustas.
Dentro de su gobierno no hay consenso. Algunas voces abogan por eliminar los aranceles en la lucha contra la inflación y otros indican que sería un error de Estados Unidos prescindir de una palanca de negociación comercial frente a China, que cada vez se muestra más ambiciosa en el frente industrial y tecnológico.
Estrategia de la OTAN
El nuevo concepto estratégico que se aprobará en la cumbre de la OTAN que se celebrará en Madrid el miércoles y jueves abordará las crecientes amenazas que plantean Rusia y, por primera vez, China, la segunda economía del mundo, según dijeron la semana pasada funcionarios estadounidenses.
El primer concepto nuevo de estrategia de la OTAN en una década citará por primera vez a China como una preocupación, pero los estados miembros siguen en desacuerdo sobre cómo describir al país con el mayor ejército del mundo y su relación con Rusia, según diplomáticos de la alianza.
Tanto la cumbre de las democracias industriales ricas del G-7 que se celebra en Alemania como la posterior de la OTAN abordarán la profundización de los lazos de China con Rusia tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú, y lo que se considera la creciente inclinación de China a flexionar su músculo geopolítico y su poder económico coercitivo en el extranjero.
Un funcionario de la Casa Blanca expresó su confianza el domingo en que el documento incluya un lenguaje “fuerte” sobre China, pero dijo que las negociaciones continúan antes de la cumbre de la OTAN en Madrid el 29 y 30 de junio.
Diplomáticos de la OTAN dijeron que Estados Unidos y Reino Unido han presionado para que se use un lenguaje más contundente que refleje lo que consideran las crecientes ambiciones militares chinas y la preocupación de que pueda atacar Taiwán, que Pekín considera un territorio propio.
Francia y Alemania -dada la importante inversión industrial europea en China- están a favor de referencias más comedidas, dijeron diplomáticos que hablaron bajo condición de anonimato, ya que el documento se está ultimando aún.
Un diplomático dijo que se está perfilando un compromiso según el cual China sería descrita como un “desafío sistémico”, al tiempo que se incluiría un lenguaje equilibrado que haría referencia a la “voluntad de trabajar en áreas de interés común” con Pekín.
Los funcionarios de la OTAN se apresuran a completar el concepto estratégico a tiempo para la cumbre de Madrid, en la que la invasión rusa de Ucrania ocupará un lugar central.
Londres adoptó en fecha reciente un lenguaje que describe a Moscú como una “amenaza aguda y directa” y a Pekín como un “desafío estratégico”.
El último informe anual del Pentágono al Congreso de Estados Unidos subrayó la importancia de “hacer frente al desafío de ritmo que suponen el ejército cada vez más capaz de la República Popular China y sus ambiciones globales”.
(Con información de AFP y Reuters)
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